Angel de la guarda no me jodas más

Esas palabras resuenan en mi cabeza durante estos días, Resuenan y remueven, debo confesarlo, un poco de rencor. Es que nunca falta alguien que sabe mejor que yo lo que es mejor para mi.

Todos tenemos una especie de ángeles de la guarda de carne y hueso, que se han autoproclamado como nuestros protectores y guías, y a quienes no hay manera de hacerles entender que si nos dejaran en paz estaríamos mucho mas felices.

El primero de estos ángeles suele ser nuestra madre, nadie como una madre para saber lo que es mejor para ti. Desde mezclotes horrorosos para abrir el apetito y que son capaces de hacerte vomitar, pasando por las clases de piano que ella nunca pudo tomar, así que te las enchufa para vivir su sueño a través de ti, luego por unos prometedores adolescentes en plena crisis de acné que serían perfectos para mi, y por esos pantalones que me hacían una bolsa en el culo, y aquella muchacha que no me convenía como amiga porque tiene cara de mala, y aquel ingeniero, no, ese de pelo rubio no, el otro, el gordito, el que tiene cara de buen marido, ¿me le declaro por ti?.

Un día glorioso mandé a mi mamá al carajo, me empaté con un tipo con cara de asesino en serie, me puse en pantalón roto y apretado y dando un portazo le corté las alitas de ángel guardián.

Al día siguiente escuche sus lágrimas por teléfono, escuche sus suspiros huérfanos y al final pude oír como su puchero se convirtió en una sonrisa de alivio. La pobre había pasado su vida agobiadísima viviendo para dirigir la mía, y yo, al fin y al cabo, parece que supe escoger solita lo que era mejor para mi. Al menos los pantalones me quedaban mejor.

Luego me he encontrado con ángeles fugaces encarnados en tías beatas, suegra, amiga del alma, amigo atacón disfrazado de amigote y vendedoras de bikinis; esas son las peores ya que tratan, a toda costa, de convencerte que esa rosca blanca mofletuda y fofa que te cuelga en la barriga no se nota para nada.

Pero uno va cortando alitas como puede y va escogiendo y formándose un criterio para las cosas. Así llegue a los cuarenta y tres años hace tres días, sacudiendo angelitos a diestra y, a veces, de manera siniestra,

Pero ahora me encuentro con una banda de post adolescentes fashion que saben exactamente que es lo mejor para mi, y están dispuestos a sacarse ampollas marchando hasta lograr mi libertad.

Resulta que ellos han descubierto que mi libertad de ver novelas me la han coartado, que mis noches, llenas de libros, se quedaron sin programas que nunca quise ver, pero que estaban allí por si acaso quería vaciar mi cabeza o llenarla de mierda, tal vez.

Se enfurecieron los muchachos MTV, porque su cachifa no iba a poder soñar con enamorar el señorito de la casa, ser violada por el malo, descubrir que era hija del viejo millonario que, convenientemente, muere sin mas herederos que ella y una falsa hermana que fingirá un embarazo para quitarle al galán. Le arrancaron la ilusión al pueblo y eso no se puede tolerar.

Ellos despertaron súbitamente con el clamor de un cacerolazo. Su mamá con la cara desencajada tocaba, por primera vez en años, una olla y un cucharón, pero no para hacer un sancocho, no. Lo hacía para alertar a los muchachos, esa generación de relevo latente, que les llegó su hora, que para orgullo de sus progenitores, alguien los estaba convirtiendo en líderes instantáneos de una lucha ideológica que carecía de ideas.

A marchar les dijeron, y marcharon y quemaron y apedrearon policías pacíficamente, exigiendo libertad de expresión. Como nadie los mató, marcharon más para defender el derecho de poder seguir marchando cuando les diera la gana. Como los dejaron seguir marchando, marcharon para exigir su derecho a marchar y a hablar con los magistrados de la corte suprema de justicia. Esto se está convirtiendo en el cuento del gallo pelón, pero esas cosas pasan...

Como los magistrados los recibieron y escucharon, como nadie los mató, ellos decidieron marchar para defender su derecho a marchar a la fiscalía general de la república y hablar con el fiscal general, como el fiscal los escuchó y de paso fueron invitados a la asamblea nacional para que debatieran con los otros estudiantes que no marchaban, ellos decidieron marchar para defender su derecho a marchar y mañana van a la asamblea, marchando o en metro, a debatir con los que no marchan sobre su derecho a marchar. Pero como todavía no los han matado, ellos planean marchar hasta el centro de Caracas, cerquita de Miraflores, a ver si allí alguien les da por matarlos de una vez porque esta marchadera se esta poniendo fastidiosa y a veces llueve y algunos olvidan llevar sus paraguas tricolor.

A todas estas, mientras marchan dicen que marchan por nosotros, por defender nuestros derechos humanos de expresarnos y marchar. Nos piden que nos unamos a ellos, que ellos saben por qué marchan y que lo hacen para salvarnos, aunque se dejen las suelas de los zapatos pegadas al pavimento de calles que jamás, hasta ahora, habían pensado en pisar.

Ellos declaran que no es una cuestión política, pero marchan gritando que Chávez va a caer. Dicen que marchan en nombre del pueblo, un pueblo que, debo recordarles, votó mayoritariamente por el sujeto a tumbar, y, no conformes con eso, cuando se les acerca un negrito, fruncen el ceño y se cuadran cual karatekas. Dicen que marchan por el derecho a la información veraz y llevan pancartas de RCTV, canal que no solo mintió, manipuló, deformó, corrompió, y enloqueció a una parte de nuestra juventud, en este caso marchante, sino que los pone en el frente de una conspiración, encandilándolos con un estrellato repentino y dándoles la responsabilidad de defender con sus vidas el derecho de una empresa a seguir facturando, mientras miente, manipula, deforma, corrompe y enloquece.

Angeles de la guarda, no me jodan más. No votamos por ustedes ni lo haríamos jamás. Votamos por Chávez y por un proyecto de país soberano y justo. No necesitamos que los maten por una libertad que ya tenemos. No necesitamos sus marchas ni su falta de ideas, necesitamos de ustedes que vayan a sus salones, que debatan, que piensen, que descubran, que aprendan. Necesitamos de ustedes que comprendan lo que significa voluntad popular. Que entiendan de una vez que los engañaron al hacerles creer que este país es de ustedes solitos, que cada voz cuenta, y que nadie, salvo sus mamás, cree que ustedes valen más que el resto, ni que son mas bonitos, ni que sus derechos son mas importantes que los nuestros.

Y si quieren seguir marchando están en su derecho pero es mi derecho exigirles que no lo hagan en mi nombre ni en el de mis hijas, ni en el de ninguna de las personas que no ha movido un dedo en estos días para salir con ustedes a marchar.

¡Yo me marcho a cenar!


carolachavez.blogspot.com


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Carola Chávez

Periodista y escritora. Autora del libro "Qué pena con ese señor" y co-editora del suplemento comico-politico "El Especulador Precóz". carolachavez.wordpress.com

 tongorocho@gmail.com      @tongorocho

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