A Almagro pareciera que le llegó su cuarto de hora o el momento de amargarse

Luis Almagro, el mismo a quien hasta Pepe Mujica, viéndole como en actitud adulante, le dijo algo así como "chao, hasta aquí llegamos", pudiera haberle llegado su cuarto de hora. El momento de decidir si tiene honra, dignidad, testículos o no tiene nada de eso.

En verdad, por lo que he visto, el uruguayo pareciera no tener nada de eso. Aquello que Gallegos descubrió le faltaba a "Mujiquita", el secretario lame tuercas y amanuense, ese que sólo hacía y hace mandados y copiaba y copia lo que se le dicta, vive dentro del cuerpo de Almagro. Pero todo el mundo tiene la oportunidad de redimirse, hasta eso lo dispuso Dios, quien en su generosidad le permite al hombre la contrición, el arrepentirse y pedirle disculpas a Él y a quienes haya agraviado.

Es como el último vagón. Pero siempre mientras uno viva habrá pendiente uno último, pues si no hay vagones habrá aunque sea una carretilla o un pedazo de tierra donde afincar las rodillas y rendir cuentas y mostrar arrepentimiento. Así es la vida.

Almagro se muestra como un hidalgo, un jinete que cabalga por la Mancha, adarga en mano, buscando como "desfacer entuertos". Sólo que mientras el Quijote vio en los humildes la virtud y el derecho a la justicia, Almagro mira al revés o mejor como al contrario. Ha sido así desde que consiguió, mostrándose como un farsante, que Venezuela y sus países amigos le diesen sus votos para el cargo que ahora ocupa. Apenas lo eligieron olvidó sus compromisos, amistades y cambió por completo. Se pasó al otro bando. Eso le convirtió, y quizás sea importante para él, como el antecesor y hasta inspirador de Lenin Moreno. Ellos, los dos, son muestras de cómo en esta parte del mundo el capataz, que no es nadie gaseoso, difuso, como lo pudiese pintar Pepe Mujica, sino el gobierno gringo, tiene tanto poder y hasta sus ofertas suelen ser jugosas. Pues no es asunto sólo de miedo.

Pero Almagro todavía tiene chande de redimirse y defender con verdadera razón "la Carta de la OEA" y hasta la "Declaración Universal de los Derechos Humanos".

Veamos cómo. Según nota periodística reciente, del 29 de agosto, "El Departamento de Estado de EE.UU está negando la renovación de los pasaportes a hispanos con nacionalidad estadounidense, que aun presentando sus documentos oficiales que certifican su nacimiento en ese país no son aceptados, según reportan abogados migratorios".

Según la Declaración Universal de los Derechos Humanos, todo individuo de la especie humana tiene derecho a una nacionalidad. Y en primer término y de hecho lo es aquella del país donde nació. Esto es primordial en la condición humana y violar ese derecho constituye una grave afrente a la especie toda. Y si eso se hace por xenofobia, como parece ser, según el reporte, el delito es par. Y pareciera haber algo de eso, pues la nota señala que, "al parecer la autoridad cuestiona el nacimiento de los hispanos en suelo estadounidense, y sospechan que sus documentos son falsificados".

Ante tan grave denuncia, el señor Almagro, si es lo que dice o su mercancía es legal y de buena calidad, debería engavetar todo asunto que le preocupe y dedicar a la OEA a meter las narices y los ojos en asunto tan grave, más por lo que afecta a miembros de la comunidad hispana. Es decir, hijos y nietos de ciudadanos de muchos de los países de la OEA, organismo del cual Almagro finge de líder y guardabosque. Esos ciudadanos quedarían sin patria, pues uno supone que donde nacieron les inculcaron sus valores y hasta motivos para luchar. Negarle a alguien su patria, la que él quiere y reclama, pues sus razones para ello tendrá, es como quitarle al ser vivo el aire o el agua. La patria es un derecho humano que, según la nota, se le niega a montones de seres con raíces latinas en EEUU, por ser "sospechosos" de respaldarse con papeles falsos. Lo que no sería la razón fundamental, pues esta es la xenofobia que el señor Trump está redimensionando como en un volver a los tiempos de "Las brujas de Salem" y el señor Paul Maccarthy.

Tan grave es el asunto que los "solicitantes de pasaporte con certificados de nacimiento estadounidenses están siendo encarcelados en centros de detención de inmigrantes y están en proceso de deportación".

Y mientras eso sucede, la OEA está pendiente sólo de los asuntos que en verdad no le conciernen y son menos graves y nada vejatorios. Pero Almagro todavía tiene chance, está parado en la vía y en la hora adelantada de cuando pase el tren. Uno piensa, siempre de buena fe y cree que, en el fondo todo el mundo lo es, y Almagro, el uruguayo que fue, no sé si lo han botado, del "Frente Amplio", lo que deberían haber hecho, aunque pudieran luego perdonarle, como suele hacer Dios con los arrepentidos que, Almagro después de haber pecado tanto, pudiera arrepentirse y arreglar sus asuntos con el Creador.



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Armando Lafragua


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