Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona
Strategic Culture Foundation
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En Estados Unidos "teoría de la conspiración" es el nombre que se le da a las explicaciones que difieren de aquellas que sirven a la oligarquía gobernante, al establecimiento o cualquier nombre que le queramos dar a aquellos que plantean y controlan las agendas y las explicaciones que sostienen a las agendas.
Las explicaciones que nos son impuestas por la clase dominante son ellas mismas teorías conspirativas. Más aún, son teorías conspirativas diseñadas para ocultar la verdadera conspiración que nuestros gobernantes están aplicando.
Por ejemplo, la explicación oficial sobre el 11 de Septiembre es una teoría conspirativa.
Unos musulmanes, la mayoría sauditas, sometieron a la mayor humillación para una super potencia desde que David tumbó a Goliat. Burlaron a las 17 agencias de inteligencia norteamericanas, a las de la OTAN y a las de Israel. Al Consejo Nacional de Seguridad, a la Administración de Seguridad del Transporte, al Control de Tráfico Aéreo y a Dick Cheney. Se apoderaron de cuatro aviones de aerolíneas norteamericanas y durante una mañana derribaron tres rascacielos del Centro Mundial de Comercio. Destruyeron aquella parte del Pentágono donde se desarrollaba una investigación por la desaparición de 2,3 mil millones de dólares y consiguieron que los tarados de Washington culparan a Afganistán en vez de Arabia Saudita.
Con certeza los sauditas que humillaron a Estados Unidos estaban involucrados en una conspiración para realizarla.
¿Se trata de una conspiración creíble?
La habilidad de un puñado de jóvenes musulmanes para realizar semejante hazaña es increíble. Semejante fallo total de la Seguridad Nacional Estatal de Estados Unidos significa que Estados Unidos estuvo ciegamente vulnerable durante décadas de Guerra Fría con la Unión Soviética. Si ese fallo total de la Seguridad Nacional Estatal hubiera realmente ocurrido, la Casa Blanca y el Congreso habrían estado clamando por una investigación. Personas habrían sido encontradas culpables de una larga cadena de fallas en la seguridad, cosa que permitió el éxito de la conspiración. En cambio, nadie fue amonestado y la Casa Blanca rechazó durante todo un año todos los esfuerzos para una investigación. Finalmente, con el objeto de acallar a los familiares del 11 de Septiembre se conformó la Comisión 11 de Septiembre. Esta comisión redactó en forma debida la historia del gobierno y esa fue la "investigación".
Aún más, no existe evidencia alguna que apoye la teoría oficial de la conspiración del 11 de Septiembre. En realidad, toda la evidencia conocida contradice la teoría oficial de la conspiración.
Por ejemplo, es un hecho comprobado que el Edificio 7 se derrumbó en caída libre, lo cual significa que estaba minado para demolición. ¿Por qué estaba minado para demolición? No existe una explicación oficial para esta pregunta.
La conocida evidencia suministrada por científicos, arquitectos, ingenieros, pilotos y los primeros en acudir que estaban en las Torres Gemelas y experimentaron personalmente las numerosas explosiones que derribaron las torres es conocida como la teoría de la conspiración.
La CIA introdujo la expresión "teoría de la conspiración" en el ámbito público como parte de su plan para desacreditar a los escépticos del informe de la Comisión Warren sobre el asesinato del presidente John F. Kennedy. Cualquier explicación que difiriera de la que se entregó fue desmentida como teoría conspirativa.
Las teorías de la conspiración constituyen la espina dorsal de la política exterior norteamericana. Por ejemplo, el régimen de George W. Bush estuvo muy ocupado en una conspiración contra Irak y Saddam Hussein. El régimen de Bush creó la existencia falsa de "armamento de destrucción masiva", promovió la falsa historia en un mundo crédulo y lo empleó para destruir Irak y asesinar a su líder. Del mismo modo, Gadafi fue víctima de una conspiración de parte de Obama/Hillary para destruir Libia y asesinar a Gadafi. Assad de Siria e Irán fueron pautados para recibir el mismo tratamiento, hasta que los rusos intervinieron.
Actualmente Washington está involucrado en conspiraciones contra Rusia, China y Venezuela. Proclama que la "amenaza iraní" no existe. En consecuencia, Washington pone sus misiles en la frontera con Rusia y utiliza la "amenaza de Corea del Norte" para instalar misiles en la frontera con China. El líder democráticamente elegido de Venezuela, según Washington, es un dictador y se han aplicado sanciones contra Venezuela con el propósito de ayudar a la pequeña elite criolla local a través de la cual Washington tradicionalmente ha dominado a los países suramericanos y promueve un golpe de estado con el objeto de restablecer el control de Estados Unidos sobre Venezuela.
Todo el mundo constituye una amenaza: Venezuela, Yemen, Siria, Irán, Irak, Afganistán, las tribus de Paquistán, Libia, Rusia, China, Corea del Norte, pero nunca Washington. La mayor teoría de las conspiraciones de nuestro tiempo es que los norteamericanos están rodeados de amenazas extranjeras. Ni siquiera estamos seguros con Venezuela.
El New York Times, el Washington Post, CNN, NPR y el resto de la prostiprensa están prestos para desprestigiar, desmentir como teorías conspirativas todas las explicaciones que difieren de las explicaciones que dan los intereses gobernantes a los cuales sirven.
Sin embargo, tal como lo escribo y durante los últimos nueve meses a la fecha, la prostiprensa ha estado promoviendo la teoría conspirativa que Donald Trump está involucrado en una conspiración con el presidente de Rusia y con los servicios de inteligencia rusos para piratear las elecciones presidenciales norteamericanas y colocar a Trump como un agente ruso en la Casa Blanca.
Esta teoría conspirativa, no obstante, carece de toda evidencia. No la necesita puesto que sirve a los intereses del complejo militar y de seguridad, al Partido Demócrata a los neo conservadores y permite que la prostiprensa exhiba una dadivosa devoción por sus amos. A través de una incesante repetición una mentira deviene en verdad.
Existe si una conspiración y es contra el pueblo norteamericano. Sus puestos de trabajo los mandaron al exterior con el objeto de enriquecer aún más a los ya ricos. Ha sido forzado a endeudarse en un vano esfuerzo por mantener su nivel de vida.
Sus esfuerzos por atenuar su declive eligiendo a un presidente que habló por ellos está siendo subvertido ante sus propios ojos, por unos medios de comunicación completamente corruptos y por la clase dominante.
Más temprano que tarde, se les hará evidente que no hay nada que puedan hacer excepto revelarse violentamente. Muy posiblemente, al momento que lleguen a esta conclusión, será demasiado tarde.
Para los ingenuos y crédulos a los cuales se les ha lavado el cerebro para hacerlos creer que cualquier explicación que difiera de la sancionada oficialmente es una teoría conspirativa. Existen disponibles en línea largas listas de conspiraciones del gobierno que tuvieron éxito engañando al pueblo con el propósito que los gobiernos pudieran concretar agendas que con certeza el pueblo hubiera rechazado.
Si la libertad continúa existiendo en la Tierra, no será en el mundo occidental. Será en Rusia y China países que han emergido en oposición y conocen el valor de la libertad y será también en aquellos países suramericanos, tales como Venezuela, Ecuador y Bolivia que luchan por su soberanía contra la opresión de Estados Unidos.
En realidad, como historiadores los que no están preocupados por sus carreras están comenzando a señalar, la lección fundamental de la historia es que los gobiernos engañan a sus pueblos.
Por doquiera en el mundo occidental, el gobierno constituye una conspiración contra su pueblo.
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