Perdimos Los Roques Sr. Presidente

Quien soy yo y por qué Los Roques

Ayer recibí una gran cantidad de llamadas y mensajes de apoyo por efecto de mi artículo denuncia "Perdimos los Roques Sr. Presidente", https://www.aporrea.org/ideologia/a307363.html publicado en la página Aporrea .org y otros medios de comunicación nacional, y re difundido por gran cantidad de personas a quienes agradezco profundamente. En cuanto a Aporrea.org, aunque no soy un asiduo escritor o escribidor o articulista o como se autobauticen quienes escriben o tratan de escribir, ha sido mi ventana de opinión por años y siempre ha estado ahí para publicar mis opiniones, gracias.

Pero no todo ha sido color de rosas, también recibí llamadas de manera extraña e intimidatoria de gente que supuestamente no podía contactarme desde hace años por qué no tenían mi número de teléfono.

Bueno que les puedo decir, apreciados lectores.

El barco "Los Roques" es una maravilla con la que me tropecé en la vida para detenerme en el embeleso de un espejismo; mi profesión, Oficial de Marina Mercante, mención cubierta, con una especialidad en Pesca; tiene su propia historia que comienza en la lucha por salir de un pueblito llamado Nirgua, en el Estado Yaracuy y hacerme marinero a pesar de haber crecido entre sembradíos de café y naranjales, para llegar a La Escuela Náutica en Catia La Mar, con el costo que eso significaba para unos padres; ella maestra de escuela y el obrero de Cadafe, con nueve hijos.

Luego, tener que emigrar a la isla de Margarita, Fundación La Salle; viviendo de casa en casa y recibiendo apoyo de gente desconocida que se hicieron familia y que fue tal el pilar, que aquí sigo viviendo desde que emigré del monte el mar. La Fundación la Salle me brindó multiplicado en millones lo que la Escuela Náutica me quitó por aquello de los sistemas selectivos que se acostumbraban en aquella época donde dinero mataba galán. La Fundación La Salle no sólo me abrió las puertas y el corazón sino que me puso al lado a unos increíbles capitanes de altura de conocimientos y capacidad didáctica impresionantes, que me formaron para cosas grandes en mi profesión.

Así me fui a navegar; primero, apenas post adolescente y bisoño, en aquellos barcos de pesca de arrastre, miserables maquinas de esclavitud humana y de destrucción del medio ambiente que el comandante Chávez eliminó para siempre de nuestros mares y que jamás volverán, doloroso trabajo para nosotros los egresados de la Naturista Fundación la Salle.

Luego a los atuneros, ahí la vida me cambió, primero en el océano pacifico en barcos espectaculares que este marinero con olor a naranjales veía como podría ver hoy la llegada de platillos voladores; barcos con cantidad de speedboats para la maniobra de dirigir al atún hacia la red, helicóptero para guiar desde las alturas al cabo de pesca, red de miles y miles de metros de largo y bodegas para almacenar mas de mil toneladas de atún congelado en salmuera. Otro mundo más humanista, más respetuoso al medio ambiente, con los muchachos de la Tuna commission cuidando celosamente a los polpos (delfines), muchachos de diferentes nacionalidades, pero donde sobresalían los venezolanos egresados ¿De dónde? De la fundación La Salle, muchachos incorruptibles dispuestos a dar su vida por el cuidado de la naturaleza, y en los puentes de mando sobresaliendo ¿Quiénes? Los capitanes egresados de La Fundación la Salle, por sus amplios conocimientos de la navegación en una época donde no había tanta tecnología y los cálculos astronómicos aun eran obligatorios, pero además con una incorruptible formación naturista.

Luego me vine a los "Cañeros" en el Caribe, primero la "Santa Rita" y luego "La Santa Maria II" (igualmente pesca de atún pero a la caña, es decir, anzuelo con carnada viva; pesca aun más selectiva y más amigable al medio marino) en la empresa Cannavo en Cumaná, empresa perteneciente a unos hermanos italianos que trabajaban de sol a sol pero que se embolsillaban el 99% de los reales, nos repartían a los trabajadores el restante y gastaban en mantenimiento de los barcos lo que hiciera falta; así que, prácticamente, trabajábamos en yates de pesca con lo mejor de la tecnología; a mí en lo particular me trataron con mucho respeto y consideración y buena paga pues mi filosofía es que el mejor capitán es el que hace mayor mantenimiento preventivo a fin de que la vida útil de la embarcación sea la máxima posible con el menor costo para el armador, le consta a quienes fueron mis tripulantes, que para ellos logré mejores remuneraciones que el resto de los barcos. Esa que fue una excelente empresa es la llamada ahora, PESCALBA, después de que el estado se la compró a los hermanos Cannavó ya ancianos. La verdad es que Pescalba no es ni el uno por ciento de lo que fue Cannavo, los talleres, que eran reconocidos a nivel nacional ahora son galpones oscuros llenos de telarañas y piezas viejas, y de los barcos mejor ni hablar.

La "Santa Rita" (rebautizada como Luisa Cáceres, sin que aquella heroína pudiera protestar) luego de dejarla convertir en chatarra fue hundida en extrañas circunstancias hace pocas semanas frente a las instalaciones de Pescalba, por cierto que la fiscalía ambiental debería abrir una investigación, aunque seguramente aparecerá algún boca abierta a decir que un barco hundido se transforma en arrecife y podría ser incluso un atractivo turístico a futuro; si eso podría ser verdad cuando se hace con estudios previos, ¿Pero en ese fango de esa zona donde desemboca el Manzanares? Vaya usted a bucear en esas aguas "cristalinas" y vea ese arrecife rodeado de pececitos de colores, de repente hasta se encuentra a Nemo dando vueltas por ahí con una boina roja puesta.

El hundimiento de la "Santa Rita" hoy (o mejor dicho ayer) "Luis Cáceres",me destrozó el alma, pues la habían amadrinado justamente al costado de "Los Roques" y me dije, ahí están mi primer y el último barco, entonces cuando la hundieron el corazón se me amuñuñó: carajooo¡¡, me dije, ¿Serán "Los Roques" el próximo?

Pasado un tiempo en esa empresa, decidí compartir parte de la vida con la mujer y las dos primeras hijas que casi no me conocían, (bueno la mujer si pero a las hijas me refiero) salí de la pesca al turismo, regresando a Margarita cómo capitán de yates, barcos de buceo (también soy buzo certificado PADI) y mini cruceros y avancé a Gerente de Operaciones en la entonces empresa más grande de turismo náutico en la isla. Ahí nació la idea de la MN "Los Roques", ahí nació el germen del proyecto turístico que me hizo cambiar mi vida y la de mis hijos.

"Los Roques" era en ese entonces un buque de crucero entre la isla de Margarita y el archipiélago de los Roques, con salón de baile, casino y hospedaje para 70 personas en habitaciones dobles. Luego sus dueños dieron un paso al lado y enviaron la nave como buque hotel para proyecto Costa Afuera en Pedernales para la empresa Conoco Philips, otro nivel.

Antes de terminar ese contrato el dueño cayó en quiebra porque Conoco no le pagó ya que dependía de la Exxon Movil, que había sido expulsada del país y el barco quedó amarrado en muelle de Pampatar por un largo tiempo, hasta que la capitanía de puerto ordenó su fondeo en la bahía del Guamache, zona natural para embarcaciones de ese porte.

En esos días me llama el entonces dueño de "Los Roques", cuya amistad sigue hasta el día de hoy y me dice "estoy quebrado, toma", y me entregó un boceto de un proyecto turístico, "consigue esos reales, te quedas con el barco y parte de la plata y me das el resto a mí". Bueno ¿Qué hice con eso?, Invertí, vendí carro, vendí una lanchita, amplié el proyecto y logré que me aprobaran la factibilidad técnica de MINTUR, con ella fui a la banca en busca de esos reales y regrese con los bolsillos en blanco y deudas en la tarjeta de crédito y con el banco.

Así, limpio, empecé a buscar trabajo y conseguí en operaciones de una agencia naviera en el puerto del Guamache, hasta que unos familiares me llamaron para un proyecto de comprar un barquito de pesca, ellos pondrían el dinero y me darían acciones si yo me quedaba como capitán y me encargaba por supuesto de traer producción de calidad para exportación. Ilusionado otra vez, dije si a todo y de la noche a la mañana estaba en Punto Fijo remodelando y adecuando un barquito, comencé a instalarle equipos de pesca de atún enhielado y descabezado que es más barato de tratar y mágicamente más caro en el mercado que el atún congelado en tanques de salmuera.

Aun recuerdo la llamada del amigo dueño del olvidado, por mi, MN "Los Roques" y me dijo: te entrego el barco al precio que quieras y como puedas, estoy muy enfermo y me iría feliz de saber que está en tus manos, me parecía un sueño (no imaginaba que sería una pesadilla) hablé con mis socios, los convencí, negociamos la venta de nuestro barquito, quitamos prestado, a bancos y a amigos y nos lanzamos a ese empeño, "No pesquemos peces que no sabemos donde están, pesquemos turistas que hablan nuestro idioma y si no lo hablan contratamos a quien lo hable" ese fue mi lema.

Así vendimos el barquito y nos sentamos en la terraza del imponente "Los Roques" a tomarnos una cerveza, lloré, por qué no decirlo, lloré, ahí estaba en "Los Roques", en ese barco cuyo proyecto se había esfumado como arena entre los dedos y se había llevado todos mis recursos y ahora estaba ahí y mi nombre en los papeles de propiedad con una proporción menor a la que tenía en el pesquerito pero feliz. (¿Feliz? Feliz al amigo, que parecía tener 150 años cuando me entregó el barco y yo parecía de 30…Ahora el parece de 40 y yo de 200)

Bueno todo estaba para celebrar, pero…siempre hay un pero, había que gastarle plata, repotenciar las máquinas, cambiar generadores, acondicionar espacios para turismo (las alfombras habían sido maltratadas por las botas de los trabajadores petroleros) cambiar aires acondicionados, mi ilusión ingenua me tenía soñando con actualizar los equipos de navegación (aunque les digo algo, afortunadamente aprendí a navegar antes de que estos aparecieran así que eso no es impedimento para mi, sin falsa modestia)

Ahora el plan fue captar algún inversionista para echar pa lante. Aquí, en este capítulo, digan lo que quieran los incrédulos, pero aquí en este punto el bloqueo nos destrozó, muchas respuestas fueron "quiero pero si pongo un dólar en Venezuela o algo que suene a venezolano, me cancelan la cuenta", me molesté mucho con un colombiano (ojo no tengo nada contra ninguna nacionalidad, todos vivimos en un mismo planeta) después de mucho negociar y correos e informes y fotos me citó a un café en el centro de Bogotá para hablar personalmente (DIOS¡¡¡) le dije ¿Bogotá? No entiendo, yo estoy en la isla de Margarita en Venezuela y el barco en Puerto la Cruz…silencio, ¿Venezuela? No hombre por qué no lo dijo desde un principio y nos ahorramos esto yo no invierto ni en Venezuela ni con venezolanos. Mi indignación fue total recuerdo que de manera explosiva le respondí: ahh ¿Usted es Colombiano o sólo hace negocios con colombianos? Pues ni lo imaginaba ¿Sabe qué? Yo no trabajo con drogas ni con tráfico de nada ilegal y no trabajo con colombianos…eso fue un berrinche de mi parte nacionalista ofendida; los colombianos tampoco trabajan con eso, con eso trabajan los narcotraficantes de diversas nacionalidades.

Volviendo a Los Roques, lo llevé a Puerto La Cruz para una inspección para un proyecto de colocar unas mono boyas y necesitarían alojamiento para 35 personas mínimo y 50 máximo con todo incluido; la inspección al barco fue un éxito para ese proyecto, celebramos de nuevo; nunca supimos que pasó con esa mono boyas, si las pusieron a no.

Ahí apareció un inversionista con un plan: quiten las habitaciones y hagan bodegas para carga y yo invierto, yo me opuse a hacer ningún cambio al barco antes de tener eso firmado y con un dólar o dos bolívares puesto en la mesa; pero como leyeron en el artículo anterior el 100% de mi sueño se había transformado en el 12% de la realidad, así que no hubo opciones: muchachos destruyan dos cubiertas de habitaciones, ordené a los tripulantes, nos vamos a dique en Cumaná a hacer unas bodegas y repotenciar las maquinas.

Fatídica tarde en que llegamos a Pescalba que por lo visto será el destino final del barco en que se me fueron 10 años de la vida y me dejó la casa con el techo cayéndose a goteras (no es un decir, vengan cuando llueve para que lo vean) el carrito andando cuando le da la gana, las muchachas sin universidad, para el hijo menor afortunadamente las monjitas del colegio que los han visto pasar a todos lo becaron en un 70% y bueno mi esposa con un cáncer de seno diagnosticado desde el año pasado y un presupuesto de diez mil dólares para comenzar y quien sabe cuánto para terminar que no puedo cubrir, mientras el gerente de pescaba en su supina ignorancia de cuánto vale un barco me tiene el mío retenido porque le debo dar 250 millones de dólares para sacarlo de ahí, destruido como está.

Ya ese barco desbalijado en Pescalba cuando me expulsaron a los tripulantes y desbalijado el resto dentro de poco por la nueva expulsión no tiene sentido para mí, no estoy en capacidad de recuperarlo por muy bueno y rentable que sea el proyecto que nos llevó a él. Proyecto económico que fue realizado, por cierto por una eminencia en economía, vice rector de una prestigiosa universidad, sin maquillajes de ningún tipo.

Ya la suma de todo mató mis sueños de, con un barco navegar por las islas del Caribe diciéndoles que los tambores de la verdadera hermandad están sonando en nuestras costas, un proyecto que no llevaría turistas sino personas.

Me enfrento al gigante llamado gobierno, que tanto apoyé cerrándome tantas puertas en mi empeño, pero que mi esposa y yo seguiremos apoyando a pesar de ciertas personas.

Por lo pronto para este 21 de noviembre votar por el candidato del Psuv en Nueva Esparta, imposible, ojo por la derecha tampoco, por supuesto (dirán que nuestro voto no les hace peso) pero a mí, a mi esposa y a nuestro corazón si nos pesa.

Mañana respondo la carta que me enviaron mis hijos.



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Oscar Jiménez


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