Los ataques sónicos de Marco Rubio

Observadores de la política estadounidense sostienen que el senador
Marco Rubio viene desarrollando desde hace algún tiempo un proyecto
encaminado a convertirse en el primer presidente hispano de Estados
Unidos.
La lógica de quienes lo respaldan dentro del establishment republicano
reside en que si el partido demócrata pudo hacerlo con un negro y casi
lo logró con una mujer, puede ser la hora de que lo intente un hispano
republicano que teóricamente disfruta de mayor favor del pentágono y
de Wall Street.
El anheloso proyecto de Rubio entraña riesgos y muchos conflictos pero
este joven senador parece dispuesto a arriesgar una carrera política
convencional que parecía marchar de manera satisfactoria en aras de
mantener al partido republicano en la Casa Blanca, en especial en la
circunstancia de que la reelección de Trump se ve cada vez más dudosa
a la luz de los constantes dislates de éste en el ejercicio de la
Presidencia.
Recientemente a Marco Rubio se le ha visto arremeter furioso contra el
actual Presidente en la puja por la candidatura republicana y luego
aliarse con él desde una posición de chantaje en una comisión
senatorial que podría llevarlo a un juicio político en relación con
ciertos supuestos arreglos con Rusia una vez en la Casa Blanca.
En la actualidad, Rubio está involucrado profundamente en la
arriesgada acusación contra Cuba por los supuestos ataques sónicos que
podría prestigiarlo como político habilidoso, capaz de conseguir para
Trump una victoria "de la nada" contra la isla rebelde que una docena
de administraciones anteriores de los dos partidos no habían podido
lograr, aunque ello sea al riesgo de un grotesco ridículo para sí y
sus adláteres en la aventura.
División de Operaciones Tecnológicas del Buró Federal de
Investigaciones de Estados Unidos (FBI) declaró oficialmente que no ha
encontrado evidencia alguna de aquellos supuestos "ataques sónicos"
contra personal diplomático de EEUU en La Habana, tras varios meses de
investigaciones y cuatro viajes a Cuba con todas las facilidades y
apoyo oficial de la máxima dirección del Gobierno cubano de la Isla.
Las conclusiones de los investigadores estadounidenses concordaron con
las del Comité de Expertos cubanos que condujo una exhaustiva
investigación sobre los supuestos incidentes.
Al borde de ser revelada la escandalosa mentira de Rubio contra Cuba,
éste y sus patrocinadores han estado apelando a una patraña tras otra,
la última de las cuales fue la de someter el caso a un Comité
investigador Congresional encabezado por el propio Senador por el
Estado de Florida, Marco Rubio. Para evaluar los "ataques"
testimoniaron varios congresistas y funcionarios del gobierno pero
nuevamente no pudieron hacerlo los supuestos afectados por los
pretendidos ataques porque a éstos se les disculpa porque son
oficiales y agentes de la inteligencia y la contra-inteligencia de
Estados Unidos acreditados en Cuba como diplomáticos y por ello sus
identidades no revelarse.
Parece evidente que no ha habido forma de confirmar la existencia de
los ataques sónicos que reclama el Senador Marco Rubio y que solo
existen en la imaginación del Presidente Donald Trump y el Secretario
de Estado Rex Wayne Tillerson.
Para Trump tal cosa revelaría apenas una extravagancia suya más, pero
para Rubio pudiera ser su funeral en política.
En tal contexto, el senador elaboró su teoría acerca del origen de los
ataques sónicos en desesperado esfuerzo por encontrar chivos
expiatorios para una gran mentira.
Según Marco Rubio los ataques han sido tan sofisticados que no se
puede siquiera describir cómo han ocurrido. "Podrían ser obra de a) Un
grupo contrarios de Castro con el propósito de perjudicar las
iniciativas cubanas de dialogar con Obama; b) Una fuerza discrepante
dentro del gobierno cubano, o c) Tiene que haber sido un tercer país y
la lógica apunta a Rusia y Vladimir Putin".
En la gran farsa de los ataques sónicos, que ya tiene visos de comedia
silente, no se identifican culpables y tampoco se conocen los
supuestos perjudicados. Evidentemente, no han existido.
Como principal patrocinador del espectáculo se utilizó al Presidente,
Donald Trump, de quien -como señala Michael Wolff en su libro Fuego Y
Furia- se ha escrito muchísimo acerca de que "actúa como un niño,
sufre de psicopatologías como delirios de grandeza y paranoia, es un
ignorante que ni lee ni escucha y es totalmente incapaz de cumplir con
los deberes de su cargo".
Por eso es previsible que dentro de pocas semanas, nadie se acuerde de
la farsa de los ataques sónicos de Trump que habrán engrosado la lista
de sus "excentricidades".
Rubio hará todo lo posible por salirse de la escena y pensará: "Perdí,
pero fue un buen intento, culparán a Trump".

Exclusivo para el diario POR ESTO! de Mérida, México.
http://manuelyepe.wordpress.com/



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Manuel Yepe

Abogado, economista y politólogo. Profesor del Instituto Superior de Relaciones Internacionales de La Habana, Cuba.

 manuelyepe@gmail.com

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