Estrategia de Seguridad Nacional EEUU 2025. Trump, entre lo que quiere y lo que puede

Con fecha de noviembre de 2025, el gobierno de Donald Trump acaba de publicar su "Estrategia de Seguridad Nacional EE UU 2015" (National Security Strategy of the United States of America. November 2025. Traducción de la Asociación Lázaro Cárdenas y la Asociación Asturiana de Amistad con los Pueblos).

Es un documento que hay que tomarlo en serio porque demuestra que, aunque los gestos del actual presidente norteamericano son grotescos y vulgares muchas veces, estamos ante un proyecto serio de reconfiguración del orden mundial en muchos aspectos distinto a lo que veníamos viendo en los últimos 30 o 40 años.

El único principio en política internacional: el interés nacional de EE UU

Contrariando los sentimientos de liberales y socialdemócratas, el nuevo orden mundial al que aspira Trump manda a la sepultura: la globalización neoliberal, que es reemplazada por neoproteccionismo y reindustrialización estadounidense; y al "derecho internacional", que es reemplazado por un realismo político descarnado en el que los "intereses de Estados Unidos" deben imponerse por cualquier medio, diplomático, económico o militar.

Se sabe que desde la Segunda Guerra Mundial la apelación del imperialismo norteamericano al "derecho internacional" o a los "derechos humanos", o a instituciones como las Naciones Unidas, lo eran a conveniencia, pero la diferencia ahora es que la "Estrategia" renuncia al lenguaje edulcorado e hipócrita, apelando sin tapujo a que el "propósito de la política exterior es la protección de los intereses nacionales fundamentales, … los asuntos de otros países son nuestra preocupación solo si sus actividades amenazan directamente nuestros intereses".

En ciertas partes del documento parece una versión 2.0 del Destino Manifiesto cuando pretende justificar toda su política internacional apelando a la defensa de los "derechos naturales otorgados por Dios a sus ciudadanos". En dos palabras, dice más adelante: "America First".

El final de la globalización como la conocimos

El documento habla de "No Intervencionismo", que ha prevalecido en diversas coyunturas de la historia norteamericana, como al inicio de la Primera y Segunda Guerras Mundiales. Pero el imperialismo yanqui siempre ha intervenido cuando calcula que le conviene. Por otra parte, habla "reequilibrio de las cargas" como política hacia los aliados militares, es decir que Europa o sus aliados del Indo-Pacífico paguen los costos de defensa mutuos, como los aumentos al 5 % del PIB de los presupuestos militares de los países de la OTAN.

Culpa a las élites norteamericanas de "cargar para siempre las cargas globales", haciendo apuestas por el "libre comercio", que debilitaron a la clase media y la industria de Estados Unidos. Para frenar ese curso propone que "La Era de la Migración Masiva ha Terminado", por un lado; mientras que, por otro, debe haber la "seguridad económica" a través de un "comercio equilibrado" en el que la prioridad sea: "nuestras propias industrias", el "acceso a las cadenas de suministros" de materias primas, y la "reindustrialización" declarando que "el futuro pertenece a los fabricantes".

Doctrina Monroe y corolario Trump

Hace un año, cuando en el marco de la conmemoración de los 35 años de la última invasión norteamericana a Panamá, el 20 de diciembre de 1989, Donald Trump lanzó sus ataques contra nuestro país aduciendo que nos habían "regalado el Canal de Panamá" y que se lo habíamos traspasado a China, que es quien lo administraba, según él decía. En ese momento muchos creyeron que, por lo absurdo de las declaraciones, estábamos ante "una locura" pasajera del presidente yanqui.

Nos tocó advertir que estábamos ante una "actualización" (update) de la "Doctrina Monroe" ("América para los americanos") por parte de Donald Trump, esta vez dirigida contra China y su creciente presencia en Panamá luego del restablecimiento de relaciones diplomáticas en 2017. La Doctrina Monroe ha sido la política permanente de Estados Unidos hacia América Latina y El Caribe desde que fue promulgada en 1823, tratándonos como su "patio trasero" en el que otras potencias solo son admitidas con limitaciones o no lo son en absoluto.

Esa doctrina ha tenido sus actualizaciones (corolarios) de acuerdo a como ha evolucionado la situación: hacia 1845, cuando se pretendía la anexión de Texas y se planeaba arrebatarle a México la California, se emitió la Doctrina del Destino Manifiesto, por la cual se decía que Dios había encargado a ese país llevar la "civilización" a esos pueblos del oeste (mexicanos e indígenas); en 1880, cuando una empresa francesa inició la construcción del Canal de Panamá, el presidente Rutherford B. Hayes emitió su corolario, por el cual estableció que tenían que tener injerencia en cualquier canal que se hiciera en Centroamérica; en 1904, Teodoro Roosevelt completó su política del "gran garrote" con su propio corolario, por el cual se "justificaba" la ocupación de nuestros países si eran administrados por gobiernos "irresponsables".

En la postguerra y durante la "guerra fría" con la Unión Soviética esa doctrina adquirió la forma de "Doctrina de la Seguridad Nacional", acusando a todo movimiento o crítica al control imperial del subcontinente, como influencia comunista de la URSS. Ahora estamos ante la actualización que hace Donald Trump.

Así se demostró en febrero de 2025, cuando el secretario de Estado Marco Rubio se dirigió a Panamá como primer país a visitar. En ese vieje, Rubio logró que el pusilánime gobierno panameño de José R. Mulino, rompiera el "Acuerdo de la Seda" (comercial) con China, y que amenazara con quitarle los puertos panameños controlados por empresas chinas.

Unas semanas después se completaría la traición de Mulino y la política de Trump para Panamá con el viaje del secretario de Defensa, Peter Hegseth, que logró un Memorando de Entendimiento por el cual se le restituyeron a EE UU tres bases militares adyacentes al Canal de Panamá. Incluido un acuerdo secreto para el paso de buques de la armada norteamericana de manera gratuita por el canal.

Ahora la Estrategia de Seguridad Nacional reconoce abiertamente que estamos ante una actualización de la Doctrina Monroe, que ha pasado a llamarse "Corolario Trump", y que dice como una clara amenaza no solo a Panamá sino para toda Latinoamérica: "Negaremos a los competidores no hemisféricos la capacidad de posicionar fuerzas u otras capacidades amenazantes, o poseer o controlar activos estratégicamente vitales, en nuestro Hemisferio".

Sobre el "Hemisferio", es decir, el continente americano, el documento dice de manera descarada que a sus competidores (léase China, Rusia o Irán) se les impedirá que posean intereses estratégicos (puertos, minas, contratos públicos, etc.) y que "reclutará" amigos y se "expandirá" hacia gobiernos no tan amigos, convenciéndolos de que "nos vean como socios de primera elección, y (a través de varios medios) desalentaremos su colaboración con otros" (estados).

Venezuela primera víctima de la Doctrina Monroe del siglo XXI

Donald Trump tiene como propósito concreto de la aplicación de su doctrina para Latinoamérica la homogenización política hacia la extrema derecha de los gobiernos de la región. Para hacerlo cumplir: sanciona con aranceles a Brasil exigiendo la libertad de Bolsonaro, condenado por golpista; apoya abiertamente candidatos de derecha en las elecciones de Bolivia y Honduras; sanciona a Petro; insinúa que podría atacar los "carteles" mexicanos en México, etc.

Pero las mayores joyas políticas a las que aspira Trump es producir un vuelco completo con el derrocamiento del gobierno de Maduro, en la Republica Bolivariana de Venezuela, lo que de carambola completaría el aislamiento y deseada caída del gobierno del Partido Comunista en Cuba, tras más de 60 años de agresión política y económica constante.

La ofensiva contra Venezuela es seria: un despliegue de portaviones, acorazados y submarinos en el Caribe frente a sus costas; la declaración de un cerco naval completo a sus buques petroleros; la amenaza de ataques por tierra que continuarían los ataques a pequeñas embarcaciones en acusadas sin pruebas de narcotráfico, en la que han muerto cerca de cien personas.

Parece inminente un escalamiento de la agresión imperialista contra Venezuela y su gobierno, aunque es evidente que una invasión semejante a la que se produjo en Panamá hace 36 años no sería muy viable y dudosamente exitosa, por lo enorme del país y su población, y por la tradición antiimperialista de su pueblo que, además contaría con la solidaridad continental. Probablemente apretarán el cerco con la esperanza de una fisura a lo interno del gobierno bolivariano. ¿Se atreverá Trump a cometer un magnicidio?

Una cosa es lo que Trump quiere, otra lo que puede o podrá hacer

La Estrategia de Seguridad Nacional 2025 no descuida un aspecto que Gramsci señalaba como esencial para ejercer la dominación o hegemonía: el elemento cultural. Los gringos, por supuesto, le llaman el "soft power", "a través del cual ejercemos influencia positiva en todo el mundo que promueve nuestros intereses".

Estamos hablando aquí desde el control de los grandes medios de comunicación de masas, que construyen los relatos (ideologías) que se necesitan, así como las industrias culturales, tienen a Hollywood como lo más emblemático, la música, la ciencia y la tecnología.

Sin embargo, la "Estrategia" pasa por alto un elemento central: que gran parte de la humanidad ya no se traga acríticamente los valores culturales fabricados desde ese centro de "poder blando". Gran parte de la humanidad, medianamente culta, incluyendo la población norteamericana, ya descreía del discurso hipócrita de "demócratas", como Joe Biden o Kamala Harris, que justificaban su política imperialista disfrazándola de defensa de la democracia y la libertad. Ahora que el discurso tosco y grosero de Trump deja ver su verdadero rostro imperialista, fascista y racista, mucho menos creíble lo será.

Evidencia de ello han sido los millones que han salido a las calles de todo el mundo para denunciar el genocidio de los fascistas judíos contra el pueblo de Gaza, pese a la persecución montada en Europa y EE UU contra profesores y estudiantes universitarios que han denunciado al sionismo. Los millones que han salido a las calles de todas las ciudades importantes de ese país para decirle a Trump que no quieren un rey.

La propia agresión exacerbada contra Venezuela está provocando una respuesta cultural en toda Latinoamérica: el resurgimiento del "bolivarismo", la aspiración a que luchemos juntos nuestros países para defender nuestra independencia y soberanía frente al imperio de norte.

Finalmente, una consideración económica sobre la Estrategia. ¿qué efecto tendrá el cese del flujo migratorio sobre los salarios en EE UU? La ley de oferta y demanda establece que, a menor oferta de fuerza de trabajo, lo salarios tienden a subir y por ende los costos de producción.

Por esa razón, contrario a lo que afirma Trump, la industria norteamericana ha promovido en varias ocasiones migraciones masivas para sostener el crecimiento económico con abundancia de fuerza de trabajo.

¿Menor migración producirá mayores costos de producción? Si es así, las manufacturas de EE UU serán más caras en el mercado mundial y no podrán competir con las de China, lo cual conlleva una pérdida de la competitividad que se quiere evitar. Esas son las contradicciones insolubles del sistema capitalista por eso no tiene salvación, por más "estrategias" que planee Trump.



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Olmedo Beluche


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