El ejercicio de la dominación imperialista, el cual llevan ya bastante tiempo practicando sus clases hegemónicas a lo largo del siglo pasado en nuestros pueblos a través de sus mecanismos y herramientas de la comunicación y el lenguaje entre palabras que utilizan e inducen a favor de justificar sus desmanes, los cuales ahora en este instante escuchamos por todo lo alto la palabra “libertad”, los sectores de la burguesía nacional quienes forman parte de la clase irreconciliable del capitalismo imperialista contra las grandes mayorías explotadas de la sociedad, toman esta palabra como bandera que ondula en sus manipulaciones irresponsablemente antidemocráticas y apátridas.
Siendo así vemos como el poder de la palabra, del lenguaje y de sus componentes neurolingüísticos son piezas centrales de los planes hegemónicos del imperialismo, armas que funcionan efectivamente porque ellos dominan el sistema de comunicaciones y son libres de reinventar su significado y reescribir la historia.
Estamos hablando del aparato ideológico y propagandístico mundial quienes han fundado y creado el lenguaje económico (mercados, mercancía, comercialización, comercio libre) y así mismo en el terreno político tenemos el principal verbo “libertad”, donde se desprenden también categorías polisémicas como: democracia, autonomía, elecciones, reforma, desregularización, etc. en el ámbito social donde lo hacen de una forma cuidadosamente inteligente, audaz y comedida, insertándose en el subconsciente del ser humano, alineando su comportamiento, sus características y relacionamiento con la sociedad, empleando los términos (consumo, crédito, compasión, moral, credibilidad) apoyado en la parte jurídica donde tienen su mayor fuerza de hostigamiento por medio de las leyes y el orden global (políticos, prisioneros, crimen, dictadura) en los valores familiares enajenando desde los primeros pasos de la vida a los niños, adolescentes y jóvenes, influenciando desde las escuela, sin no dejar de moverse en los principios fundamentales de los aspectos intrínsecos y consientes que desarrolla la moral y la ética estableciendo métodos de conducción mental desprendida de agravios contra la sensibilidad y los sentimientos que desarrollamos los géneros humanos. Todo esto nos aproxima a la máxima descomposición del hombre como ser humano pensante y consciente de lo bueno y de lo malo, cuando estos medios de comunicación te incitan a la violencia, a la intolerancia y al odio, acercándote mucho mas a la irracionalidad detestable hasta convertirte en un protestante que desea la: intervención extranjera, la limpieza étnica, al desconocimiento de los verdaderos derechos humanos.
Estas formas de dominación que aplica lo que se conoce como NOM (Nuevo Orden Mundial) son los códigos instrumentados y construidos por la ideología de la hegemonía imperialista, inscritos en sus canales de comunicación y propaganda (la televisión, la radio y la prensa) de las cuales ellos son los dueños de casi todo el poderío mediático que existe en el mundo. Estos infames burgueses tienen el único propósito de dirigirnos especialmente a los que no estamos, ni mucho menos somos parte de sus intereses económicos nacionales y globales, para que obedezcamos sus planes de dominación mundial. Surtiendo el efecto manipulador hegemónico sobre la edificación de la historia moldeándola a favor de sus preceptos ideológicos, para esto utilizan todos los recursos tecnológicos que tienen a su disposición, atravesando en sus anchas los limites del espacio exterior con sus antenas satelitales hasta el profesor de historia, lenguaje y mercadeo en las universidades o tanto como el comunicador social de algún programa de radio gusano miamimero, como también podemos tomar el ejemplo de algunos de nuestros comunicadores sociales de los canales de televisión (Globovisión, Venevisión o Televen) al servicio de la oligarquía de nuestro pueblo y del imperialismo.
(*)Sec. de DDHH JCV
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