Cisne negro navideño

Manuel Rosales es un tipo. Le dan tremenda paliza electoral y convoca una rueda de prensa para declararse feliz y gozoso. El hombre es más divertido que su apariencia. Mientras la oposición radical lo tilda de "traidor" y "vendido", de lo más orondo le da la espalda y advierte a los talibanes que el golpismo y la guarimba quedaron atrás, que él de eso ni se acuerda. A los berrinches de Poleo, Ledezma y Álvarez Paz, responde nombrando comisiones de enlace nadie sabe para qué.

El original pensador del Catatumbo no olvida que Poleo, quien cultiva con fruición la pornografía política, lo retó a demostrar de qué tamaño tenía las gónadas, al tiempo que dejaba el pelero rumbo a Miami.

De Ledezma, su ex compañero en la indeleble AD, tiene una percepción tornasolada. El ex alcalde de Caracas se declaraba abstencionista y al mismo tiempo asistía a sus marchas, lo cual resultaba demasiado complejo para el pensamiento elemental del candidato. ¿Con quién estás tú, compañero?, se preguntaba hace años don Luis Piñerúa Ordaz.

En verdad, el asunto no era nada complicado, sino algo común y corriente en la historia del oportunismo político venezolano, desde Antonio Leocadio Guzmán para acá. Si Rosales resultaba ganador, Ledezma cobraba porque "yo siempre estuve allí, en todas tus marchas". Si perdía, sería el primero en gritarle "sale bicho" y espantárselo, como en efecto sucedió.

Igual precavida conducta asumió Álvarez Paz, con esa posición de apoyar y no apoyar al ex candidato, que es una forma de nunca caerse del caballo. Arre.

Cuando Rosales prometió que cobraría, no mentía. Lo que no aclaró fue que era a la oposición a la que pensaba pasarle factura. Es un caso harto curioso, el de un hombre que, luego de una aplastante derrota, puede mostrar varios trofeos de guerra. Veamos. Rosales le metió un mordiscoalacúpuladePrimeroJusticia y se llevó a tres dirigentes: López, Blyde y Liliana. Precisan que esta última no ha sido aceptada de un todo porque "Rosales la conoce", vaya usted a saber.

Siguen los trofeos que el vencido del 3D exhibe. Sin que Ramos Allup peleara, el zuliano le quitó las bases de Acción Democrática.

Ese millón y medio de votos de Un Nuevo Tiempo, era blanco blanquito. Por esta vía, un partido estadal se convirtió en nacional, a costa de los adecos. Rosales es sortudo porque esto fue casi un regalo. El mismo ex candidato se transformó en un político con proyección en todo el país. Tanto es así que un sublimado Fausto Masó, en conmovedor artículo, declaró que "fuera de Rosales no hay salvación". Para la oposición, claro.

La cobranza rosalina alcanzó a la oposición extrema y recalcitrante. La dejó sin discurso y sin consignas. Ya basta de hablar de golpes y guarimbas, advirtió su nuevo líder, quien así enterró la cantaleta del fraude en el referéndum de 2002. De esta manera, metió en el horno la insólita teoría del Cisne Negro, de la que Haussmann, Súmate y compañía vivieron durante dos largos años. De modo que en lugar de pavo, la mesa navideña de la oposición exhibirá un cisne relleno con relámpagos del Catatumbo. Rosales, con su congelada sonrisa de cobrador, invita.


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Earle Herrera

Profesor de Comunicación Social en la UCV y diputado a la Asamblea Nacional por el PSUV. Destacado como cuentista y poeta. Galardonado en cuatro ocasiones con el Premio Nacional de Periodismo, así como el Premio Municipal de Literatura del Distrito Federal (mención Poesía) y el Premio Conac de Narrativa. Conductor del programa de TV "El Kisoco Veráz".

 earlejh@hotmail.com

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