La locura del capitalismo no durará mucho

En última instancia, a la gente le gusta soñar con un mundo mejor, le
gusta comprometerse, incluso sacrificarse por otro ser, o por un
ideal, o por una revolución. La locura que Occidente ha extendido por
el planeta para que el capitalismo y el imperialismo se mantengan en
el control del planeta, no durará mucho más. Pronto, la gente
comprenderá que no hay nada más glorioso que construir su país,
mejorar las condiciones en todo el mundo, limpiar nuestro medio
ambiente, amar y comprometerse plenamente con esa obra.
Pero antes de eso, sin embargo, las mentiras tendrán que ser
expuestas. La guerra es la guerra, la paz es la paz. Los agresores son
agresores y las víctimas son víctimas.

Occidente ha inmovilizado a la gente en todo el mundo con sus sucias y
deprimentes mentiras. ¡Pronto, estoy seguro, el mundo se levantará y
exigirá la verdad! Con la verdad, el equilibrio psicológico volverá.
La gente aprenderá a soñar de nuevo. La enajenación que Occidente ha
estado extendiendo, se enfrentará con los sueños y el imperialismo
gritará, aullará, tratará de mordisquear todo lo que se mueva, pero
más temprano que tarde, perderá todo su poder.

Millones de personas están ahora, de nuevo, listas para luchar por
ello y, con suerte, patearán el cubo. Yo creo en ello.
En los párrafos anteriores se resumen las ideas que expone el
filósofo, novelista, cineasta y periodista de investigación Andre
Vltchek, natural de Leningrado, de padres checos y residente en
Estados Unidos, escritor de varios libros, entre ellos The Great
October Socialist Revolution (La gran revolución socialista de
octubre), en un enjundioso ensayo titulado Occidente ha dado un golpe
filosófico a la izquierda, aparecido en la revista online New Eastern
Outlook".

La gente de todo el mundo, incluso ciertos grupos dentro de los países
imperialistas, se siente que ya han aguantado demasiado. Los
principales medios de comunicación, la academia, los más visibles
propagandistas del capitalismo han estado tratando de convencer al
mundo de que la ideología ha muerto, o que al menos se ha vuelto
irrelevante y que la izquierda es en realidad... ¡la derecha!

Es un acontecimiento sumamente complejo pero importante. El problema
principal es que luego de décadas en que la filosofía ha sido
encerrada, encarcelada, dentro de las aulas decadentes de las
universidades decadentes, la mayoría de la gente ha perdido toda idea
de lo que realmente les disgusta; de lo que rechazan y lo que desean.
La gente de todo el mundo ya tuvo suficiente. Incluso ciertos grupos
dentro de los países imperialistas, han soportado suficiente.

La filosofía y temas tan profundos y esenciales como "la dirección en
que debería evolucionar el mundo", ya no se discutían en las reuniones
de la UNESCO, sino que no son debatían por los presentadores de los
programas de entrevistas superficiales. La música pop ligera, las
películas de terror, la promoción de valores y deseos egoístas, a
menudo infantiles, no satisfacían a las masas, pero las dañaban,
reduciendo su capacidad de pensar, de analizar y de sacar conclusiones
sobrias y bien informadas.

Cada vez más, la izquierda ha sido difamada y hasta con la extrema
derecha, incluso con el fascismo. De hecho, comparar el comunismo y el
fascismo, fue tremendamente bien recompensado. En Occidente, miles
pensadores e ideólogos se han ganado la vida haciendo nada más que
eso.

En Europa o Norteamérica, cuando se sintoniza cualquier canal de
televisión o emisora de radio escucha que a los grandes líderes
políticos de la izquierda se les llame sistemáticamente demagogos,
populistas, o algo peor, y se hacen locas comparaciones de Stalin con
Hitler. Nunca una comparación lógica como la de Hitler con Churchill o
del nazismo alemán con el colonialismo europeo. La realidad política
se vuelve extremadamente confusa, dice Vltchek.

El mayor problema es que la gran mayoría de los ciudadanos
occidentales ha sucumbido a esta propaganda. Ya no son capaces de
cuestionar nada relacionado con estos temas, y si quisieran
cuestionarlos, ni siquiera saben dónde buscar las fuentes que podrían
desafiar efectivamente el dogma oficial.

Son adoctrinados, pero creen que son libres. No sólo eso, no se dan
cuenta de que están profundamente condicionados y lavados de cerebro:
realmente piensan que están en posición de predicar, obligados a
iluminar a otros, instruyendo al mundo con lo que se les ha enseñado.
Y así, hablan y escriben, les pagan por ello. Se unen a la ONU, a las
instituciones culturales internacionales y a las ONG, a las
universidades, y siguen difundiendo todos esos dogmas desarrollados
por los ideólogos occidentales para un solo y único fin: explotar y
controlar el mundo.



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Manuel Yepe

Abogado, economista y politólogo. Profesor del Instituto Superior de Relaciones Internacionales de La Habana, Cuba.

 manuelyepe@gmail.com

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