La Justa Guerra de la Corona española y el Destino Manifiesto de EEUU

No asombra para nada y tampoco es algo nuevo, apreciar como la derecha estadounidense, ensimismada, cree y vende al resto del mundo, que ellos son los predestinados por la providencia para ser los amos del mundo. Y no asombra por cuanto con ese cuento, siglos antes andaban los españoles en esa retórica contra nuestros indígenas cumpliendo instrucciones de una reglamentación salida de las lumbreras de la Corte española, por allá por los años de 1545 y mas, en virtud de que los welzares no les habían hecho la tarea de esclavizar y controlar a los primitivos habitantes de lo que hoy es Venezuela y, por el contrario, lo que existía para entonces, era un reguero de sangre, cadáveres y dolor.

La doctrina de la Justa Guerra española

Resulta que los españoles esgrimieron la norma de la Justa Guerra, que no era otra cosa que leerle una cartilla con ciertos requerimientos a los indígenas -y en español- antes de enfrentarse a ellos.

Imagínen los lectores, que en el trabajo de la antropóloga Otilia Rosas González (1998) publicado en el número 29 la revista Historia para Todos y que lleva por título "El Tributo Indígena en la Provincia de Venezuela", al referirse a ese requerimiento, lo critica al señalarlo como "...uno de los escritos mas increíbles producidos durante la conquista y colonización, comenzaba proclamando brevemente la Creación según Moisés, luego explicaba que el único Dios que existía había elegido a un hombre como su maximo representante en la tierra, el Papa, y este señor con tanto poder, había otorgado, con carácter hereditario, a los Reyes Católicos las tierras descubiertas".

Pero había mas ya que dicho escrito refería que "....esta donación se encontraba escrita en ciertos documentos que estaba a la disposición de los indígenas para que los consultaran. Luego, se les invitaba a que en virtud de esto, se sometiesen a los Reyes, así gozarían de los beneficios que ya disfrutaban los primeros indígenas que se sometieron gustosamente. Pero si no lo hacían, se verían obligados, ayudados por "el Cielo" a utilizar la fuerza, desatando la guerra "por todas partes y por todos los medios posibles" y se apoderarían de ellos, de sus mujeres e hijos como esclavos y los vendería, así como también tomarían todos sus bienes, y causaría "todo el mal que pueda, como es rigor proceder con los vasallos desobedientes que ofrezcan resistencia a su señor". Por último, se les advertía que toda la sangre que se derramara sería culpa de ellos y no de los Reyes, ni del individuo y su grupo que estaba a punto de entrar a atacarlos".

La doctrina del Destino Manifiesto de EE.UU

Con un estilacho un poco diferente, ya arropados con cierta religiosidad, los colonos estadounidenses se plantearon que, el destino de ellos era crecer y hacer una expansión hacia el oeste y así llegarse hasta el océano Pacífico. Pudiera decirse que el mundo de hoy viene soportando el desastre que ha generado dicha teoría y que, además, tienen la obligación moral de propagar su forma de gobierno y su visión del mundo.

Detras de ese esquema teórico viene entrelazada la gran mentira de que los habitantes de esa nación -lo cual no es así- poseerían virtudes que los hacen únicos y especiales y que en la presunta misión de proteger al mundo, estarían acompañados por Dios.

Como hecho fundamental heredado del citado destino, los grandes grupos millonarios estadounidenses se iban entretejiendo detrás de los diferentes gobiernos de turno, hasta llegar a convertirse a los verdaderos dueños del poder detrás de las organizaciones políticas con sus propias organizaciones económicas.

Unas se encargan de la producción en la industria de la guerra, otras manejan los negocios de las comunicaciones, están las que tienen los medios de comunicación y no olvidemos las productoras de la alimentación, para no entrar en una amplísima denominación y numeración y sin olvidar, tampoco, que dejaron de ser empresas de un país para convertirse en corporaciones internacionales y en donde destaca el gran complejo petrolero con sus lobbys, con las garras dispuestas para entrarle ala Faja Petrolífera del Orinoco, auspiciando estos días, un enfrentamiento entre Venezuela y Guyana, como otra fase de las distintas manifestaciones guerreras contra la patria de Bolívar, pero tanto ayer frente a los españoles como hoy frente a la guerra neoliberal de la Derecha disfrazada, las cosas no van a funcionar.



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Pedro Estacio


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