Zona de Paz…¿Zona de Guerra?

La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) proclamó en su II Cumbre celebrada en La Habana, Cuba, los días 28 y 29 de enero de 2014, a América Latina y el Caribe como Zona de Paz. Fue un compromiso histórico: resolver los conflictos por vías pacíficas, rechazar el uso de la fuerza, promover el desarme nuclear y consolidar la región como un espacio libre de intervenciones militares. 

En enero de 2026 se cumplirán 12 años de aquella declaración, un aniversario que nos obliga a reflexionar sobre su vigencia y los desafíos que enfrenta.

La CELAC, como mecanismo de integración sin tutelaje externo, asumió la defensa de la soberanía y la autodeterminación de los pueblos. La declaración de “Zona de Paz” fue un acto de afirmación frente a siglos de intervenciones coloniales e imperiales.

Se trató de un mensaje al mundo: América Latina y el Caribe no serían más un tablero de guerra ajeno, sino un espacio de convivencia pacífica. Sin embargo, la historia reciente demuestra que el imperialismo estadounidense ha intentado convertir esta “Zona de Paz” en una Zona de Guerra.

Militarización del Caribe y Centroamérica: presencia de bases militares, ejercicios conjuntos y despliegues navales que contradicen el espíritu de la declaración. Intervenciones híbridas: sanciones económicas, bloqueos financieros, campañas mediáticas y operaciones encubiertas que buscan desestabilizar gobiernos soberanos.

Doctrina Monroe reciclada: bajo nuevas narrativas de “seguridad hemisférica” y “lucha contra el narcotráfico”, Washington insiste en mantener a la región como su patio trasero. Amenazas a Venezuela, Cuba y Nicaragua: la presión política y económica contra estos países es muestra de que la paz proclamada se enfrenta a una guerra no convencional.

Doce años después, la declaración de La Habana sigue siendo un horizonte ético y político: Reivindica el derecho internacional y la solución pacífica de controversias, principios consagrados en la Carta de la ONU. Refuerza la idea de que la soberanía no es negociable y que la autodeterminación de los pueblos es la base de la convivencia regional. 

Se convierte en un escudo frente a las pretensiones de dominación y un llamado a la unidad latinoamericana. La “Zona de Paz” no es un simple enunciado diplomático, sino una trinchera moral frente a la guerra que se nos quiere imponer. 

América Latina y el Caribe deben reafirmar este compromiso, no solo como defensa de la soberanía, sino como proyecto civilizatorio alternativo al belicismo imperial.

La paz, en nuestro continente, es resistencia y denunciar las amenazas, en este tiempo histórico, es la única garantía de que la “Zona de Paz” no se convierta en la “Zona de Guerra” que Washington pretende imponer.



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Oscar Bravo

Un venezolano antiimperialista. Politólogo.

 bravisimo929@gmail.com      @bravisimo929

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