Contradictoria política laboral Bolivariana

Hace cierto tiempo atrás, Chávez aún no figuraba en el escenario político venezolano, un amigo nos comentaba lo difícil que le resultó su ingreso a un puesto de trabajo en un ente de la Administración Pública Descentralizada, pese que, quien lo convoca a trabajar con él era jefe máximo de una unidad administrativa. Pues bien, nuestro amigo ingresa a trabajar en un cargo de mediano rango; al cabo de cierto tiempo, su amigo jefe de la unidad, le informa que ha ordenado al jefe de personal hacer los trámites pertinentes para acelerar su formalización como personal regular, allí inicia lo que el compa denomina su “encuentro con la burocracia”. Llenó planillas, entregó documentos y currículos; mientras, el tiempo pasaba. Ante la pregunta del jefe sobre cómo marchaba ese trámite, el de personal siempre tenía un tono acomodaticio: “eso está resuelto jefe”. Cuando el compa se encontraba con su amigo jefe y éste le preguntaba sobre su caso, su respuesta sincera era: “sigo igual amigo”. Y así pasó cerca de un poco más de un año, hasta que decidió él mismo hacer seguimiento a sus papeles, allí comenzó a consustanciarse con una realidad totalmente distinta a la por él supuesta, esa de que “el jefe manda, las/los empleados obedecen”.

Pues bien, el amigo se adentró en las oficinas de personal y comenzó a indagar sobre los papeles que, supuestamente, según el jefe de personal “ya estaban listos”. Allí estaban, debajo de un montón de carpetas, esperando que algún día, la analista se ocupara de revisarlos y enviarlos al departamento siguiente para que pudiera ser encauzado hacia su final. Frente a esa realidad, el amigo optó por “ganarse” la analista, al mediodía la invitaba a almorzar, le llevaba chocolatitos y caramelos, hasta en amigos se convirtieron. De allí en adelante, “milagrosamente” su caso comenzó a moverse. Por fin, su carpeta salió de la unidad de personal rumbo a presupuesto. Una vez allí, la misma táctica y así sucesivamente, hasta que por fin, el tramité se concretó y pudo pasar a nómina como empleado regular, habían pasado ya, un poco más de dos años y medio desde su ingreso a esa instancia de la Administración Pública Descentralizada. Este hecho, coloca en evidencia la autonomía funcional que adquiere la burocracia en el desempeño de sus funciones, “una cosa dictamina la jefatura y otra hace el funcionarado con esa cosa”, así sucedía en la cuarta república y aún sigue sucediendo igual en esta Quinta República, en fin de cuentas, el Estado sigue siendo el mismo.

Esto último, lo afirmamos, dado un caso que nos contara una amiga que trabajó en un programa de las misiones que adelanta el Gobierno Revolucionario en beneficio de nuestro pueblo. Pues bien, en esos tiempos se cuestionaba públicamente el funcionamiento de cierta misión; eso motivó que el mismo Presidente de la República, ordenara una investigación sobre las denuncias, solicitándole al ministro con competencia en esa misión, le remitiera un informe detallado del funcionamiento de la misma. De inmediato, se conformó una comisión de alto nivel para el balance respectivo y elaboración del informe al jefe de Estado. Así transcurrieron cerca de tres semanas, al final se elaboró un informe bastante autocrítico y detallado de fallas y debilidades que tenía dicha misión, el cual se llevó para consideración del ministro respectivo, quien lo elevaría al Presidente Chávez.

“No, estas cosas no se le pueden decir a Chávez”, exclamaron en los altos niveles de dicho ministerio; lógica burocrática, cuchillo para su propia garganta, “poner en bandeja de plata a Chávez la excusa para que nos bote a todas/todos”, dirían. El informe fue echado para atrás y, como suponemos, suavizado y puestas las responsabilidades de las fallas en manos externas a la misión. Nuestra amiga, dada su condición ética, hasta allí acompañó a esa misión, renunció al ver la actuación indigna de esas/esos funcionarios. A los pocos meses, ese ministro saldría del cargo.

Compartimos estas experiencias de la vida real, para que tengamos presente, cuán vigente es ese refrán popular: “una cosa piensa el amo y otra la que piensa el caballo”. Y esto lo afirmamos, dada la concresión en el último trimestre del 2011, por parte del Gobierno Revolucionario de una Política Laboral Bolivariana (PLB). Esta, se concreta en la decisión del camarada Chávez de aprobar por vía Habilitante una nueva Ley Orgánica del Trabajo (LOT); para lo cual, el Jefe de Estado designó una comisión presidencial que actuará en su redacción; la Misión Adulto Mayor con lo que se extenderá el beneficio de la pensión a todas/todos aquellos compatriotas que nunca han cotizado al IVSS; el Decreto de Inamovilidad Laboral que extiende su rango de actuación a todas/todos los trabajadores/trabajadoras, con la única excepción del personal de confianza y, finalmente, la creación de la Central Socialista de Trabajadores y Trabajadoras de la Ciudad, el Campo y el Mar (CBST-CCM). Una PLB de marcado corte proteccionista del trabajador/trabajadora en oposición a las políticas neoliberales con plena vigencia en los países del norte, claramente formulada por Friedrich von Hayek y Milton Friedman, quienes proponían, en lo esencial, la reducción de la protección estatal del trabajador individual hasta el límite de lo políticamente posible y la limitación estatal de la acción sindical.

Una nueva LOT, ha sido un deseo del conjunto de la clase trabajadora que la Revolución Bolivariana no ha podido satisfacer, además de ser, un mandato expreso de la Constitución que nos dimos a partir de 1999, la Bolivariana. Todos estos 13 años transcurridos, desde la Asamblea Nacional se han boicoteado las iniciativas populares que han promovido la discusión y aprobación de una nueva LOT.

La pasada Asamblea Nacional, con hegemonía plena de diputados y diputadas revolucionarias, es fiel expresión de lo que afirmamos. La Comisión de Desarrollo Social Integral presidida, en parte de ese período legislativo, por el camarada Oscar Figuera (PCV), desarrolló una intensa campaña de consultas públicas, recogiendo elementos para construir una propuesta legislativa. Dicha labor fue bombardeada, desde dentro, por sus pares los diputados y diputadas del Psuv, miembros de tal Comisión legislativa. Al efecto, siempre es bueno recordar: “Según el diputado de la Asamblea Nacional y coordinador nacional de la Fuerza Bolivariana y Socialista de Trabajadores (FSBT), Oswaldo Vera (…) que en el actual período legislativo los parlamentarios «acordamos que haríamos una reforma de carácter constitucional y que había que hacer una modificación integral a la Ley Orgánica del Trabajo (LOT) para la nueva realidad: La nueva sociedad socialista» (ABN, 30-08-2007). Dos años después: “La Asamblea Nacional (AN) iniciará en enero el debate público del anteproyecto de la Ley Orgánica del Trabajo (LOT), informó el vicepresidente de la Comisión de Desarrollo Social Integral, Oswaldo Vera. El parlamentario indicó que la discusión se extenderá hasta febrero, período en el que se escucharán de nuevo las opiniones de los diferentes sectores del pueblo venezolano, empresarios y académicos, indica una nota de prensa del legislativo…” (ABN, 28 de diciembre de 2009). Al año siguiente: “El secretario general del Partido Comunista de Venezuela (PCV), Oscar Figuera, manifestó este lunes que la salida del PCV de la Presidencia de la Comisión Permanente de Desarrollo Social Integral de la Asamblea Nacional (AN) no debe significar un retroceso o estancamiento en la elaboración de la nueva Ley Orgánica del Trabajo (LOT)…” (ABN, 18/01/2010). Nuevamente, el mismo mareo: “El diputado de la Asamblea Nacional, Oswaldo Vera, informó que en los próximos días será reabierto un amplio debate con todos los trabajadores del sector público y privado del país, sobre la Ley Orgánica del Trabajo, siguiendo el programa del Parlamentarismo Social de Calle…"Todos los trabajadores del país serán consultados, así como los gremios, academias y otros sectores…” (YVKE Mundial/ VTV, Jueves, 4 de Mar de 2010). Esa estrategia de mareo y más mareo, en el fondo de sí misma, no era más, sino la expresión de su rechazo, y en eso le acompañaban los diputados Orlando Castillo y Francisco Torrealba, de que las/los trabajadores de la Patria pudiéramos contar con un instrumento legal de avanzada para la regulación de las relaciones obreros-patronales. En el fondo, también eran reflejo esas opiniones, de la hegemonía de un sector de la burguesía, la llamada boliburguesía, en las opiniones de esos sectores políticos del Psuv, con descendencia obrera pero devenida en conciencia burguesa; aristocratizados, gracias a las venias del poder.

De allí, el descontento que ha generado el mismísimo camarada Chávez, anunciando al país la creación de una Comisión Presidencial para la elaboración de la propuesta de nueva LOT. Conformada por quienes, desde la Asamblea Nacional, boicotearon todas las iniciativas populares de impulso a esa nueva LOT, por quienes en Guayana boicotearon las iniciativas tendientes a concretar el Control Obrero en nuestras Empresas Básicas, llevando a la zona violencia y muerte de camaradas trabajadores; conformada por quienes, en el conflicto universitario, traicionaron a las/los trabajadores boicoteando esa lucha reivindicativa, contraria a las políticas neoliberales que desde el Mppeu se venían promoviendo; conformada por quien, desde su ministerio tenía la obligación legal de impulsar y promover la discusión, elaboración y presentación de un nuevo proyecto de LOT y nada hizo al respecto. Una comisión en que la representación genuina de las/los trabajadores no existe; ingenieros, abogados, empresarios, en fin, profesionales de la política, quizás con la única excepción de Braulio Álvarez, reconocido luchador del campo. De allí, la desconfianza que ha generado esa Comisión, restringida en pensamiento político, en exclusividad, al ámbito del Psuv. Tal muestra de sectarismo, coloca en entredicho la reciente creación del Gran Polo Patriótico.

Y, mientras el camarada Presidente desarrollaba su visión laboral, en otro ámbito de actuación, esa nueva aristocracia obrera, nacida al calor de nuestra Revolución Bolivariana, para congraciarse con “el líder”, le anunciaba el nacimiento de una nueva Central de Trabajadores/Trabajadoras, la CBST-CCM. Siendo ésta precedida por la FBST y la CST, valga decir, es esta la tercera experiencia de ese tipo que busca nuclear al conjunto o al menos la mayoría de la clase trabajadora. Nacida, esta nueva Central, al calor de las oficinas de la Cancillería y los cubículos de diputados/diputadas del Psuv, le solicitaban al Jefe de Estado promulgara la nueva LOT vía Habilitante, y como iniciativa para apoyarle en tal decisión, anunciaban su iniciativa de “emprender inmediatamente una jornada de recolecta de más de un millón de firmas…” (CIRCULAR Nº 36-2011 de Fetrauve). Los hechos posteriores, darían cuenta del incumplimiento de tal objetivo: “El primer mandatario nacional, Hugo Chávez Frías, anunció este sábado la conformación de una Comisión presidencial que recogerá opiniones e ideas a fin de elaborar la nueva Ley Orgánica del Trabajo (…) En el acto de este sábado, integrantes de la Central Bolivariana entregaron al jefe de Estado 656.815 (subrayado nuestro) firmas en respaldo de la nueva Ley…” (AVN, 10-12-2011).

Aquí, es pertinente hagamos una acotación de vital importancia, el anuncio presidencial de aprobación de una nueva LOT ha generado reacciones a favor de la nueva Central, la CBST-CCM y la UNETE, mientras que, en oposición se han manifestado públicamente la CTV y Fedecámaras. Contradictoriamente, en estilos similares la CBST-CCM y la CTV han optado por manifestar su opinión mediante recolecciones de firmas, al menos así lo han hecho saber: “Trabajadores iniciarán en enero próximo la recolección de firmas para exigir la activación de una consulta popular para la reforma a la Ley Orgánica del Trabajo. Pablo Castro, secretario ejecutivo de la CTV, refutó una vez más la conducta del Gobierno de discutir con sus sectores oficialistas la importante normativa…” (El Carabobeño, 29-11-2011). En contradicción a dichos estilos de conllevar su relación con la clase trabajadora, la UNETE desde que se hizo el anuncio presidencial, se encuentra en portones de fábricas y auditorios realizando talleres de discusiones con las/los trabajadores, recogiendo opiniones y propuestas en las bases del conjunto de la clase, de manera que dichas opiniones puedan ser sistematizadas y concretadas en un papel de trabajo que, mediante una movilización de trabajadores/trabajadoras, antes de mayo próximo, puedan ser elevadas al Jefe de Estado para su consideración y fines consiguientes. Dos estilos de actuación, dos políticas contradictorias, quizás nos expliquen, el por qué la UNETE es invisibilizada por los medios de comunicación públicos y no forman parte de la Comisión Presidencial. Total, en fin de cuentas, esa es la verdadera política revolucionaria que debe guiar una autentica Central de Trabajadores y Trabajadoras y no hay nada que tema más la burocracia sindical, coaligada a la estatal, que a los trabajadores y trabajadoras en Revolución.

Ya finalizando el año, el camarada Presidente Chávez, anuncia mediante Decreto Presidencial una extensión de la inamovilidad laboral, así lo manifestaba en su cuenta Twitter: “Hola. Buenos días a todos. Acabo de firmar Decreto Inamovilidad Laboral hasta 31 Dic.2011. ¡Justicia Social! ¡Viva la clase obrera!...”, con ello, el camarada Chávez restringe las posibilidades de que la burguesía, en apoyo a su candidato/candidata, utilice la política de despidos masivos durante este año electoral que recién iniciamos. Además, dicha medida está en plena consonancia con nuestra Constitución Bolivariana que considera: “El trabajo es un hecho social y gozará de la protección del Estado…” (Artículo 89, CRBV).

En contradicción al deseo presidencial, mientras se anunciaba ese Decreto, en otro ámbito del mismo Estado, el Teatro Teresa Carreño, trabajadores y trabajadoras de dicha institución se dirigían al Jefe de Estado: “El caso señor Presidente es que quienes suscribimos esta carta: Maureen Yánez C.I. 11 070 897, Carlos Rocco C.I. 6 859 649 y Kisnley Rincón C.I. 7 402 587, todos trabajadores del Teatro Teresa Carreño de largo tiempo. (en el caso de la compañera Maureen de más de 20 años de vida intachable de trabajo para la Fundación ), hemos sido objeto de despido, en una acción sin previo aviso sin derecho a la defensa, todo a través de una carta con la frase “Prescindimos de sus servicios” (Prensa UNETE).

“Una cosa dictamina la jefatura y otra hace el funcionarado con esa cosa”. “Una cosa piensa el amo y otra la que piensa el caballo…”


henryesc@yahoo.es


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Henry Escalante


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