Que lástima Marisabel

Que lástima Marisabel Rodríguez. Después de un primer divorcio te ilusionas y te casas con un hombre carismático; aún cuando participas en la campaña presidencial buscándole apoyo, seguramente no visualizaste que él llegaría a la alta magistratura y una vez alcanzada ésta, comienzas a sentir la presión del techo político-cultural para el cual no estabas preparada.

Múltiples asesores te rodearon y cual Barbie te dejaste arrastrar por la vorágine que te fue apartando del papel que te correspondería para trascender en la historia de la mujer venezolana.

Era la primera vez en Venezuela que la esposa de un Presidente era divorciada con hijos; fuiste aceptada por la rancia oligarquía y con recelo por el pueblo chavista, esperando, siempre pendiente, sentir tu comportamiento revolucionario y transformador. Con el mismo recelo ese pueblo te dio el voto para que salieras electa constituyente. En ese momento comenzó la oposición a probarte haciendo correr algunos chismes de las palizas que te daba Chávez y hasta que habían tenido que hospitalizarte; tu seguía en su rol de Barbie alegre, moderna y casual a la que todo te resbalaba.

Una vez convencida la oposición, de afuera y de adentro del chavismo, de que Chávez no se dejaría envolver y que estaba dispuesto, no solo a acabar con tantos groseros privilegios, sino también a cumplirle a los sectores más necesitados del pueblo; comenzó a apretar tuercas y fueron cayendo los débiles y las máscaras de los pérfidos. Bastaron algunos cacerolazos para que, con la excusa de la salud mental de tus hijos, abandonaras el barco y corrieras a refugiarse a su estado natal.

Al pueblo chavista le alegro tu salida del panorama político y por supuesto, la oposición no siguió tomándote en cuenta, salvo una que otra entrevista donde querían que dijeras que Chávez te maltrataba y lo negaste. En el golpe del 11 de abril, quien sabe bajo cual circunstancia, tal vez asustada, pensando que la oposición te arrastraría en su odio a todo lo que tuviese que ver con Chávez, apareces nuevamente diciéndole al mundo que Chávez no ha renunciado.

Vueltas las aguas a su nivel, ni el chavismo ni la oposición y te vuelve a tomar en cuenta y te conviertes en algo menos que un periódico de ayer que a nadie le interesa. Tus apariciones en los desfiles anuales de la Fundación del Niño no producían ni frío ni calor en ninguno de los dos bandos; pasaron más de cinco años, hasta que la oposición mediática, buscando nuevas caras con las que reforzar el movimiento estudiantil burgués, abre el baúl de los olvidados, te desempolva y te invita a declarar a favor del NO, a ver qué reacción produce.

Tu imagen ya no era la de Barbie, sino de una provinciana, pasada de peso, con una tercera pareja y dedicada las labores comunes del trabajo de una granja. Una vez pasado el proceso refrendario y ganado el NO, por tan pírrico margen, te sentiste dueña de ese triunfo como muchos de los títeres utilizados y pasando por encima de tu propia moral y la de tus hijos, intentas pescar cierta notoriedad con declaraciones infelices.

Que lástima Marisabel, perdiste la gran oportunidad de tu vida que se te presentó en bandeja de plata. Si unos cuantos cacerolazos te acobardaron, que pasará cuando llegues nuevamente al tope de tu techo político cultural, el cual se nota que ha bajado más todavía, y la jauría opositora te coloque, más deteriorada todavía en el pipote de los que ya no les sirven.

cocinerias@hotmail.com


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