Bachaqueo

Cuando Panorama informó el pasado 10 de mayo que había caído en el Zulia la primera banda en el “Plan Antibachaqueo”, capturando 15 miembros de la organización “Los Especuladores al tiempo que se detuvieron y revisaron 85 gandolas, empezamos a respirar aliviados; en pocos días, pensamos, podremos retornar a los “súper” a hacer nuestras compras con normalidad. El Plan anunciado por el gobernador Arias Cárdenas apenas dos días antes comenzaba a dar resultados concretos y contundentes. En otra respuesta, el Jefe de Estado, Nicolás Maduro, realizó gira por Uruguay, Argentina y Brasil, en la que se firmaron 51 acuerdos en las áreas de energía, alimentos e industrialización, convenios realizados en el marco del Mercosur.

Hoy, pese a la masiva distribución de alimentos, persiste en el Zulia la situación del “bachaqueo”; al menos en los grandes expendios no ha variado, lo que amerita de una investigación a fondo que permita detectar las verdaderas causas y actuar en consecuencia.

Pienso de manera muy particular que el Plan inicialmente propuesto por Arias Cárdenas resolvería de momento el fenómeno. Meditando, reflexionando sobre el tema, surgen algunas interrogantes. ¿Es ésta una acción espontánea de nuestros hermanos indígenas? ¿Que origina el fenómeno? ¿Por qué surge en el marco de un período pre-electoral? ¿Por que Chávez lo calificó como una “guerra económica? ¿Hay detrás alguna mano peluda? ¿Quiénes son los mayores beneficiarios, tanto en lo político como en lo económico de la situación? ¿Por qué se presenta este fenómeno, realmente novedoso en la sociedad zuliana? Trataremos de dar algunas respuestas acudiendo, tanto a factores políticos como al imaginario popular.

Han surgido algunas respuestas:

a) El acaparamiento, desabastecimiento y especulación no es una acción espontánea de los hermanos Wayúu y otros sectores para beneficiarse de estas irregularidades. Mafias organizadas se mueven, en complicidad con sectores oposicionistas, y con “paracos” que hacen vida “delictiva” en nuestro estado, para financiar la adquisición en grandes volúmenes de los productos mencionados, utilizando para ello, en enormes movilizaciones, a los indígenas.
b) Esas mafias adquieren a precios de “escándalo” esos productos a los indígenas, quienes obtienen ingresos suficientes para hacer de la actividad su “modus vivendi”. De paso, han dejado al margen sus ocupaciones habituales, porque la mayor parte del tiempo lo dedican a hacer las “colas”.
c) Controlada en parte la venta especulativa a través de los buhoneros, el acaparamiento se centra en este otro “desaguadero”: el contrabando de extracción. Existen infinidad de “caminos verdes” a lo largo de la extensa frontera colombo-venezolana, con numerosas fincas que sirven de aliviaderos, muchas de ellas, si no todas, en manos de “paramilitares”, “narcotraficantes” y oligarcas ganaderos colombianos desdoblados además en narcotraficantes y contrabandistas. En sociedad con algunos miembros “maulas” de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, quienes de paso se redondean unos jugosos dividendos por permitir el paso indemne de “caravanas de mulas”, el contrabando de extracción (al lado del de la gasolina y los lubricantes) es una práctica oficiosa en la cotidianidad de los hermanos Wayúu. En los pasos fluviales de los Ríos Tarra y Catatumbo, esas prácticas se hacen desvergonzadamente a la luz pública, sin ningún ápice de recato, donde militares participan activamente. El diferencial cambiario con la moneda colombiana estimula el contrabando.
d) No es un secreto que el principal bastión de la oposición venezolana, tanto en su radicalización como en el volumen del electorado, está en el Zulia, por lo que no es aventurado asegurar, en base a los antecedentes, que “empresarios de la oposición radical venezolana y colombiana”, en alianza con los “intereses imperiales” de Washington, estén financiando con propósitos desestabilizadores esta situación. Son ellos los mayores beneficiarios, tanto en lo político, como en lo económico, del acaparamiento, el desabastecimiento y la especulación, por la incertidumbre, la rabia, las incomodidades que causan en la población.

Conclusión:

i)Hay que ir al fondo del problema. Detectar con precisión las causas originarias. Además del problema estructural de la producción de alimentos, en el casi hipotético de que ésta se multiplique por mil, no sería esa la solución de persistir el fenómeno del “bachaqueo”.

ii)¿Atacar la avalancha desestabilizadora mediante el Plan Arias? Muy bien, se controlan las gandolas, se maneja el paso de éstas por las aduanas, se regula la venta buhoneril. Todavía quedan los centenares de fincas fronterizas. ¿Cómo controlar el paso a través de éstas con oficiales de la FANB que son maulas, verdaderos delincuentes vestidos de verde y con las armas de la República?

iii)¿Cómo hacer con los financistas ubicados en sectores paracos, narcos y miembros del “empresariado nacional, colombiano y del imperio?

iv)¿Cómo lograr concienciar a los indígenas de que están sirviendo como carne de cañón, y de que los beneficios que obtienen son transitorios y perjudican y se ganan la mala voluntad del resto de la población? ¿Pueden lograr esto los líderes de las comunidades indígenas'

v)¿Tiene que ver, de manera decisoria, el valor adquisitivo del bolívar en el fenómeno planteado?

La respuesta la tiene usted, Gobernador Arias. No es un caramelito lo que tiene enfrente. Pero tiene la Ley, tiene la razón y tiene el PODER QUE LE DIÓ EL PUEBLO. GOBIERNE CON ÉL, CONSÚLTELO, TOME DECISIONES CONJUNTAS.



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César Eulogio Prieto Oberto

Profesor. Economista. Miembro de Número de la Academia de Ciencias Económicas del Estado Zulia. Candidato a Dr. en Ciencia Política.

 cepo39@gmail.com

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