Las andanzas de un rufián

Como es de todos conocido, pero sobre todo sufrido, el gobernador Rosales, en su aspiración a gobernar de nuevo a esta región, está gastando montañas y montañas de dinero en publicidad. Y no sólo eso, sino que, además, lo está haciendo ante la mirada indiferente y complaciente de la colectividad. O más gráficamente: ante las propias narices de todo el mundo. Incluso, ante la indiferencia de comentaristas políticos que se autocalifican de insobornables paladines de la moralidad pública. Y lo extraño en este caso es que toda esa actitud de complicidad y alcahuetería, se adopta a pesar de que se sabe que el gobernador, al incurrir a la práctica inmoral y dispendiosa denunciada, está incurriendo, sin atenuantes, en los repugnantes delitos de malversación y peculado.

Con razón los trabajadores y contratistas al servicio del ejecutivo regional viven quejándose de que no les pagan y que, cuando lo hacen, les pagan incompleto. Y no sólo los trabajadores se quejan. También todo el Estado es un solo lamento, debido a que sus habitantes no acaban de ver cumplida ninguna de la caudalosa catarata de promesas que el bocón de Rosales, ducho en eso de los fraudes, les hizo en una campaña también multimillonaria y fraudulenta. En una campaña electoral en la que incurrió abierta y masivamente en el bochornoso delito de la compra de votos. Y a la luz de este nauseabundo hecho, uno de los más asqueantes y repulsivos que hemos visto., es obligatoria la siguiente pregunta: si Manuel Rosales fue capaz de ponerse a sobornar a la gente –billete en mano- en plena vía pública ¿de qué no será capaz? ¿qué delito no será capaz de cometer?

Pero todavía hay otra pregunta aún más indignante que la anterior. Porque, ¿cómo, con semejante manera de administrar los dineros de la gobernación, se podría cumplir con los trabajadores y contratistas al servicio de esa dependencia? ¿Cómo se podría construir ni siquiera una miserable obra de utilidad social si todos los recursos, tanto los ordinarios como los extraordinarios, se destinan íntegramente para financiar la corrupción y la publicidad? Todos estos incalificables latrocinios explican el por qué, aparte de las maticas, las florecitas, los lacitos y bombillitos de colores, todavía no se haya resuelto ninguno de los más acuciantes problemas que aquejan a esta colectividad. Por el contrario, lo que se observa es la aparición de nuevos problemas y el agravamiento de los ya existentes.

Claro, todas estas fechorías y desafueros los comete el inescrupuloso gobernador, porque piensa que con decir que el gobierno nacional no le envía el dinero que le debe enviar, tiene el mandado hecho.”Ya está –dice- me la comí. Yo si soy un genio de la excusa y el ardid”. Sin embargo, otra pregunta bastaría para desenmascararlo y ponerlo al descubierto tal como es. Bastaría con preguntarle de dónde saca los multimillonarios recursos con los que financia su avasallante publicidad y para la compra de palacetes en Miami?

Pero, además, existe otro hecho en el que se ampara este vagabundo. Me refiero a que carece de oposición. Y no la tiene, porque todos aquellos diputados y ediles, que serían los más indicados para controlar la gestión del ejecutivo regional, me refiero al MAS y a algunos del MVR, como la doctora Raisa Durán y otros, aparte de ser unos pobres diablos analfabetas se vendieron vergonzosa y descaradamente al gobernador. Con lo cual este señor puede hacer lo que le dé su real gana, cometer sus insultantes abusos y atropellos contra los dineros públicos y contra la ciudadanía, sin que nada ni nadie pueda impedírselo. Estamos, pues, y a despecho de los cambios que se han suscitado en el país, completamente a merced de un gobierno regional absolutamente corrupto y desalmado. Y lo peor es que, en vista de la debilidad del proceso aquí en el Zulia, que tantas veces hemos denunciado, las cosas, lamentablemente, continuarán igual. ¡¡¡Estatutos, ya!!!

alfredoschmilinsky@hotmail. com



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Alfredo Schmilinsky Ochoa


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