El 20 de este mes de enero de 2025 Donald Trump asumirá, por segunda ocasión, la presidencia de Estados Unidos, luego de haber sido electo el pasado 5 de noviembre. Significa el regreso al poder político de la primera potencia del mundo de un hombre con unas características muy particulares, cuyo estilo varía entre la confrontación y la estridencia.
Sin duda que las expectativas en todo el orbe son muy grandes, similares a las que se pueden apreciar en las películas del lejano oeste, cuando los habitantes de los pueblos esperaban la llegada de algún pistolero que venía a hacer justicia, o a cobrar venganza.
Trump ganó las elecciones presidenciales del 5 de noviembre utilizando un eslogan que en sí representa una visión geopolítica. Make America Great Again significa hacer grande a América (Estados Unidos) nuevamente. Así lo entienden sus partidarios, esos 77 millones de estadounidenses que sufragaron por él, quienes se sienten henchidos de energía y disposición para acometer tan ciclópea tarea.
Durante los días posteriores a su elección, Donald Trump ha estado dando a conocer algunas pinceladas de lo que será su accionar. A algunos les ha dicho que les va a imponer sanciones, mientras que a otros les va a aumentar los aranceles. A otros más simplemente les va a arrebatar sus territorios, o los va a bombardear. En algunos lugares se acabará la guerra, mientras que en otros, lo más seguro es que se prenda la mecha.
Trump promete confrontación y estridencia. A millones de migrantes que están en territorio estadounidense, sin pensarlo dos veces, los va a expulsar. Apunta a tomar medidas para que sus seguidores lo aplaudan y deliren por él, toda vez que va a necesitar una opinión pública interna favorable. No se sabe si se va a lamentar o no cuando ocurran las frecuentes balaceras perpetradas por adolescentes y jóvenes, portando armas de guerra adquiridas en un supermercado. La campana está por sonar.