Héroes olvidados de EEUU

Entre 1936 y 1938, unos 2,800 jóvenes norteamericanos se unieron a 40,000 Voluntarios de la Libertad en las Brigadas Internacionales para defender la democracia española contra el fascismo europeo. Entre sus filas se incluían unas 80 mujeres, más de 900 judíos (30 % aproximadamente del total) fuertemente motivados para luchar contra el fascismo, y cerca de un centenar de afroamericanos. El número de estos últimos hubiera sido mucho mayor de no ser por sus dificultades para viajar al extranjero, no solo por razones económicas sino debido a que estados racistas como Alabama y Mississippi no permitían la entrega a los afroamericanos de certificados de nacimiento. Se conoció como la Brigada Abraham Lincoln, la primera unidad militar plenamente integrada en la historia de Estados Unidos, donde combatieron juntos blancos, negros, judíos, hispanos y asiáticos. Sin otra motivación que sus ideales, desafiaron la prohibición de su gobierno, viajaron a Francia, esquivaron los controles fronterizos, cruzaron a pie los Pirineos o burlaron el bloqueo naval en pequeñas embarcaciones por el Mediterráneo, y se unieron a las fuerzas republicanas en Albacete, Castilla-La Mancha. Ningún lugar mejor para iniciar la heroica gesta que la zona de España donde, imaginó Cervantes, vivió el ingenioso hidalgo Don Quijote.

Con poco o ningún entrenamiento en el campamento de Tarazona, veinte millas al norte de Albacete, pues había que salvar Madrid, tuvieron en el Valle del Jarama (*) su bautismo de fuego; sufrieron allí 125 muertos y 175 heridos, pero Franco no pudo, en esta ocasión, apoderarse de la vital carretera que unía a Valencia con la sitiada Madrid. Luego vendrían otros muchos y cruentos combates. Al enfermarse Martin Hourihan, jefe de la Brigada, fue escogido para sustituirle Oliver Law, un afroamericano, quien condujo a las tropas norteamericanas en la Batalla de Brunete hasta caer en combate el 9 de julio de 1937 en el asalto a una elevación ocupada por el enemigo. Law era un negro de más de seis pies de estatura, de gran fortaleza física, afable y muy querido por sus compañeros. Entre 1919 y 1925 sirvió como soldado del 24 Regimiento (segregado) de Infantería en la frontera con México; luego fue estibador, chofer de taxi, obrero de una fábrica de cemento, y dirigente sindical; se afilió al Partido Comunista en 1932. Después de reunirse con la Brigada Abraham Lincoln en Albacete, en solo seis meses, de ascenso en ascenso, pasó de soldado raso a Comandante de la Brigada. Fue el primer afroamericano en la historia de Estados Unidos que comandó una unidad militar integrada, con mayoría de soldados blancos. Oliver Law fue un verdadero héroe estadounidense, pero era negro, pobre y comunista, por eso no hay estatuas ni monumentos que honren su memoria.

Estos jóvenes de la Brigada se habían radicalizado al reaccionar con indignación ante las condiciones sociales y las injusticias que habían observado en su propio país. Muchos de ellos, obreros, estudiantes, intelectuales, eran militantes comunistas o de otras organizaciones de izquierda, y habían tenido amplia participación en las luchas sindicales. Los que sobrevivieron a la Guerra Civil en España, continuaron, en su gran mayoría, mientras tuvieron fuerzas, defendiendo las mejores causas de la humanidad: 525 fueron veteranos de las fuerzas armadas de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial donde no pocos de ellos recibieron condecoraciones y otros 25 murieron en combate; participaron en el movimiento de los derechos civiles, en el movimiento por la paz y el desarme nuclear, en las protestas contra la guerra en Vietnam, en la solidaridad con El Salvador, Nicaragua y Cuba (la brigadista Virginia Malbin, por ejemplo, colaboró con los Pastores por la Paz para romper el bloqueo estadounidense impuesto a Cuba), en la resistencia a la Guerra del Golfo Pérsico y, en general, estuvieron militantemente en contra de todas las guerras sucias y de todas las guerras imperiales de rapiña. Los integrantes de la Brigada Lincoln representaron lo mejor de lo mejor de la juventud norteamericana de su época. Lo mismo sucedió en muchos otros países del mundo. De la vecina Cuba salieron hacia España para defender a la República 1,451 jóvenes cubanos, cifra extraordinaria si se tiene en cuenta lo relativamente pequeño de su población.

Los brigadistas de la Abraham Lincoln marcharon a España a ofrendar sus vidas movidos por el más puro sentimiento revolucionario, porque la solidaridad surge cuando es el amor el que media entre el pensamiento y la acción. La solidaridad, como decía el comandante guerrillero y poeta nicaragüense Tomás Borge, "es la ternura de los pueblos". En Jarama, en Brunete, en Quinto, Aragón, donde hicieron prisioneros a más de mil soldados franquistas, en Teruel, en el Ebro, incluso en la derrota de Belchite, derrocharon coraje y sacrificio. El 29 de octubre de 1938 (se cumplen en este mes 82 años), los sobrevivientes de la Brigada Abraham Lincoln marcharon en Barcelona, entre el llanto y el agradecimiento de los buenos españoles, en un desfile de despedida. Habían ido a España, como tantos otros miles de jóvenes de diversos países, con la ilusión de salvar la República y, con ella, de salvar al mundo. No pudieron realizar sus sueños porque, más que el enemigo, las divisiones entre las fuerzas de izquierda y las intrigas internacionales lo impidieron.

En el prólogo del libro "Otra cara de América" (**) escribió Eduardo Galeano: "De cada tres voluntarios de la Brigada Lincoln, uno cayó peleando por España y bajo tierra española quedó. Ellos sentían que en España se estaba jugando el destino de la libertad en el mundo y sabían lo que confirmó muchos años después, Salvador Allende, en un país del sur que también es América: ‘Vale la pena morir por las cosas sin las cuales no vale la pena vivir". Los brigadistas que sobrevivieron, y regresaron a los Estados Unidos, fueron castigados, perseguidos, despojados, calumniados."

En efecto, a su regreso a Estados Unidos, los brigadistas sobrevivientes fueron calificados por su gobierno de "antiamericanos" y tuvieron que sufrir la represión desatada por el macartismo, muchos perdieron sus empleos y fueron encarcelados. No fue hasta el 14 de octubre de 1998, seis décadas después de su heroica participación en la lucha contra el fascismo en España, que fue inaugurado un primer humilde monumento público a la Brigada Abraham Lincoln en la Universidad de Washington (Seattle), un monolito pequeño de granito que lleva una placa de bronce con las palabras que ofreció la Pasionaria (Dolores Ibarruri) en la despedida de las Brigadas Internacionales en 1938: "Sois historia, sois leyenda".

(*) De allí surge la canción en inglés más conocida de la Guerra Civil Española" "There’s a valley in Spain called Jarama/ It’s a place that we all know so well/ It was there that we fought against fascists/ where we saw a peaceful valley turn to hell."

(**) Geist, Anthony L.: "Otra cara de América", Servicio de Publicaciones, Universidad de Cádiz, 2001.



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Salvador Capote


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