El plan Colombia

Es una realidad inocultable que el “Plan Colombia” va mucho más allá de la lucha antiterrorista y contra los grupos armados de la FARC y ELN. Más bien fue ideado, planificado y comenzado a ejecutar como parte de la nueva estrategia del imperio norteamericano hacia América Latina y de la cual Colombia se acomoda sin reflexionar lo que significa o puede representar ese acomodo.

Precisamente, quiero recomendar la lectura del libro: “El Plan Colombia y la intensificación de la guerra. Aspectos globales y locales”, editado en noviembre de 2002 por la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Colombia. Se trata de una serie de trabajos de investigación, que abordan el Plan Colombia desde múltiples perspectivas y diversos enfoques que aprecian el plan desde el ángulo de la seguridad y el orden en el marco del imperio; el impacto que tiene sobre los países vecinos y los efectos de orden político, económico, social y ambiental dentro del propio territorio neogranadino.

De acuerdo con Jairo Estrada Álvarez (compilador del texto), la intención de cada una de esas investigaciones “es suministrar elementos de análisis para un mejor entendimiento de lo que es hoy el plan y sobre todos de sus efectos”. El libro está estructurado en cuatro partes que sitúan al lector en la configuración compleja de un plan que encaja perfectamente dentro de un proyecto de dominio global y local. Esa es la verdad oculta que se va descubriendo en la medida que se avanza en la lectura del texto y que los hechos recientes demuestran casi en tiempo real.

En la primera parte, los trabajos se centran en el enfoque del nuevo orden mundial y las estrategias del imperio hacia América Latina, como parte de su proyecto de recolonización. Precisamente, con la instalación de las bases militares se consolida la primera fase del proyecto.

En la segunda parte, se devela o se desnuda la verdad oculta: “transformación del Plan Colombia en un plan para toda la región andina”. Como vemos la metamorfosis muestra que las intenciones apuntan hacia dominios geopolíticos, que incluyen recursos energéticos de carácter estratégico para la sobrevivencia del imperio. Y eso es lo que nunca se le perdonará al gobierno de Uribe, haber entregado el territorio colombiano para que desde allí comenzara una escalada de violencia que marcará el futuro de la soberanía de nuestros pueblos y el saqueo de los recursos; inclusive, hasta el propio territorio colombiano será arrasado.

En la tercera parte, se examinan los impactos del plan en lo social y económico, sobre todos los efectos de las fumigaciones aéreas con glifosato sobre la vida humana y su incidencia en el agro, que conlleva a un deterioro de la situación en la seguridad alimentaria. La cuarta y última parte, se ocupa de las resistencias y alternativas al Plan Colombia.

Quisiera culminar con una frase de Eduardo Galeano, quien dijo: “No hay peor colonialismo que el que nos conquista el corazón y nos apaga la razón”. Ojalá a que Colombia no se le apague la razón y despierte a tiempo e impida que la bota imperial aplaste su dignidad y masacre el alma y la esperanza de nuestros pueblos.

(*) Politólogo.

eduardojm51@yahoo.es


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Eduardo Marapacuto


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