La mediática, estado superior del catecismo

El surgimiento de la mediática como poder es uno de los resultados evolutivos salidos de la revolución francesa. No es que no existiera de antes, sino que su efecto de dominio ejerció desde entonces el valor preponderante sobre los anticuados postulados que poseía la iglesia recalcitrante para sus dominados. La imprenta de Gutenberg había logrado un espacio trascendental al ser tomada como referencia de cambio de época de su entonces, (edad media a renacimiento) cuando se popularizó y más aún, cuando se divulgó al mundo lo sagrado y lo profano de ese momento, circunstancias símiles a lo que hoy puede significar la mediática y más aún el Internet. La imprenta enalteció las universidades, los libros salieron de los conventos almenados, rumbo a procrear nuevos despertares.

Sin embargo, verdaderos dinosaurios los jerarcas eclesiásticos, divulgan los mismos criterios y parangones de dominación de hace 500 años, donde las amenazas sobre el más allá son el plato fuerte de su sostén y en aquellos días le mortificaron la vida a más de un padre de los tiempos que nacían como a Galileo, por asegurar y difundir la redondez de la tierra y su traslación alrededor del sol.

La misma gravedad de firme postura al hablar con el público que portaba el papa Pío XII, la adoptan los actuales obispos y mandamases creyendo a fe ciega, que el pueblo aún guarda aquel mismo respeto a sus sotanas planchadas.

Sin embargo el fenómeno no se detiene en la iglesia católica. El cristianismo en todas sus expresiones, tiene una cierta soberbia que es la que adopta al establecer sus dogmas sobre los feligreses, esto es, que los salvados o escogidos para el paraíso, son sólo los que les siguen ciegamente. Allí van desde las más abiertas iglesias que aceptan el reggaeton para sus cánticos celestiales hasta las misantrópicas y misóginas congregaciones que tienen prohibido hablar durante todo un año: todas son "la elegida de Dios", ¡Gloria a Dios!

Pese a que la historia les ofrece a los cristianos de todas las índoles una cantidad prolija de errores garrafales –otro dogma por pura vergüenza ya se habría hecho desaparecer del mapa-, la cristiana aún permanece como si nada. Creo que el mensaje es la fuerza puesto que los adeptos no consiguen conciliar la codicia con el amor al prójimo y los vates filósofos sólo adecuan sus desastres mentales cual fichas de un rompecabezas que no le quedan apropiables. Mas bien, despreciables. El mensaje del santo nazareno prosigue allí, incólume. Casi virgen.

Tremendo gen el de la codicia al asumírsele como inherente, "para eso es la orina de los perros que marcan su zona" me dijo un incrédulo de lo que escribo, o sea, que es lo más natural, tratando de inculcarme el hecho de lo mío, como lo más natural y evolucionado del hombre, pues allí están las fronteras, las parcelas donde habitamos, el aire de la urbanización de por aquí, nada que ver con el de por allá, o sea, la cultura es egoísta… Entonces me pregunto yo, ¿Qué carajo vino hacer el Cristo por estos lares, a meterse en lo que no le importa? Y si todo habla en su contra, ¿por qué no lo execramos de una vez por todas?

Porque le tenemos terror… yo iría más allá: porque en nosotros habla otro ser además del exterior que se muestra.

Cierta conexión nos habla de un rincón tal cual el de la hipófisis que apenas utilizamos en nuestras vidas, que –creo yo- se ha puesto de manifiesto a pesar de todas las subliminales y amenazas. Como si un instinto natural busca resquebrajar el efecto de dominación calado como fórmula físico-matemática. Es entonces cuando percatamos de la fortaleza del poder que denominamos Mediática, o poder de la comunicación, una verdadera maraña goebbeliana, existente mucho antes de nacer el propagandista nazi. Recuerdo el "dime y direte" cuando las dos superpotencias, se contrapunteaban la suerte del mundo de la que tengo un recuerdo de un par de revistas muy en boga entonces, Selecciones del Readers Digest, norteamericana y su versión rusa, la Sputnik, una polémica ridícula que hablaba de las cantidades de ballenas que mataban los europeos, japoneses y norteamericanos, y que con los rusos se peleaban el Nº 1, unos a otros se descalificaban como bandidos, asesinos, etc. Y los que estábamos en contra de todo ese disparate éramos inculpados de traidores por uno y otro bando… la iglesia entonces se debatía entre los que bendecían a los aviadores de los F14 rumbo a bombardear a Mai Sai y los curas Camilos Torres fundadores de FLN. Todo ese cretino aparataje está igualito. Eso no ve nada de cambio en nada que no sean los rieles de su andar artrítico.

Pero sí hay un cambio fundamental: la revolución de teflón que camina sin echar la mirada atrás, que no se amilana ante la andanada de porquería que arman, por la vía que se veía tramposa, la electoral, vía que en mi época la veíamos risible. Los cambios son, es verdad, ultra lentos, pero se trata de cambiar in situ, paso a paso, persona a persona, la estructura con la misma fe y optimismo con que la hubiésemos alcanzado vía las armas. Los cambios no sólo son de un territorio sino de áreas estratégicas, cazar y ganar para sí a los connacionales, asegurarlos, a la vez que promocionar, ganar la empatía y confianza en la clase explotada de tu sector como de los vecinos, y ¿por qué no? Ganar la fe del explotado del imperio mayor, alma de la misma sangre que la tuya.

Es entonces cuando observamos el estandarte del verdadero rostro del enemigo, la mediática, nada que envidiar a los NAPALM sobre Vietnam. Observamos que a los muertos no les hace falta que tengan dos metros de tierra encima, caminan con nosotros en las aceras cosmopolitas, siembran con nosotros los alimentos que consumiremos juntos en distinta mesa. La iglesia cristiana, la católica como la que más, tiene un hijo más sanguinario en la mediática que mata en vida tal cual ella y sostiene transformando en plastilina a los hijos de la tierra, y los resultados los vemos patéticos en los hermanos del norte americano, donde en otras latitudes ya habrían quemado a Wall Street, y no por lo ocurrido, sino por lo "salvateado", pues el sistema demostró que el importante es el ladrón banquero, el verdadero "perjudicado". En cambio los sin casa son secundarios, y para el colmo electoral, ese no vota, ya que la ley permite el voto al que tiene domicilio, pues el "nómada" nada tiene que hacer en las urnas, ¿qué tal?

Hoy la situación está peor de lo que la describen los noticieros, a favor por supuesto del "salvataje". Grupos sociales de más o menos poder económico comprando en Wall-Mart, (suerte de Mercal por poner un parangón), la actitud de los conductores es cada vez más clasista, se están delimitando las casas con cercas "alfajol" en previsión de disturbios que vendrían luego de las elecciones, pues ya se ven en las calles quienes son los primeros echados: los negros y los latinos; las agencias de carros están cerrando por todos lados, y otro sin fin de negocios. Y, a lo que vamos, las iglesias se aprovechan del caos financiero para atrapar a feligreses, luego "sólo Cristo salva"; la competencia es brutal, los dueños de pequeños negocios salen caminando a repartir todo tipo de propagandas y promociones. El choreo, prácticamente ya inexistente en Venezuela, está brotando como hongos, como el romper los vidrios de los carros para llevarse lo que encuentren dentro; se pueden ver vehículos que se quedan sin combustible en el medio de las vías. En el consulado de Venezuela en Miami se tramitan 25 mudanzas diarias y muchos se están preparando para largarse de la meca del capital. Estos sucesos ni se nombran en los noticieros. Para estos, la situación es solo en macro, porque lo macro es lo que pesa en los otros países, pero para lo doméstico, que las iglesias los acojan y las versiones mediáticas los obvien.

Creo que la iglesia y la comunicación globalizadora monolítica tienen mucho que perder, y aquella si no se pone las pilas, su evaporación está a punto de sobrevenirle, una burbuja más que contaba y vivía del poder del capital de las conciencias dormidas. Para unos y otros, mediática e iglesia, su tiempo se hace de ñapa, cuestión generacional el nuevo tiempo.

arnulfopoyer@gmail.com





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Arnulfo Poyer Márquez


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