Accidente aereo cubano es una acusación condenatoria de la guerra económica de EEUU

El horrible accidente aéreo de Cuba la semana pasada que cobró la vida de más de cien (100) pasajeros, es un testimonio de un hecho sobresaliente: las sanciones económicas de Estados Unidos contra ese país han cercenado la vida de personas inocentes.

Pero no se trata solo de Cuba. Se trata de varios otros países, incluyendo a Rusia que están siendo atacados con el armamento económico de Estados Unidos, cosa que causa bajas humanas. Esta salvaje política norteamericana debe ser condenada y detenida.

Es indudable que el anticuado Boeing 737 de cuarenta (40) años que se estrelló poco después de despegar desde La Habana fue el resultado de décadas de embargo comercial de parte de Estados Unidos contra la isla caribeña.

Este embargo ha sido impuesto contra Cuba por sucesivos gobiernos norteamericanos a pesar de las numerosas resoluciones de la Organización de Naciones Unidas condenándolas como salvajes. Se trata de una reliquia de la Guerra Fría, sin embargo, Washington de manera brutal prosigue con este cruel bloqueo contra un país empobrecido.

Una información del periódico The New York Times calificó al avión caído como un "avión de segunda mano" el cual ha estado en servicio durante sus muchos años en manos de más de media docena de operadores en Estados Unidos, Canadá y Camerún antes de terminar siendo arrendado por la estatal Cubana de Aviación.

Las autoridades cubanas, aisladas del financiamiento internacional y del acceso a la aviación moderna, han tenido que recurrir al arrendamiento de aviones decrépitos de propiedad de operadores regionales con registros de seguridad poco transparentes. El mes pasado se supo que Cuba tuvo que dejar en tierra su flota nacional debido a problemas de seguridad.

El embargo comercial que ya lleva seis (6) décadas impuesto por Estados Unidos contra esta nación, luego de su revolución socialista del año 1959 es el único factor que determina la condición económica de Cuba. Sucesivos gobiernos revolucionarios han salido adelante de manera admirable para brindar a una población de once millones de habitantes niveles de vida relativamente altos a pesar de las durezas económicas infligidas por las incesantes sanciones de Estados Unidos. Sin embargo, la estrangulación económica del país por atreverse a escoger un gobierno socialista ha cobrado un costo oneroso.

Una envejecida industria aeronáutica que lucha por encontrar flotas modernas, repuestos y mantenimiento es el costo de la perversa venganza de Estados Unidos. Resulta obvio que la hostilidad económica de Washington hacia Cuba pone muchas vidas humanas en peligro. La muerte de más de cien (100) pasajeros la semana pasada es el nefasto resultado.

Sin embargo, esa condenatoria vinculación no resulta obvia para el New York Times. Su información intenta amañar la culpa a la supuesta "mala administración económica" del gobierno cubano. Sin respiro se refirió al condenado avión "como una poderoso ejemplo que simboliza la industria aeronáutica de Cuba como llena de problemas" –al tiempo que resta importancia a la razón concreta de por qué la industria aeronáutica del país "está llena de problemas."

Prosigue la información declarando que "la economía de Cuba hace tiempo que es un desastre" la cual ha sido "importunada por la ineficiencia económica y el embargo de Estados Unidos contra la isla".

De tal modo, vemos que el bloqueo de Washington de décadas de duración contra el país isleño es relegado por el New York Times a un nivel de bajo factor indirecto después de la supuesta incompetencia del gobierno.

Se trata de un inadmisible encubrimiento de la culpabilidad de Estados Unidos por las carencias crónicas de Cuba y en particular por la pérdida de vidas humanas debido a las adversidades económicas.

Trágicamente, el fatal accidente aéreo cubano ocurre como un oportuno recordatorio de lo criminal que es el uso de sanciones económicas para castigar a un supuesto enemigo. Las sanciones económicas debieran ser consideradas como otra forma de agresión bélica la cual causa muertes entre la población civil. Debieran ser puestas fuera de la ley.

Ninguna otra nación emplea la guerra económica en forma tan agresiva y desenfrenada como Estados Unidos. Por lo menos seis países están actualmente siendo blancos de este tipo de guerra de baja intensidad de parte de Estados Unidos: Cuba, Corea del Norte, Irán, Siria, Venezuela y Rusia.

Los absurdos medios corporativos occidentales informaron esta semana con indignada incredulidad que los venezolanos reeligieron al presidente socialista Nicolás Maduro –a pesar de que "la economía del país está hecha un desastre y enfrenta la escasez de alimentos y medicinas." Aquellos medios apenas informan a sus lectores que las penurias son en gran medida causadas por las sanciones norteamericanas. En cambio la culpa es atribuida a Maduro como si fuera un dictador chiflado que aplasta a su pueblo.

El caso de Irán también aparece como particularmente apto. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump está amenazando con reimponer y ampliar las sanciones contra Teherán, sanciones que han estado vigentes durante los últimos cuarenta (40) años desde que la revolución iraní expulsó al dictador cliente de Washington, el Shah el año 1979. Estas últimas amenazas se producen luego que Trump se retirara del acuerdo nuclear internacional con Irán.

Irán, al igual que Cuba, también cuenta con aviones envejecidos debido a las sanciones norteamericanas. Recientes órdenes de compra puestas por Irán con la Boeing y la Airbus por un valor de 40 mil millones de dólares en nuevos aviones, se encuentran ahora en peligro debido al plan de Trump de intensificar el embargo.

Una vez más las políticas hostiles de Washington ponen en peligro vidas humanas.

Las sanciones económicas no constituyen ninguna política estéril. Se trata de ataques concretos contra la vida de seres humanos.

Ahmad Noroozi, de la fundación de beneficencia Barakat Foundation con base en Teherán considera que decenas de miles de iraníes han muerto debido a las consecuencias de las sanciones lideradas por Estados Unidos contra el país que restringen el acceso del pueblo a medicinas anticancerígenas y otros vitales productos farmacéuticos.

La escritora iraní Soraya Sepahpour ha sostenido que las sanciones debieran ser declaradas por lo que son: "sanciones terroristas".

Se trata de una señal perturbadora de tiempos sin ley y que el mundo está presenciando cómo Washington está recurriendo cada vez más a las sanciones económicas como herramientas coercitivas con el propósito de someter a otros a sus exigencias geopolíticas.

Cualquier país que no acate las exigencias de Washington estará sujeto a sanciones financieras y a castigos comerciales. Cuba, Corea del Norte e Irán hace tiempo que están en la línea de fuego y últimamente se les ha unido Rusia y Siria. Pero ahora los norteamericanos están amenazando a sus supuestos aliados europeos con sanciones similares si ellos no bailan al mismo son con respecto al comercio con Irán o respecto al proyecto de suministro de gas desde Rusia, el Nord Stream 2.

Los criterios que emplea Estados Unidos son totalmente subjetivos, arbitrarios e ilegales para no decir fraudulentos. Se trata de acciones protagonizadas por un país bravucón que está tratando de emplear las sanciones económicas para obtener resultados que no podría conseguir a través de medios políticos y económicos honestos.

Como recientemente lo señaló el Ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, Estados Unidos está utilizando las sanciones con el propósito de proyectar sus intereses nacionales a costa de los intereses de otros. Peor aún, Lavrov condenó tales acciones como una forma de "genocidio".

La empresa conjunta para el suministro de gas Nord Stream 2 entre Europa y Rusia es un ejemplo clásico. Estados Unidos pretende obviar las fuerzas del mercado tratando de desplazar al gas ruso que es más barato con su propio y más caro combustible y para realizar esta gimnasia en la economía está empleando las sanciones para forzar el resultado que apetece.

Si Estados Unidos se sale con la suya, los precios del gas en Europa se irán a las nubes. ¿Cuánta gente a través de toda Europa perderá sus trabajos o morirá de hipotermia porque no pueden pagar la calefacción en sus hogares durante el invierno? Una vez más, las sanciones cobrarían vidas humanas.

No tan gráficamente como con bombas que explotan, pero no obstante, vidas humanas son arruinadas, eliminadas pero son sin embargo, disimuladas como anónimas estadísticas.

La mayoría de los países deben repudiar el uso de las sanciones económicas por parte de Estados Unidos por ser inaceptables e ilegales. Esta práctica debe se considerada en la misma escala móvil como una agresión militar total. En realidad la historia nos ha demostrado que las sanciones a menudo terminan en guerras militares.

De manera muy realista, las sanciones constituyen acciones bélicas. Sus consecuencias son mortales en términos de pérdidas de vidas humanas como se pudo comprobar con el reciente accidente aéreo.

A ningún país debiera permitírsele que unilateralmente emplee la guerra económica contra otro sin que él mismo sea sancionado como un estado paria internacional. Además, Estados Unidos ostenta la condición de paria desde hace larguísimo tiempo.

Traducción desde el inglés por

Strategic Culture Foundation Sergio R. Anacona

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Finian Cunningham

Analista internacional


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