Digo esto porque
todas las líneas estratégicas de acción se encuentran estrechamente
entrelazadas, dependiendo una de la otra y que, si son bien asumidas,
internalizadas y aplicadas, todas juntas, se convertirán en la gran
luz que nos guiará hasta el final del túnel, donde encontraremos la
consolidación definitiva del socialismo bolivariano.
Es entonces,
la tercera línea estratégica: Convertir el Partido en un poderoso
medio de propaganda, agitación y comunicación,
una acción altamente complementaria, y diría yo, imperante, para avanzar
“estratégicamente” en las demás líneas. Esta tercera línea se
convierte en “el motor operativo” que permitirá concretar nuestros
objetivos.
Uno de los
elementos principales para la construcción del socialismo, es poder
transformarnos en verdaderos militantes socialistas (objetivo de la
primera línea estratégica), a través, entre otras cosas, de la formación
ideológica de las masas y de los cuadros revolucionarios, para consolidar
el partido de vanguardia que necesita la Revolución Bolivariana (objetivo
de la segunda línea); ambos pueden lograrse con la transformación
cultural y eso se hace, a través de la Comunicación, en su sentido
más amplio.
Pero quizás
no debemos ocuparnos acá del concepto de Comunicación, sino de los
instrumentos que se utilizan para hacerla efectiva; de ellos es de los
que debemos aprovecharnos para avanzar hacia esa transformación cultural.
La tesis de Ludovico Silva, en su libro Plusvalía Ideológica, nos pone en alerta de la gran ventaja que tiene el capitalismo, en cuanto al manejo comunicacional para lograr penetrar en la mente del individuo, ya que son los mensajes alienantes de estos instrumentos comunicacionales los que ayudan a crear esa conciencia de ideología capitalista, contra la que estamos luchando. Dice Ludovico: la sustentación ideológica del capitalismo imperialista se encuentra en forma preconsciente en el hombre medio de esta sociedad, y que todos los restos mnémicos [de memoria] que componen ese preconsciente se han formado al contacto diario y permanente con percepciones acústicas y visuales suministradas por los medios de comunicación; y decimos que ellos constituyen la base de sustentación ideológica del capitalismo, no sólo en el sentido descriptivo de que "la ideología se forma a través de los medios de comunicación" —noción que por sí misma sería insuficiente—, sino en el sentido más preciso y dinámico de que el capitalismo no suministra a sus hombres cualquier ideología, sino concretamente aquella que tiende a preservarlo, justificarlo y presentarlo como el mejor de los sistemas posibles. Habría que añadir que la forma como el capitalismo suministra esa ideología es pocas veces la de mensajes explícitos doctrinales, en comparación con la abrumadora mayoría de mensajes ocultos, disfrazados de miles de apariencias y ante los cuales sólo puede reaccionar en contra, con plena conciencia, la mente lúcidamente entrenada para la revolución espiritual permanente. Y no sólo el hombre medio, sin conciencia revolucionaria, vive inconcientemente infiltrado de ideología, sino también todos aquellos revolucionarios que, como decía Lenin, se quedan en las consignas o en el activismo irracional, pues tienen falsa conciencia, están entregados ideológicamente al capitalismo, sin saber que lo están…”.
Es por ello, que también advierte Ignacio Ramonet: “Gracias a las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, los mecanismos de americanización a través de la imagen son hoy mucho más temibles; los satélites de difusión directa, en particular, propician sobremanera la expansión universal de las imágenes emitidas desde Estados Unidos; estimulan vigorosamente los equipos de violencia simbólica que apenas encuentran resistencia en muchas de las actuales culturas. Ahora más que nunca conviene meditar sobre la advertencia de Herbert Schiller: “Una nación cuyos medios masivos de difusión están dominados por el extranjero no es una nación… La americanización nos penetrará por los ojos con la temible eficacia de una silenciosa propaganda. De ahí la urgencia de aprender a desconfiar de las imágenes reiterativas y machacadas que nos suelen dar el cine y la televisión para que las mastiquemos y las rumiemos, como si se trataran de una especie de caramelo dirigido a la mente o un chicle visual”.
Por lo tanto, no podemos subestimar al enemigo; es importante hacer consciente el gran reto que nos hemos propuesto, ya que nos enfrentamos a una formación ideológica capitalista, inyectada en nuestra mente, nuestro inconsciente, durante muchos años, a través de los medios de comunicación privados; y otras estrategias de transmisión de mensajes alienantes, por parte de las oligarquías que desean mantener la dominación en nuestros pueblos.
Por ello es importante y necesario, utilizar a nuestro favor, esas herramientas de la comunicación (radio, prensa, televisión, cine, revistas, murales, pancartas, vallas, letreros, entre otros) y elevar la propuesta de seguir avanzando y profundizando en las estrategias para la formación de “la conciencia revolucionaria”. Cada venezolano y cada venezolana debe saber, conocer y reconocer cuáles son los objetivos trazados por esta revolución, cuáles son nuestros logros, cuáles son nuestros avances, partiendo del manejo general de la información que pueda ser digerida fácilmente por las masas; y poder explicarla, cada quién minuciosamente, en cualquier comunidad, en cualquier ambiente.
Para nosotros camaradas, la acción comunicacional debe rebasar el hecho mediático, debemos estar en la calle, en el barrio, en la fábrica, en las escuelas, en consejos comunales, en la comuna, en cada espacio de vida, divulgando, explicando, transmitiendo, comunicando pues, el mensaje de la Revolución Bolivariana, que no es más que el mensaje del amor y la esperanza para transformar, este país, este continente, este planeta, en un espacio más viable para la preservación de la vida misma. Todos y todas debemos convertirnos en auténticos comunicadores, en elementos de la propaganda y la agitación revolucionarias, como partido, como polo patriótico, como poder popular organizado y consciente.
Esa es nuestra constante lucha, dentro de la tercera línea estratégica. Avancemos, pues camaradas, compatriotas; hacia la revolución cultural y la consolidación del Socialismo Bolivariano. Sabiendo que, como lo resalta Ricardo Alarcón: “… Otro mundo es posible si somos capaces de animar una nueva solidaridad, sin exclusiones, que incluya a todos bajo la común bandera de salvar la vida y la libertad. La tiranía globalizada conduciría a la hecatombe de la civilización, un planeta arrasado por la codicia suicida sería el hábitat del último hombre que caería, finalmente descerebrado, entre las ruinas”.
Patria socialista o muerte!!!
Venceremos!!!
sentirbolivarianobarinas@gmail.com