Totalitarismo norteamericano y la cultura de las noticias falsas

Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

Strategic Culture Foundation

http://www.stratetic-culture.org

Los ciudadanos norteamericanos tienen problemas para distinguir la diferencia entre los hechos concretos y las opiniones. Ese es el hallazgo de un reciente sondeo llevado a cabo por la prestigiosa organización PEW.

Se encontró que solo una parte de la población consultada era capaz de distinguir correctamente entre una declaración de hechos y una opinión planteada. En otras palabras, la mayoría de los norteamericanos entrevistados, erróneamente creía que la información presentada ante ellos pretendiendo ser hechos reales era en realidad sobre hechos concretos cuando la información era en realidad simplemente un planteamiento subjetivo o solo una opinión.

Por ejemplo, cuando se emite una opinión como "la democracia es la mejor forma de gobierno" y es presentada a los entrevistados, la mayoría la define como un hecho. Solo alrededor de un 25 por ciento de las más de cinco mil personas consultadas por PEW pudo diferenciar de manera correcta entre hechos concretos y declaraciones subjetivas.

Así mismo, la agencia Reuters que informa sobre el estudio

https://www.reuters.com/article/us-usa-pew-news/americans-grapple-with-recognizing-facts-in-news-stories-pew-survey-idUSKBN1JE1MF

indicó lo siguiente: "Ellos tienden a no estar de acuerdo con las declaraciones concretas que ellos mismos de manera incorrecta etiquetan como opiniones, señaló PEW."

Esta última tendencia sugiere que los norteamericanos son fácilmente confundidos por informaciones falsas y, quizás lo más preocupante, es que ellos son reacios ante las informaciones que contradicen sus prejuicios.

Este comentario no pretende denigrar de manera indebida a los ciudadanos norteamericanos. Sería interesante ver qué resultados se obtendrían si un estudio similar se hiciera en Europa, Rusia o China.

No obstante, al margen de no poder hacer esa comparación, el estudio de la organización PEW indica que existe un problema cognitivo significativo en la población norteamericana en cuanto a su capacidad para diferenciar los hechos concretos de las opiniones. Desde que las opiniones pueden ser fácilmente manipuladas, malinterpretadas o mentirosas, todo lo cual apunta hacia un problema para la sociedad norteamericana que resulta vulnerable ante las noticias falsas.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump casi él solo acuñó la frase "noticas falsas" cuando despotricó contra los medios de prensa que adversan su personalidad y a la política de su partido Republicano.

A veces, él mismo es un descarado proveedor de su propia marca de noticias falsas. Recuerdo la absurda disputa con los medios de prensa en torno a al volumen de su concentración inaugural alegando contra las evidencias fotográficas aéreas diciendo que tuvo una asistencias descomunal.

Sin embargo, hasta cierto punto, Trump tiene un punto a su favor. Los medios corporativos norteamericanos favorables a los demócratas han sido culpables de promover historias y problemas que carecen de credibilidad concreta. El mayor de ellos es el "Russia-gate" que los medios anti Trump han estado publicitando agresivamente durante casi dos años, alegando que él se había coludido con Rusia para ser elegido o que agentes del Kremlin interfirieron en las elecciones presidenciales de Estados Unidos utilizando historias y "noticias falsas" para promover a Trump.

La ironía es que estas supuestas "noticias falsas" rusas divulgadas en los medios sociales fueron eclipsadas por verdaderas y dominantes noticias falsas publicadas por medios de prensa supuestamente prestigiosos tales como The New York Times, The Washington Post, CNN, MSNBC en sus acusaciones de "intromisión" rusa. ¿Dónde están las evidencias? No hay ninguna. Todo es una noticia falsa que se repite una y otra vez.

Otro factor del fenómeno de las noticias falsas es por supuesto el reciente predominio de las redes sociales en el ambiente informativo. Se dice que alrededor de la mitad de la población norteamericana obtiene sus noticias a través de plataformas y redes sociales. Esa es una vía segura para abrir las compuertas y los molinos del rumor en los cuales los hechos concretos y las falsificaciones se homogenizan para los millones de consumidores diarios. De acuerdo con el sondeo de PEW la conclusión es que existe en el país mucha gente potencialmente confundida o mal informada.

Luego se plantea la pregunta: ¿Por qué debería el ciudadano norteamericano ser particularmente susceptible a ser embaucado por noticias falsas?

El comentario hecho recientemente por un lector anónimo en las páginas de opinión de la agencia RT brinda una explicación verosímil. El breve comentario sostiene que "A los norteamericanos se les ha mentido a través de los grandes medios de comunicación durante tanto tiempo que ya nadie sabe en qué creer y muchos ciudadanos ya no ven los noticieros, solo los deportes y las comedias."

Se podría decir que se trata de un punto importante. Meditemos acerca de esto. Si a una población se le ha alimentado durante décadas con "noticias" que en realidad constituyen solo desinformación o son falsas del todo, luego entonces cabe esperar que la capacidad de ese público para ejercer su facultad mental crítica estará discapacitada. Por otra parte, ese público abrumado por concepciones erróneas, en otras palabras, le habrán lavado el cerebro.

Tomemos algunos ejemplos de grandes falsedades traficadas e instiladas por los grandes medios de prensa norteamericanos.

El asesinato del presidente John F. Kennedy. A más de cincuenta años del brutal asesinato cuando se desplazaba en una caravana de vehículos en la localidad de Dallas, todo el conjunto de medios de la prensa corporativa se adhirieron de manera resuelta a la versión oficial. Según esta, John F. Kennedy fue herido por un solo tirador –Lee Harvey Oswald—El peso de las evidencias presentadas por muchos investigadores serios indica que Oswald no pudo haber ejecutado él solo el asesinato con una secuencia de tres tiros. Lo más probable es que Kennedy fue asesinado por varios tiradores en una conspiración orquestada por oscuras agencias estadales norteamericanas. La cuestión es que ningún medio masivo de prensa corporativa norteamericana jamás ha cuestionado seriamente la descarada falsedad de la versión oficial sobre el asesinato de John F. Kennedy. Probablemente, debido a las implicancias que un golpe de estado contra un presidente norteamericano elegido democráticamente serían demasiado impactantes.

Una selección al azar de otros graves problemas incluye el lanzamiento de dos bombas atómicas contra Japón, la Guerra de Corea, la Guerra de Vietnam, la guerra contra Irak y actualmente la guerra en Siria. En cada caso, los medios de prensa norteamericanos han servido para presentar estos eventos como causas fundamentalmente justas de parte del poder norteamericano. Cierta disensión es permitida en cuanto a que el poder de Estados Unidos alega que se equivocó o perdió su intrínseca "filosofía de principios" al tiempo que se enredó en el atolladero de sus erróneas intervenciones en el extranjero.

Pero, una vez más, se trata del establecimiento de los medios de comunicación de masas funcionando como Ministerio de Desinformación con el propósito de ocultar al público la realidad del poderío capitalista de Estados Unidos en el mundo. Resulta inconcebible que tales medios agiten la pura verdad sobre el poder informando cómo los gobiernos norteamericanos sistemáticamente han cometido genocidios contra millones de personas con el objeto de incrementar las ganancias corporativas norteamericanas.

Resulta inconcebible que los medios de prensa de Estados Unidos informen cómo la inteligencia militar norteamericana de manera encubierta ha armado a grupos terroristas por encargo en Siria durante los últimos siete años con el propósito de derrocar al gobierno elegido del presidente Bashar al Assad. Semejante demostración de parte de los medios masivos de prensa norteamericana es impensable. Sencillamente no podría ocurrir. En cambio, al público se le dice que el Pentágono está apoyando a los "rebeldes moderados" los cuales buscan "derrocar a un dictador".

Podríamos citar muchos otros grandes eventos del mundo como ejemplos donde los medios de prensa de Estados Unidos han sistemáticamente difundido falsas historias y rotundas mentiras para encubrir la criminalidad de los gobernantes en Washington.

De tal modo que cuando esa prensa fustiga a Trump por el defecto de sus "noticias falsas" la estruendosa ironía es que esos mismos medios durante décadas han envenenado la mente del público norteamericano con escandalosas noticias e historias falsas a escala industrial.

Esta cultura de lavado sistemático de cerebro –dentro de la elogiada democracia donde la prensa se auto declara libre e independiente—es indudablemente un factor del por qué pareciera que los ciudadanos norteamericanos tuvieran tanta dificultad para diferenciar entre hechos reales y ficción. El fenómeno de las noticias falsas en Estados Unidos no es nuevo ni inesperado: Se trata del corolario sobre la manera cómo la población ha sido durante décadas degradada hasta la condición de sujetos controlados. Este ha sido largamente el objetivo de los oligarcas propagandistas norteamericanos como Edward Bernays.

http://theconversation.com/the-manipulation-of-the-american-mind-edward-bernays-and-the-birth-of-public-relations-44393

Quien en el año 1920 se esforzó "en controlar los hábitos y el pensamiento del populacho".

Como el ex jefe de la CIA, William Casey posteriormente y cínicamente alardeó frente al presidente

https://www.quora.com/Did-CIA-Director-William-Casey-really-say-well-you-know-our-disinformation-program-is-complete-when-everything-the-American-public-believes-is-false

Ronald Reagan durante una reunión de gabinete: "Sabremos que nuestro programa de desinformación está completo cuando todo lo que el pueblo norteamericano crea sea falso."

Lo fascinante y distinguido acerca de todo esto en cuanto al efectivamente totalitario sistema norteamericano, es la ilusión que tiene el público de ser "libre" –la más grande de todas las noticias falsas.

Esta complaciente aceptación de "libertad" como un aparente "hecho concreto" es quizás el factor clave cómo Estados Unidos y el sistema capitalista occidental se perpetúa. Pocos sospechan que son en la realidad concreta no otra cosa que sujetos cautivos, esclavos, dentro de un jardín zoológico de falsedades o tienen una falsa consciencia sobre las condiciones opresivas de sus vidas.

La prueba de esto es que quienes dicen la verdad son maldecidos y censurados por los medios convencionales norteamericanos. El sistema totalitario de adoctrinamiento no tolera la crítica ni la disensión.

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Finian Cunningham

Analista internacional


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