El rollo con Colombia

La modelo que lee noticias en RCN repite con morbosa ufanía que la muerte de Raúl Reyes es una noticia importante. De inmediato se conectan telefónicamente con una breve cancillera que tuvo Uribe y que forma parte del grupo de 45 parlamentarios y dirigentes del uribismo involucrados en el escándalo de la “parapolítica”. Es decir, políticos apoyados, financiados y postulados a esos cargos por los paramilitares.

Me llamó la atención eso de “noticia importante” y pensé en las decenas de miles de vidas de campesinos y luchadores sociales asesinados por el terrorismo de Estado impuesto en Colombia, cuyas muertes no son una “noticia importante” para esos aparatos de guerra que son los medios de comunicación al servicio de las oligarquías y el imperialismo. Imaginé que si Luís Edgar Devia Silva, humilde trabajador y sindicalista de una empresa láctea, hubiese sido ejecutado como otros dos mil líderes sindicales en Colombia, la noticia no habría llegado a la mesa del noticiero de RCN. Por eso Luís Edgar se convirtió en Raúl, para que la muerte de un campesino u obrero sea algo que realmente le importe a la sociedad.

El cálculo visceral de Uribe, apoyado por los tenebrosos juguetes de guerra de Estados Unidos, pudo haber tenido, sin embargo, algún margen de error. Los gringos sin duda se están frotando las manos en este momento. Azuzar el armamentismo en la región, internacionalizando el conflicto colombiano, tiene además consecuencias graves para la unidad latinoamericana, al poner en peligro de conflagración a pueblos vecinos y hermanos en historia. Ese es el objetivo de Washington. Uribe les hace el juego. Colombia está siendo usada como cabeza de playa contra los procesos liberadores que llevamos a cabo los venezolanos, ecuatorianos, bolivianos, argentinos, brasileños, nicaragüenses y cubanos, junto a otros pueblos de Nuestra América y El Caribe.

El sarcasmo típico de estos delincuentes se le sale por los ojos al ministro de guerra Santos, quien acusa a Chávez de guerrerista por movilizar a nuestra Fuerza Armada hacia la frontera en forma defensiva. Dice el acérrimo enemigo de Venezuela, que ellos no moverán tropas a la frontera con Venezuela. Pero que cinismo más extremo, si sólo desde Castilletes hasta Boca de Grita, del lado colombiano, hay más de veinte mil efectivos. En el pueblo de Manaure, en la Guajira colombiana, hay cohetes de largo alcance apuntando hacia Venezuela desde hace meses. Las Brigadas 12 (Cesar y Guajira), 15 (Catatumbo), 21 (Protección a Empresas Extranjeras), 30 (Cúcuta) y 5ta. (Bucaramanga), más la base militar de Saravena en el Arauca y las unidades móviles desplegadas en el Guaviare, el Vichada y el Meta, reúnen más de treinta mil militares.

En Colombia existen actualmente cerca de tres mil agentes estadounidenses, entre militares de carrera y mercenarios de las llamadas “contratistas”, empresas privadas dedicadas a la guerra. Los gringos mandan en los cuarteles colombianos. El bombardeo en Ecuador es obra de esa plaga. Ni que decir de las nuevas bandas paramilitares que ya suman veinte mil criminales más.

Los venezolanos debemos cerrar filas junto a nuestro gobierno por razones de elemental patriotismo, y también por razones de sobrevivencia. La oligarquía colombiana siempre ha apetecido los bienes que natura nos dio, y cuando vayan a zumbar sus cohetes y cobrar su tajada, no mirarán el carné partidista de un veneco. Y a los traidores hay que quemarlos en Semana Santa.

Ildefonso Finol

caciquenigale@yahoo.es



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Ildefonso Finol

Economista. Militante chavista. Poeta. Escritor. Ex constituyente. Cronista de Maracaibo

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