¿Negociación o golpe?


Los militares que se instalaron en Altamira, en lo que algunos llaman la plaza "rancia", están como los gatos que se encaraman en el árbol y luego no hallan cómo bajarse. Los generales y almirantes, que posan para fotógrafos y camarógrafos (siempre que no sean del canal del Estado) y firman autógrafos vestidos de punta en blanco, no encuentran cómo apearse de la tarima sin acentuar el ridículo.

Por una parte ya no se les suman nuevos oficiales y, por la otra, no lograron el derrocamiento de Chávez con sus discursos altisonantes, como para salir marchando en correcta formación y de lo más orondos.

Así pues, corren el riesgo de permanecer durante varios meses varados al pie del obelisco por obra de su terquedad.

Si bien los militares pueden alegar falta de experiencia en cuanto a maniobras políticas, los conchupantes que los estimulan en los designios golpistas no tienen la misma excusa para sus metidas de pata. Así pues, el ultimátum repetido por Carlos Ortega una y otra vez, que los de Fedecámaras corean como niños obedientes, se ha convertido en un boomerang que los dejará mal parados ante la opinión pública.

Los observadores se preguntan cómo puede la Coordinadora Democrática sostener posiciones antagónicas al sentarse en una mesa de diálogo o negociación, mientras convoca y organiza un "paro cívico", o sea, una huelga general indefinida, que constituye una acción insurreccional para provocar la caída del gobierno. ¿Es que no tienen intenciones de lograr un acuerdo con el sector oficial en torno a la cuestión del referendo? El Secretario General de la OEA ha sido claro al manifestar que considera una salida electoral como algo perfectamente viable, por lo que no se justifica el saboteo de las conversaciones.

El conflicto interno de la Policía Metropolitana terminó a tiros, con muertos y heridos a consecuencia de la tozudez de Alfredo Peña. "El Trancazo" en la autopista del Este evidenció de qué lado están los agitadores callejeros, amparados de manera mal disimulada por la policía de Chacao. La auténtica sociedad civil se mostró alborozada cuando la Guardia Nacional salió a poner orden en las calles y lanzó granadas lacrimógenas contra los exaltados, incluyendo algunas sifrinas alebrestadas.

Las cartas están echadas ¿prefieren diálogo o paro? ¿Negociación o golpe?







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Augusto Hernández (Últimas Noticias, 25 de noviembre de 2002)


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