No hay mucho tiempo para las revoluciones por su intima relacion entre la pobreza y la politica

Es necesario encontrarse entre la teoría de Marx y la realidad. Lograr el equilibrio entre las exigencias del ideal y las presiones del presente; la oposición de estos dos términos servirá de motor para no volvernos conservadores, porque perdemos el carácter por impotencia o por conformismo. Nos olvidamos del punto de partida y de los objetivos, el resultado, es el mismo.

El patético golpe hondureño, nos recuerda que los socialistas nos hemos dejado desequilibrar por la oposición: En Venezuela, la oposición carece de liderazgo, sin embargo afecta retrasando al proceso y de qué manera. En Bolivia, las oligarquías de Sta. Cruz obstaculiza los proyectos que buscan acercar soluciones para los más pobres.

La necesaria, por lo tanto justificada crítica al capitalismo por todo lo que representa: Injusticia y malos resultados, ha degenerado en los procesos, cultos al burocratismo, desencadenando una revolución débil, alejándonos del mundo presente y de nuestros problemas siempre en crisis por la dilatación en el tiempo.

Igualmente, estos cultos al burocratismo, corrupción e ignorancia, no ayudan a reforzar el estado por la utilización de típicos procedimientos: poder en la dirección económica, nacionalizaciones, participación del pueblo en los procesos electorales, lo que no significa, inclusión en las decisiones fundamentales del gobierno.

Por eso es que, en el cotidiano combate por la participación de toda la sociedad, no se produce la transferencia de todo lo privado: La iniciativa privada, la propiedad privada, la empresa privada, la exageración material privada, la desestabilización privada, siempre fue combatida con pocos resultados, por lo tanto, los procesos públicos nunca estuvieron del todo bien.

En las revoluciones tradicionales, las nacionalizaciones quedaron como una especie de abre lata universal, este o no el país en condiciones de hacerlo, produciendo la típica confusión en los procesos entre poder y eficiencia, entre planificación y burocracia.

Está demostrado en la práctica que poder no es eficiencia. Jhon Kenneth, izquierdista norteamericano en su libro, la nueva situación, dice: “La transferencia del poder se realiza, en gran parte, sin que nos demos cuenta de ello, porque como ocurrió antaño con la tierra, la situación del capital aparece a los ojos de la mayoría como inmutable, no parece natural que, el poder se encuentre fuera del capital, si lo que se pretende es cambiar un sistema. Y, aquellos que lo intentan son acusados de buscar novedades irrealizables”.

¿Por qué son acusados? Porque el poder jamás ha sido transferido a otro de los actores clásicos del proceso social, tal como lo describen todo los manuales clásicos de economía. No ha sido transferido al trabajador, al pueblo, y son estos los que han conseguido los logros sociales y el mejoramiento de sus condiciones de trabajo. Uno de los motivos por las cuales las revoluciones siempre se ha estancado.

Los pueblos tienen que apelar a sus mujeres y hombres para empuñar las riendas de su propio destino, ante los satelitados proyectos de democratizacion del nuevo capitalismo de Obama, del G7, de la Unión Europea, todos quieren ofrecer elementos socialistas en educación, salud, vivienda, trabajo e información.

Lo peligroso para las revoluciones es que la gente está cansada de tantas promesas, mientras la pobreza es ya una pandemia, por eso, si las revoluciones latinas no triunfan, la gente perderá la fe en el socialismo, pues, sabrán que no hay solución a sus problemas de vida. Lo peor de todo es que, consideraran que no hay ninguna diferencia entre los ofrecimientos capitalistas o los revolucionarios.

La revolución de que se trata, tendría por ambición principal poner fin a la manipulación por sostener la pobreza que desgarra los derechos humanos dividiendo más a la sociedad, y cuya solución constituiría una aportación de primera importancia al resurgimiento socialista.

Integración para formar un bloque y compromiso revolucionario para servir al pueblo, en esta época de cambios se requiere en la política bolivariana la mejor integración social que los gobiernos pueden ofrecer, así como el resurgimiento de Sudamérica, pasan juntos por una nueva exigencia de justicia y por la modernización de los históricos valores de confianza en la mujer y el hombre. Herencia natural de la izquierda revolucionaria.

Si la izquierda, sobre todo en Venezuela por ser modelo a seguir, continua como esta, las probabilidades de una integración social, condición y motor de cambio, serian nulas, como lo serian las revoluciones de los otros países por la solidaridad energética, utilizada para elevar la condición de vida de las poblaciones, requisito para superar la pobreza.

La evolución científica y la competencia internacional, obligan a utilizar la ciencia política y renovar los métodos utilizados por los procesos, pero en este caso, las revoluciones pacificas son consideradas evolucionadas con respecto a las revoluciones armadas por la participación del pueblo en las urnas, lo que provoca eternas “fricciones pacificas”, resistencias, frenazos, reflejos actuales de situación económica, no por la crisis, por la globalización energética comercializada en dólares.

Moneda que, aun a pesar, de sus constantes caídas rige la economía comercial mundial en más del 64%. Esta situación en sí, representa una fuerte oposición de la derecha a los procesos revolucionarios, ante esta situación global, las revoluciones requieren estar actualizadas.

El poder se transfiere a un nuevo factor de producción, asociación de hombres y equipos, de competencias variadas, exigidas por la evolución de la economía en administración con la masa, de la eficacia de esta organización dependerán las revoluciones para las doctrinas económicas de la sociedad industrial.

rcpuma061@yahoo.com


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Raúl Crespo


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