La oposición desnuda

La señora tenía muchas partes postizas: cabello, senos, trasero, dientes, uñas..., y en las noches, antes de irse a la cama, se las quitaba y las guardaba en el closet. El pobre marido no sabía si encerrarse con las prótesis en el armario o acostarse con lo que había quedado de su mujer.

Más o menos, “la oposición” se parece a la dama de este chiste, sólo que son muy escasas las oportunidades para verla completa y emperifollada. La última vez que pudimos apreciar todas sus piezas bajo un mismo traje -que, por cierto, les diseñó el propio gobierno- fue el 2 de diciembre de 2007. Los denominados “dirigentes opositores”, de partidos, grupos, gremios y medios, coincidieron en la antípoda de la propuesta presidencial para la reforma constitucional: tan sencillo como decir “No” a lo que planteaba “el oficialismo”. El proyecto pro-socialista resultó derrotado, “la oposición” se embriagó durante varios días y, luego de tanto júbilo, terminó desnudándose y, por tanto, desmembrándose. Hoy, el segmento social que adversa al presidente Chávez -como el marido del cuento- no sabe en cuál de tantos closets puede encontrar la médula, el cerebro o las pelucas de su deseada “plataforma unitaria”. Más aún, las luchas entre los diversos factores que conforman el polo opositor, además de dispersión, han generado las condiciones suficientes como para desmotivar y desmovilizar a “las masas que esperan por ellos”. Inclusive en Carabobo, donde aparentemente cuentan con un candidato único, ese mujerón que, llamándose “No”, obtuvo el apoyo del 31,91% de la población electoral el 2-D, ha perdido un tercio de su cuerpo; a su vez, ese tercio se ha dividido en, por lo menos, tres partes, y sabemos que una de ellas está viviendo en el Capitolio.

En conclusión: gane o pierda, a la señora “Oposición” le recomendamos que, si no puede coserse, no se desnude. Su esposo puede cansarse de buscar sus piezas por toda la ciudad. Además, por ahí anda una gordita rozagante vestida de rojo que, si bien no le va a quitar el marido, sí puede dejarla sin ropa.



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Luis Salvador Feo La Cruz P.


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