Los derrotados de mi felicidad

“…Porque en vano se esforzarán en mostrarle

que la felicidad consiste en la práctica de la virtud…”

Bolívar

De todo el atraso de la MUD llama la atención las grandilocuentes declaraciones de Copei: "Venezuela es el país de la suprema infelicidad" la repercusión fue inmediata, toda la prensa privada lo reseño como una declaración “inteligente”. Signos de la crisis existencial antibolivariana.

La dirigencia pro yanqui no es feliz. Deben simular todos los días su apego a la constitucionalidad y a los símbolos nacionales, hacen peripecias para subordinar sus intereses y apegos a la realidad intelectual del país y por ultimo provocan una crisis económica para tratar de ganar votos. Ese esfuerzo delincuencial provoca amargura en cualquier parte del mundo, muy a pesar de la frialdad que caracteriza sus laboratorios.

Copei es la génesis, junto con AD, de toda la estructura que compone a los partidos actuales opuestos a la constitución nacional. Los dirigentes de estos aparatos son los artífices de la MUD y al mismo tiempo los “padres políticos” de los partidos más jóvenes de la corriente antibolivariana. Todos son aliados del imperialismo norteamericano y, unos más que otros, reciben su tajada del presupuesto gringo para actividades anticonstitucionales en Venezuela. Se explica por sí misma la declaración copeyana.

No hay felicidad en la MUD, es obvio, el resentimiento social contra los pobres es alto en las filas y cúpulas de la oposición, no soportaban que el vendedor de arañas dirigiera el país, no soportan ahora que el obrero conduzca la nación. Llevan al hombro 14 años de infelicidad.

Mas allá de la frontera, los amos de la MUD, en la Casa Blanca y en la OTAN, por haber perdido el control del petróleo venezolano hoy portan el virus de la “infelicidad acumulada”, sobretodo por la expansión libertaria de la idea chavista en el continente americano, otrora “feliz patio trasero gringo”. Su desdicha pretende evitar el curso indetenible de la historia hacia el socialismo bolivariano.

Es indiscutible los márgenes de “arrechera” que debe producir en la dirigencia opositora tener que usar como nombre de comando político a “Simón Bolívar” para simular una condición nacionalista, en vez de usar “George Bush” personaje reflejo de las políticas reales que proponen desde ese nido de alacranes y culebras. La desventura acompaña las acciones y declaraciones de los antibolivarianos.

En el pueblo, llano, sencillo y feliz por naturaleza bolivariana las cosas son distintas: “al mal tiempo buena cara”. La felicidad material del pueblo venezolano es importantísima, pero los logros espirituales de la nación, en el contexto revolucionario, son de un alto valor moral en la familia. Basta con leer el estudio sobre la sociología del gusto publicado por gis xxi, para entender que nuestra nación persigue la felicidad en los logros educativos y familiares. La amargura social no está en la agenda de la nación.

Sin embargo hay que detenerse en la pretensión opositora. Es obvio que la falta de harina de maíz en plena recta para hacer las hallacas genera angustia en muchas partes, de igual forma la falta de algunos productos y los sobreprecios en todos genera desespero. La estrategia gringa de bombardear el bolsillo tiene efectos en la generación de impaciencia entre la gente. Por esta razón deben reinar explicaciones claras sobre la forma en que opera el imperialismo, el presidente Nicolás Maduro ha sido preciso en esta dirección, de igual forma se debería actuar en la base social del país para que todos entendamos las condiciones por las que atravesamos en esta lucha por la soberanía nacional.

El objetivo de ser libres e independientes, pasa por la conservación de la felicidad y alegría que construyó Chávez con su carisma, audacia y arrojo y del que ahora es heredero Nicolás Maduro, la dirigencia bolivariana y el pueblo.

La amargura antibolivariana seguirá profundizándose y pretenderán la división de los patriotas, la restauración del capitalismo y el sufrimiento de los que hemos construido hasta hoy un país de gente libre. Así lo advirtió Chávez en su discurso de partida. Cierto es que los problemas que tiene el pueblo solo los resolverá la revolución, porque los infelices solo pretenden “cobrar” los 14 años de inversiones antichavistas que han hecho hasta ahora.

El país hoy se define con la unidad de los bolivarianos, el resto es la OTAN y los Gringos operando, como siempre, contra nosotros.

A toda la gente de la MUD le mando este versito parafraseado de Silvio Rodríguez …soy un hombre feliz y quiero que me perdonen por este día los derrotados de mi felicidad…



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Cesar Trómpiz

Miembro de la Juventud del Partido Socialista Unido de Venezuela (JPSUV).

 cesartrompiz@gmail.com      @CesarTrompiz

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