¡Mosca con las derrotas anunciadas!



El lunes 25 de octubre de 2004, dos programas matinales de televisión me transmitieron una clave que me pareció necesario advertir con carácter de emergencia.

En el canal 2, en “La Entrevista” de RCTV, el periodista Miguel Ángel Rodríguez interrogaba a Teodoro Petkoff, en un programa en el que el director del periódico “Tal Cual” demolió argumentalmente la conducta de la dirección de la oposición tras el 15 de agosto de 2004, y responsabilizó de la desmoralización evidente en las filas de ésta a la conducta irresponsable que exhibieron. Con sus palabras, Teodoro Petkoff acusaba a esa dirección política de haber despilfarrado la importantísima fuerza política del 40% de la población electoral venezolana. Tras lo que él dijo, nadie tendría que sorprenderse de que la votación bolivariana apabullase a las automenguadas fuerzas de la oposición en gobernaciones y alcaldías a lo largo y ancho del país.

En el Canal 4, Venevisión rompía un sospechoso silencio político (que llena con el astrólogo y numerólogo Hermes) para entrevistar a un patético Enrique Mendoza, quien aprovechaba la oportunidad para farfullar su denuncia a la gente de la misma oposición, que se va a los medios a hablar “pistoladas”. Su desinflada arenga, destinada a impedir que la votación de la oposición se abstuviera el 31 de octubre, sólo sirvió para exhibir una debilidad absoluta.

Era el llantén irresponsable de Mendoza en el Canal 4, quien pretende que se valga decir: ¡fraude! e inmediatamente después decir: ¡ven a votar por mí!; como si la gente, su gente, no mereciera respeto, la causa de esa sensación de abandono que se percibe en las fuerzas de oposición y que Teodoro Petkoff explicaba contundentemente en el Canal 2.

Cuando ellos se pagan y se dan el vuelto es cuando a mí se me prenden las alarmas. ¿Se habrían puesto de acuerdo para que el lunes de la semana final de la campaña electoral, el candidato emblemático de la oposición, el candidato a repetir como gobernador en la importantísima plaza electoral que es el Estado Miranda, saliese dando lástima a pedir que no lo dejaran solo, mientras en el Canal 2, un analista político de la oposición como Teodoro Petkoff, explicaba el por qué de esa extrema debilidad, de esa letal indiferencia, de esa fatal resignación? Demasiado bonito para ser verdad ¿no?

Empecemos por advertir que lo que está ocurriendo no nos está sorprendiendo. Había sido previsto con un detalle que, a la luz de los hechos, sí que resulta sorprendente. Dijimos mucho antes del 15 de agosto de 2004 no sólo que la oposición perdería el Referendo Revocatorio, transformándolo en Ratificatorio, sino que esa derrota sería catastrófica para la oposición pues le haría perder las posiciones que tenía en diferentes gobiernos regionales y municipales. Dijimos que se consolidaría ese criterio de acuerdo al cual, en el Golpe de Estado de abril de 2002 perdieron sus fuerzas en la Fuerza Armada Nacional, en el sabotaje petrolero con el que pretendieron asfixiar a la nación de diciembre de 2002 a febrero de 2003, perdieron su control sobre PDVSA, y ahora, por el craso error que representó plantear una pelea para perderla, como fue el caso del Referendo Revocatorio Presidencial, las consecuencias serían eventuales derrotas electorales en Anzoátegui, Apure, Bolívar, Carabobo, Miranda, Monagas, Yaracuy, Zulia y no mencionaré las alcaldías.

Aún así, es pertinente destacar que una consideración diferente del importantísimo sector de la población nacional que votó Sí hubiera permitido reconocer las múltiples posibilidades que tenía la oposición; pero la decisión de explicar la derrota en el Referendo Revocatorio aludiendo a un fraude que no sólo jamás se probó, sino que ni siquiera logró agrietar la significación política que tuvo la contundente y unánime ratificación de la observación internacional a los resultados dados por el CNE, le costó a la oposición un desinflamiento en sus filas que puede darle a las fuerzas bolivarianas una victoria mayor de la que se podía esperar.

Para ahuyentar tentaciones triunfalistas es bueno que recordemos que son estas situaciones, en las que todo parece estar cantado, las más propicias para darle una patada al tablero de lo electoral y regresar a la nunca abandonada estrategia de la violencia y el caos.

Antes de sumarme en mi Unidad de Batalla Electoral, a cumplir con las tareas finales de la segunda fase de la batalla de Santa Inés, creo conveniente advertir que si el 1° de noviembre la oposición amanece diciendo que fue fraude porque perdieron hasta en Baruta y Chacao, a lo mejor es que su propia gente decidió castigarles el fraude que ellos representan. Ese sí que es verdadero.



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Santiago Arconada Rodríguez


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