La CIA y el Mossad tras los tiroteos masivos

Tras otro sangriento tiroteo masivo, nuevas soluciones catastróficas
parecen destinadas a ser impuestas a un público estadounidense
asustado por una letanía de crímenes y una historia aterradora de
planes para aplastar la disidencia interna en Estados Unidos, escribe
la periodista Whitney Webb en el sitio Global Research EcoWatch,
perteneciente al Instituto Ron Paul. Ella ha obtenido recientemente
el premio “Serena Shim 2019 a la integridad sin compromiso en el
periodismo”, dedicado a honrar a periodistas no convencionales que se
mantienen fieles a la verdad desafiando tiempos difíciles.

Luego del arresto y muerte en prisión del presunto traficante sexual
de niños Jeffrey Epstein, una compañía tecnológica suya poco conocida
comenzó a recibir más publicidad, sus relaciones y sus finanzas fueron
ampliamente expuestas.

Se reveló que la compañía israelí Carbyne 911 o simplemente Carbyne,
había recibido fondos sustanciales de Jeffrey Epstein, así como del
estrecho colaborador de éste y ex Primer Ministro de Israel Ehud Barak
y del capitalista de riesgo de Silicon Valley y prominente partidario
de Trump, Peter Thiel.

Carbyne es una empresa que oferta capacidades de manejo de llamadas
para servicios de respuesta a emergencias en países de todo el mundo,
incluyendo a Estados Unidos, donde ya los ha implementado en varios
condados, asociandose con importantes compañías de tecnología
estadounidense.

Carbyne promueve su producto como una forma de atenuar los tiroteos
masivos en Estados Unidos sin que haya que cambiar las leyes para la
tenencia de armas de fuego vigentes.

Carbyne no es una compañía de tecnología ordinaria, porque está
profundamente conectada con la división de inteligencia militar de la
élite israelí (más conocida como Unidad 8200), algunos de cuyos
ex-alumnos han creado compañías de tecnología - entre ellas Carbyne -
vinculadas con la inteligencia israelí que, según informes de medios
israelíes, desdibujan la línea divisoria entre sus servicios y el
aparato de defensa e inteligencia Israelí, así como en el ejercicio de
su propia actividad comercial.

Carbyne es además una de las varias compañías tecnológicas israelíes
que se ofertan comercialmente a sí mismas como una solución
tecnológica para el control de los tiroteos masivos que tienen
vínculos directos con las agencias de inteligencia israelíes.

En cada caso, los productos de estas compañías están construidos de
tal manera que pueden ser fácilmente usados para vigilar ilegalmente a
los gobiernos, instituciones y civiles que los utilizan, un hecho
preocupante dada la destreza documentada de la Unidad 8200 en materia
del uso de la vigilancia como medio para obtener medios para chantajes
y la historia de Israel de usar compañías de tecnología para espiar
agresivamente hasta al propio gobierno de Estados Unidos. Esto se ve
agravado por el hecho de que las empresas tecnológicas vinculadas a
Unidad 8200 han recibido anteriormente contratos del gobierno de
Estados Unidos para colocar “puertas traseras” en todo el sistema de
telecomunicaciones de la superpotencia norteamericana, así como en los
muy diseminados productos de las principales empresas tecnológicas
estadounidenses, entre ellas Google, Microsoft y Facebook, muchos de
cuyos gerentes y ejecutivos clave son en la actualidad antiguos
oficiales de Unidad 8200.

El Primer Ministro israelí, Benjamín Netanyahu, no ha ocultado que el
hecho de colocar a miembros de esta Unidad en los puestos más altos de
las empresas multinacionales de tecnología es una política deliberada
destinada a garantizar el papel de Israel como “potencia cibernética”
global dominante, al tiempo que sirven para combatir los movimientos
que se dirigen contra las violaciones del derecho internacional por
parte de Israel y rechazar las críticas de Naciones Unidas a las
políticas del gobierno israelí y sus operaciones militares en el
extranjero.

A medida que los vínculos de Jeffrey Epstein con la inteligencia
-tanto en Estados Unidos como en Israel- comenzaron a ser revelados,
la financiación de Carbyne fue sometida a escrutinio, en particular
por los profundos vínculos de la compañía con los centros de
inteligencia israelíes, así como con la inteligencia de Estados
Unidos.

El propio papel de Ehud Barak como financiero y presidente de Carbyne
también se ha sumado a esa preocupación, por su larga historia de
participación en operaciones de inteligencia encubiertas para Israel y
sus vínculos de larga data con la inteligencia militar israelí.


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Manuel Yepe

Abogado, economista y politólogo. Profesor del Instituto Superior de Relaciones Internacionales de La Habana, Cuba.

 manuelyepe@gmail.com

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