24-05-25.-La noticia de la supuesta extensión de la licencia para que Chevron siguiera operando en Venezuela por 60 días más, algo que después fue desmentido, ha generado un gran revuelo en la opinión pública. Pero, más allá del aspecto comunicacional, aparentemente la «confusión» generó una controversia a lo interno del Partido Republicano, al punto de poner en riesgo una jugada prioritaria para el presidente Donald Trump.
Así se desprende de un reportaje publicado este viernes por Axios, en el cual se detalla que la decisión del enviado especial para Venezuela, Richard Grenell, de pactar una extensión de la licencia con el gobierno de Nicolás Maduro, causó un gran disgusto en cuatro figuras clave del Partido Republicano: el secretario de Estado, Marco Rubio, y tres representantes de Miami, Florida (Carlos Giménez, Mario Díaz-Balart y María Elvira Salazar).
Según la información, la Administración Trump tenía un margen muy ajustado para que la Cámara de Representantes del Congreso aprobara su «gigantesco» plan de gastos, que Trump apoda «Gran y Hermoso Proyecto de Ley».
Al trascender la noticia de que Grenell había pactado una extensión de la licencia a Chevron, los congresistas de Miami se opusieron fervientemente, lo que comprometía sus votos, que eran indispensables para que el plan de gastos fuese aprobado en la Cámara de Representantes.
«La decisión de Trump (de no extender la licencia) fue una cuestión de necesidad política y un reconocimiento a su secretario de Estado, Marco Rubio, un crítico de larga data de Nicolás Maduro y de la licencia de exportación de petróleo de Chevron que ayuda a enriquecer al régimen», señala el reporte de Axios.
Cabe recordar que primero la agencia Bloomberg adelantó que se iba a otorgar un plazo de 60 días para que Chevron saliera de Venezuela. Después circuló un extracto de una entrevista concedida por Grenell en la que confirmaba la información. No obstante, poco después, Rubio ratificó que la licencia de operaciones expira en la fecha prevista, el 27 de mayo.
«El anuncio de Grenell del martes sorprendió a los funcionarios de la Casa Blanca, los Departamentos del Tesoro y de Estado, y a los compañeros cubanoamericanos de Rubio de Florida en la Cámara de Representantes: Carlos Giménez, Mario Díaz-Balart y María Elvira Salazar, todos críticos del régimen de Maduro», indica el reporte.
La información agrega que tras conocerse el acuerdo, «Marco estaba furioso», según una fuente. Acto seguido, el secretario de Estado se reunió en el Despacho Oval con Trump y le expuso sus argumentos para echar atrás la decisión de Grenell.
Los representantes de Miami y funcionarios de la Casa Blanca también hablaron con Trump para evitar el otorgamiento de la concesión anunciada por Grenell y le recordaron a Trump que había dado su palabra a los legisladores del área de Miami de poner fin al acuerdo de Chevron con Venezuela.
Además, estaba sobre la mesa un punto importante: el hecho de que las políticas migratorias de Trump tienen «presionados» y descontentos a estos representantes que tiene orígenes cubanos. Ellos han expresado su desacuerdo con las decisiones vinculadas a la revocación de TPS para venezolanos.
De modo que una nueva «situación» que disgustara a estos congresistas dejaba en el aire la posibilidad de que Trump pudiera conseguir la aprobación de su plan de gastos en la Cámara Baja. En ese sentido, fuentes afirmaron que estaba «claro» que si Trump respaldaba la «concesión a Maduro», perdería irremediablemente los votos de, Giménez, Balart y Salazar.
Tras lograr que Trump revirtiera la decisión de Grenell, los tres congresistas de Florida votaron a favor del plan de gastos del presidente.
