España: Los medios contra Venezuela

Respaldaron el golpe contra el presidente Chávez en el 2002. Han dedicado su esfuerzo a tejer mentiras sobre la realidad venezolana a todo lo largo de los años de la Revolución Bolivariana.

No hay evento político en Caracas que no sea distorsionado en lo inmediato por los medios españoles y repiten mentiras atroces con pertinaz dedicación. En la prensa se referían al presidente elegido por el pueblo, Hugo Chávez Frías, con el mote de “gorila rojo”; su gobierno surgido de elecciones libres, le llamaban “dictadura” y su política internacional integracionista y solidaria ha sido descalificada como intrusiva y perturbadora en la región.

Con la llegada del Presidente Nicolás Maduro, ese ataque despiadado se ha incrementado hasta límites intolerables. El descaro llega hasta acompañar las maniobras conspiradoras de elementos antidemocráticos de la oposición política venezolana. Sus representantes tienen amplia cobertura y vulgares guarimberos son presentados como “perseguidos luchadores” por la libertad y la democracia. Cualquier insignificante movilización de opositores es presentada como gigantesca manifestación del pueblo.

Ahora hay una motivación adicional. Se trata del gran movimiento popular que exige cambios en la conducción del país, que protesta contra la inmoralidad del gobierno de Rajoy de ganar las elecciones con un programa y, una vez, en el poder, hacer exactamente lo contrario a lo prometido. Más aún, lo que arrebató al pueblo, por vía de recortes presupuestarios, lo utilizó para reintegrar los capitales perdidos a los banqueros que lo derrocharon.

Líderes de ese movimiento han expresado su identidad y su solidaridad con la Revolución Bolivariana. A su vez, en Grecia un movimiento similar ha ganado las elecciones con un gran respaldo popular.

Podemos no la tiene fácil

La derecha española, hoy desesperada ante la posibilidad de que Podemos se convierta en la opción ganadora, concentra todo el poder de difamación y mentira de que es capaz contra la Revolución Bolivariana de Venezuela. Pretendiendo recoger el fruto de quince años de maledicencias, mentiras y manipulaciones que, al fin y al cabo, han distorsionado la percepción y la opinión de los españoles sobre lo que ocurre en Venezuela, hoy hace su crítica al movimiento impugnador acusándole de querer transformar a España en un país bolivariano y presenta a sus líderes como agentes del gobierno venezolano.

Los movimientos políticos y sociales agrupados en la opción transformadora han sabido manejarse en ese vendaval de infamias. Entienden que el respaldo popular no tiene que ver con su opinión o solidaridad con Venezuela sino con lo que es su diagnóstico de lo que sucede en España y su programa concreto para introducir los cambios necesarios para superar su profunda crisis económica y social. Por eso le han dicho a esa derecha: Quieren distraer al pueblo para evadir el debate sobre sus responsabilidades en la crisis que han generado en España; trasladar el debate a 7.000 kilómetros para que no veamos su actos de corrupción, las altas cifras del desempleo, de la paralización de la economía, el desalojo de familias lanzadas a la calle, el aumento de la pobreza, etc.

Hablar mal de Venezuela

La peor prensa española ha echado mano de cuanto sujeto tenga algo pernicioso que decir del país o del gobierno venezolanos. Nacido o no en la patria de Bolívar. Lo importante es que presente al país como una catástrofe provocada por la Revolución Bolivariana y exagere al máximo las dificultades o las carencias reales o ficticias. Creo que en la historia del periodismo español nunca Venezuela ha tenido una presencia tan constante y una imagen negativa trabajada con tanta dedicación y ahínco como la que tiene ahora.

Así, vemos a un molesto Bertín Osborne describiendo las peripecias de las que se vale para “hacer llegar algo de comida” a su suegra caraqueña que, de otra manera, según miente, se moriría de hambre. O, a Boris Izaguirre preocupadísimo por la posibilidad de que España pase “por la terrible experiencia que sufre mi país”.

Este último personaje se fue de Venezuela mucho antes de que Chávez llegara a Miraflores. El año pasado, vino a tomarse fotos con los guarimberos en las calles de Caracas. Y, el mismo, en una supuesta campaña por la libertad de expresión y contra la “represión”, se maquilló con moretones y pintura roja, se forró de cuerdas y tomo fotos “para concientizar sobre el drama de la prensa venezolana”. Hoy, cuando le preguntan si echa de menos a Caracas, confiesa paladinamente: “Me siento muy español. Este país me ha dado todo lo que mi país no supo darme”. Con semejante confesión uno se pregunta si no es razón suficiente para que toda persona digna descalifique lo que este señor pueda decir sobre Venezuela.

Precisamente en nuestro país hemos aprendido a valorar a aquellos emigrantes que aportan su talento y su trabajo a la construcción de su nueva patria, mostrándose agradecidos por las oportunidades que se le ofrecen; pero, también conservando su amor e identidad con el sitio donde han nacido. Creemos que tales sentimientos son auténticos y, por esa misma razón de dignidad –no rastrera adulación– les estimamos.

Por supuesto, ese afán de la prensa derechista no es gratuita. Creen espantar sus miedos al cambio en España mostrando una imagen distorsionada y falsa de Venezuela. Ingenuamente piensan que, si los españoles llegan a creer el cuento, no votarían por quienes proponen reivindicaciones y cambio.

La buena noticia es que parece que no le hacen mucho caso porque Podemos ya apunta como primera fuerza y  su ascenso luce imparable.



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Rafael Hernández Bolívar

Psicología Social (UCV). Bibliotecario y promotor de lectura. Periodista

 rhbolivar@gmail.com

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