Siguiendo los rastros del tiempo nos encontramos con una antiquísima práctica, relacionada con los elementos cósmicos astrales, relacionados con el entendimiento de la vida, a través de los diferentes siclos y señales astrales, como lo es la astrología, entendida como el estudio de la influencia de los astros en la vida y el comportamiento humano, que ha fascinado a la humanidad durante milenios; desde sus orígenes en las civilizaciones antiguas de Mesopotamia y Egipto, hasta su popularidad en la cultura contemporánea, siendo objeto de debates, tanto en el ámbito filosófico como en el científico. Aquí examinamos algunas de las dimensiones filosóficas y científicas, que intervienen en el desarrollo y conocimiento de la astrología, analizando su historia, sus fundamentos y los argumentos que se esgrimen, en su favor y en su contra.
La astrología se remonta a más de 4000 años, con registros que indican su práctica en las antiguas civilizaciones babilónica y egipcia. Los antiguos astrólogos observaban los cielos y buscaban patrones en el movimiento de los cuerpos celestes, que consideraban como indicadores de eventos en la Tierra. Con el tiempo, la astrología se desarrolló en diversas formas, incluyendo la astrología horaria, que es la rama astrológica que se encarga de responder preguntas, a través del horóscopo; la astrología natal, que es una herramienta que analiza la posición de los planetas y las constelaciones del zodíaco, en el momento del nacimiento de una persona. Se cree que esta información puede ayudar a conocer la personalidad, las emociones y la forma de actuar de una persona; y la astrología mundial, que es la rama de la astrología que estudia el mundo en general, es decir, al ser humano y su realidad en el pasado, presente y futuro.
A lo largo de la historia, la astrología ha tenido un papel significativo en la toma de decisiones políticas, agrícolas y personales, siendo manejadas por los astrólogos, mediante fenómenos naturales que se relacionan con la esencia cósmica universal, sin embargo, con el auge del pensamiento científico en la Edad Moderna, la astrología comenzó a ser cuestionada y, finalmente, relegada a un estatus de pseudociencia.
Desde el punto de vista de la perspectiva filosófica, la astrología plantea interrogantes profundas sobre la naturaleza del ser humano y su relación con el universo, mientras que la filosofía se interesa por conceptos como el determinismo, la libertad y el significado de las cosas. La astrología, en su esencia, sugiere que los movimientos celestes influyen en la vida humana, lo que podría interpretarse como una forma de relatividad cósmica.
Filósofos como Platón y Aristóteles, exploraron la relación entre el cosmos y la humanidad, aunque su enfoque era más metafísico que astrológico, la idea de que el universo tiene un orden y que los humanos son parte de ese orden resuena con la filosofía neoplatónica, que plantea una oposición entre lo material y lo espiritual, vinculando a ambos a través de agentes mediadores que se encargan de la transmisión del poder divino, lo cual influyó en el pensamiento astrológico. Sin embargo, la crítica de la astrología por parte de pensadores como Kant y Hume, que fueron filósofos que se enfrentaron en sus ideas sobre la causalidad, el conocimiento y la moralidad, señalando que la astrología carece de un fundamento racional y empírico, lo que la hace susceptible a la desconfianza filosófica.
Desde la perspectiva científica, la astrología ha sido objeto de numerosos estudios que buscan validar o refutar sus afirmaciones. La ciencia se basa en la observación, la experimentación y la verificación, mientras que la astrología ha enfrentado serias dificultades en los aspectos que incumben a la esfera científica, siendo uno de los principales problemas, la falta de evidencia lógica, que respalde las afirmaciones astrológicas, desde el contexto científico. A pesar de que hay quienes afirman que los signos zodiacales y las posiciones planetarias influyen en la personalidad y el destino, la mayoría de los estudios científicos, concluyen que no hay correlación significativa entre los eventos astrológicos y los rasgos humanos.
Un estudio importante sobre la astrología, es el llevado a cabo por el psicólogo Shawn Carlson, quien en 1985 organizó un experimento en el que astrólogos y científicos, estadounidenses y europeos, evaluaron la personalidad de un grupo de individuos, en función de sus cartas natales. Los resultados mostraron que los astrólogos no eran capaces de hacer predicciones precisas que superaran el azar. Este tipo de investigaciones ha contribuido a la percepción de la astrología, como una pseudociencia, ya que no se basa en principios científicos verificables.
A pesar de las críticas científicas y filosóficas, la astrología sigue siendo popular en la cultura contemporánea. Su resurgimiento se puede atribuir a la búsqueda de significado en un mundo cada vez más complejo y despersonalizado. Muchas personas encuentran consuelo en las descripciones astrológicas, ya que ofrecen una narrativa, que les ayuda a comprender sus vidas y a enfrentar la incertidumbre. Además, la astrología ha sido reinterpretada en contextos modernos, integrándose en prácticas de autoayuda y desarrollo personal. Algunos argumentan que, si bien la astrología puede carecer de un fundamento científico, su valor radica en su capacidad para fomentar la reflexión y la retrospectiva.
El estudio filosófico y científico de la astrología, revela una rica intersección entre el pensamiento humano, el cosmos y la búsqueda de significados. Aunque la astrología ha enfrentado críticas desde la perspectiva científica y filosófica, su persistencia en la cultura contemporánea sugiere que cumple una función importante en la vida de muchas personas. Ya sea como herramienta de autoconocimiento o como un medio para enfrentar la incertidumbre; la astrología sigue siendo un tema relevante que invita a la reflexión sobre la naturaleza del ser humano y su lugar en el universo. Finalmente, podemos concluir que el desafío de la astrología, radica en encontrar un equilibrio entre la razón y la intuición, entre la ciencia y la filosofía, en la búsqueda de entendimiento humano.