“A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar,
pero el mar sería menos si le faltara una gota.”
Madre Teresa de Calcuta.
Probablemente ocupados e indignados por el grave atropello a la democracia acaecido en la hermana República de Honduras y a su único y legítimo Presidente, José Manuel Zelaya, quien merece todo nuestro apoyo y solidaridad, hemos soslayado una noticia que como una indomable columna de luz, se alza sobre el pueblo de Anzoátegui, con el camarada Gobernador Tarek William Saab a la cabeza, llenándonos a los ciudadanos de nuestro país de esperanza, de optimismo y de ganas de seguir luchando por la decencia, por la honestidad, por la entereza y por la que debe ser la primera tarea de todos los revolucionarios que acompañamos y apoyamos este proceso: nuestra disposición de servir a los demás.
En un acto inédito y valiente, que no dudo en calificar de histórico, el gobernador de Anzoátegui, anunció la inmediata destitución de 139 funcionarios policiales, adscritos a la Policía Regional de esa Entidad Federal, por habérseles comprobado – previa práctica de exámenes toxicológicos y adelantos de las respectivas investigaciones – consumo de drogas y poseer antecedentes penales. Así de simple, con una muestra de sangre u orina, el pueblo de Anzoátegui se libró gracias a la voluntad política de su Gobernador y del equipo que le acompaña en el gobierno, de unos delincuentes disfrazados de policías que en fraude a la ley y al pueblo, aprovechando la autoridad de la cual se les invistió y haciendo un deshonroso uso del uniforme y de las armas de la República, lejos de protegerlo, se agavillaba junto con el hampa común, contra el ciudadano de a pie, ese que sale a trabajar y a estudiar cada día por un mejor país, pero que sucumbe impotente ante el abuso policial y la arremetida impune de la delincuencia desbordada.
Es inconcebible que sea precisamente un policía el que registre en su expediente antecedentes penales. Asombra que sea un policía, que es el llamado a combatir el narcotráfico, quien se vea incurso en el consumo y hasta en el tráfico de las drogas que en cantidades industriales inundan nuestras calles y envenenan a nuestra juventud. Pero peor aún es que ante la escandalosa estadística criminal, que da cuenta de cientos de personas asesinadas, violadas y asaltadas en todo el territorio nacional sobre todo los fines de semana, a 10 años de Revolución Bolivariana y con todos los censores encendidos ante tamaño problema, la de Tarek, el de Anzoátegui, sea solo una iniciativa regional, que el otro Tarek, el del Ministerio de Relaciones Interiores y Justicia no se haya copiado para disminuir la delincuencia sino en todo el país, por lo menos en el área metropolitana de Caracas y en las principales ciudades del país, que se desangran, mientras entre ensayo y error, buscamos la piedra filosofal contra el hampa.
El cáncer como ha demostrado esa pequeña pero a la vez gigante iniciativa del Gobernador de Anzoátegui, yace en el seno de nuestros organismos policiales. Es imposible poner a raya al hampa, con policías hampones y drogadictos. Con funcionarios que aprovechando la infraestructura y los contactos que brindan las instituciones policiales, roban, secuestran y extorsionan sin que el brazo de la ley les alcance y al amparo de muchos altos funcionarios que dirigen esas instituciones. Dejen por un momento el resto de los gobernadores bolivarianos, de estar mirándose el ombligo y estar escuchando embelesados las loas de sus aduladores. ¡Trabajen carajo! Métanse como dice Chávez en los barrios, escuchen a la gente, fortalezcan la organización popular y no resuelvan nada, dejen que la gente organizada resuelva sus problemas, pero ¡ayuden! No mediaticen a las comunidades, ni las manipulen. Solo con eso pasarían a la historia y se harían merecedores del afecto y del respeto de sus electores y estarían ocupándose no de la Patria Grande, América, ni de toda la Patria de Bolívar que es esta Venezuela pujante y hermosa, sino de ese pedacito de país que les toca, por mandato popular y por la suerte de haberse montado a tiempo y vaya de qué manera, en ese autobús llamado Hugo Chávez y que empuja esperanzado nuestro pueblo. Felicitaciones Gobernador Tarek William Saab, siga por el camino que va, el futuro es nuestro, la historia ya nos pertenece.
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