Lo que quedó de Bariloche

Podemos suponer que haya bombardeo sin lisonja, pero nunca sucederá que haya lisonja sin bombardeo. Pudiera ser texto, bien, para un epitafio o el eslogan para el Consejo de Defensa y Seguridad de UNASUR. Tomado a partir de aquello que los Presidentes, mayoritariamente, expresaron en esas siete largas horas que duró la reunión del encuentro en San Carlos de Bariloche. Todas sus intervenciones coincidieron en reconocer el peligro que significa para la región la presencia de efectivos militares de Estados Unidos en Colombia.

Sus exposiciones se dirigieron a demostrar que hay diferencia entre dos tipos de problemas que nos afectan como naciones. El tema del combate al narcotráfico y otro muy diferente relativo a la estrategia que orienta la política militarista, asociada a la variable del terrorismo. Cuyas tácticas y su predicado solo apunta a la expansión del poder militar norteamericano, tanto en Colombia cómo en toda la región.

Conviene dejar sentado que el tema del combate al narcotráfico fue aceptado como asunto del total interés de todos nuestros gobiernos. Mientras que la cuestión combate al terrorismo, sugirió una revisión mas completa y amplia, que permitiera evaluar el sentido político con que lo quiere manejar e imponer Uribe.

En todo caso fue, reiteradamente expresada y aceptada la duda, de que la magnitud de las fuerzas militares y los costosos y sofisticados equipos que instalaron, sobre todo en Palanquero, sobrepasan de forma desmesurada, la dimensión del problema que pretenden resolver. Se trata de sofisticados equipos de bombardeo de alcance largo, capaces de martillar cualquier objetivo a distancias muy superiores a los puntos extremos de la geografía de Colombia. Potencial militar sobredimensionado que para algunos sugiere dudosas tesis intervencionistas.

También alude este ampuloso poder de fuego y exageración tecnológica instalada, que se trata de hacer mas poderoso a la ya influyente fuerza armada colombiana. Se dijo, en Bariloche, calculada en 425.000 efectivos (considérese que Venezuela solo cuenta con 65. 000 y Ecuador con 45.000 hombres en armas). Notable y peligrosa diferencia.

Sumando a lo anterior, la faena de Bariloche realizó abundante critica a la política de guerra adelantada por Uribe para combatir el narcotráfico. Tarea en que Uribito (como lo llama la prensa de su país) ya lleva mas de 8 años, en la campaña, con resultados poco eficaces. Muy al contrario. Hay aumento grave en 30% del consumo de cocaína en Colombia en los dos últimos años. Peor aún se reconoce que los nuevos cocainómanos colombianos, son en cifra de 35%, menores de edad, esto, con Plan Colombia y todo. No creo que los radares Awac o los poderosísimos Galaxie, puedan llegar tener presencia y control en los sitios nocturnos de Chapinero o al Famoso Andrés Carne de Res para restablecer el orden policial perdido.

El tema del reforzamiento del contingente militar con sus equipos, mas las siete bases norteamericanas ya instaladas, constituye para algunos, un recurso que debe permitir asegurarle estructuralmente al ejercito, de aquí en adelante, una mayor autonomía frente a las políticas del Gobierno de Uribe. Igual ventaja y autarquía, frente a otros actores dentro del Estado colombiano. Por ende, mayor posibilidad para exagerar con aventuras extra nacionales o para aplicar la popularización de la tesis o política que ya hizo famosa el Ministro Santos de la “persecución en caliente”. Creo que en este momento el único “perseguido en caliente” por la Justicia como asesino es el famoso ministro y editor Santos.

Todos los presentes convinieron en otro tema que resulta obvio. Palmario. Es la preocupación por lograr la Paz. Muchos coincidieron en que la búsqueda de este meta en nuestros países se hace perentoria, a raíz de la instalación de las Bases gringas. Estiman que la tranquilidad es difícil de lograr cuando todos nos sentimos amenazados por ese gorilaje que han encerrado en las sedes militares que recién amplían en Colombia y que no sabemos en que momento se les pueden escapar estos demonios. Sugieren que, paz con bases militares en Colombia es un perfecto contrasentido.

Uribe como que se equivoca, pues sin razones para ello, propone y exige que todos los países de la región acojan como suya la lucha contra el narcotráfico. Estimo que su solicitud es una incitación a la intervención de otros países en sus asunto. Pues este problema, se originó, desarrolló y llevó a niveles mundialistas el propio Estado colombiano, por acción o por omisión. Muchos de sus partidos políticos, incluido al mismo Uribe lograron sus puestos por la colaboración y apoyo del narcotráfico. Según la prensa de Colombia.

Al respecto es bueno agregar qué, así como lograron con mucho esfuerzo colocar en el mundo sus afiches de Café Colombia, hoy lo hacen, al lograr, con sumo atrevimiento, ser la nación que se tiene como la primera productora de cocaína del MUNDO. Flagrante contradicción. Así qué quede claro: quién interviene, y bestialmente, en nuestros países, causando graves problemas sociales, y morales es ese producto colombiano. No nuestra políticas nacionales

La jornada de Bariloche duró mas de siete horas. No logré saber ¿cuales países dieron respaldo a la política de Uribe y sus bases gringas¿. Los mas cercanos, no fueron muy, muy, enfáticos por cierto, máxima, y tímidamente, hablaron de acercarse a la idea de que cada Estado debe tener autonomía y reconocieron al alto valor que tiene el derecho de la autodeterminación de las Republicas representadas. Creo igualmente que nadie condenó a Venezuela por sentirse al igual que el Ecuador fuertemente amenazados, por lo que significa el poder de fuego de Palanquero, Malambo y Bahía de Málaga.

Uribe fue sorprendido en la jornada hasta por su aliado Allan García, quien reclamó, que sólo apoyaría la política colombiana, cuando se develaran los recónditos contenidos que posee el oculto convenio. Receta mágica que ni siquiera los colombianos conocen. Extraño, pero, fue él quien quién propuso, entre otros, que fuese el Consejo de Seguridad y Defensa, quién debía revisar el Documento y luego ellos podrían, entender y así, decidir sobre el fondo de problema de las bases norteamericanas en Colombia.

Uribe recibió otra sacudida de su poco confiable socio Alan García, cuando este solicitó que era necesario que “de inmediato” se iniciara un “proceso de verificación” del funcionamiento de la bases norteamericanas en Colombia. Agregando, que este proceso, deben llevarlo a cabo “in situ” los miembros del Consejo de Seguridad y Defensa. ¡¡ No me ayudes compadre ¡¡

¡¡ Uribe, es como para sentirse señalado, y mirado con cuidado ¡¡, cuando hasta la muy cauta “socialista postmo” Michelle Bachelet pidió “garantías sobre el destino y uso de los equipos militares” destinados por Estados Unidos a las bases en Colombianas. ¿Poca seguridad y limitada confianza ha de tener en su socio Uribe cuando pide “garantías”, para todo. ¡¡ Carajo Michelle, que vaina contigo ¡¡.

Uribe tampoco logra convencer a la Presidenta Cristina Kirchner por cuanto ella solicitó que el primer trabajo a desarrollar de aquí en adelante en UNASUR, por tenerse, como nuestra máxima debilidad es la reconstrucción de una ventaja descaminada hoy: “la perdida de confianza entre los actores” y políticos de la región. Menuda tarea, que no creo que se le pueda, ni en chiste, encomendar al Dr. Uribe Vélez, quien además, de esto, deberá responder a otras preocupaciones propias de la política colombiana, como: comprar, alquilar, o disponer de legisladores, para que apoyen su reelección. En fin, fruslerías.

En medio de todo estimo que la jornada enseñó a todos, Presidentes incluidos, que para lograr acuerdos hay que saber entregar apoyos, ceder y conceder abierta u humanamente para construir tejido que anime la confianza. Los bombardeos estimo poco colaboran en este rescate.

tuliom@cantv.net


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Tulio Monsalve


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