La sociedad enferma y el negocio de la salud (VIII)

Como todos estamos afiliados al sistema sanitario (Seguridad Social), desde que el Estado tomó su control, la población en general pasa a ser potencialmente paciente y potencialmente enferma, desde el momento en el que todos integramos las listas de sus estadísticas y de que todos somos objetivo de sus controles, estudios o propagandas médicas. La salud ya no es responsabilidad de cada uno de nosotros (lo es tan sólo en la culpabilización por nuestra mala salud), una relación o diálogo de uno mismo con su cuerpo sino que es el Estado, instrumento del Capital, como mediador de nosotros mismos y la salud de nuestro cuerpo, quien señala e impone las pautas y normas de comportamiento a obedecer respecto a la "cultura de la salud". (Revista Ecetera n.42. junio 2007. México)

La formación de este formidable sistema burocrático y la aparición en los hospitales de departamentos especializados en "cuidados intensivos", combinado con la implantación de todas las "novedades" técnicas, permitieron definitivamente convertir al médico en el especialista que diagnostica la muerte, de hecho en su formación se halla "la enseñanza y el diagnóstico de la muerte". Uno no está muerto hasta que el médico correspondiente lo certifica. Con el control médico de la muerte, ésta deja de ser un dominio exclusivo de la religión o de la especulación filosófica o de la poesía, etc., para pasar a ser patrimonializada por la ciencia, es decir, por la técnica. La muerte, por lo tanto, ha de producirse en el centro donde se almacena la mayor cantidad de técnica médica, en el hospital. (Revista Sentidos, Primavera de 2006. Lisboa).

Junto al trabajo alienado (plusvalía) la medicina ha jugado un papel importante en la alienación del hombre, perdiendo sentido de propiedad de su corporalidad. Por haber sido despojado desde hace mucho tiempo sobre el tema de la salud, es decir, del funcionamiento de su propia vida por parte de la medicina y los médicos, por desconocer su cuerpo y mente, no solo depende de lo que estos les indiquen sino que además los endiosa, justifica todas sus acciones, legitima su accionar: El mismo grado de profesionalización, híperespecialización, y por tratarse de lo que debería ser la ciencia para la vida, la mayoría de la población tiene y valora altamente el trabajo de la medicina.

La profesión médica se encuentra en una circunstancia que le permite prescindir de críticas, dudas y objeciones externas sobre el sentido y utilidad de los servicios médicos y terapéuticos de su producción de «nuevos conocimientos». Las expectativas y criterios de enjuiciamiento sociales dejan de ser algo previo y pasan a ser «reflexivos», es decir, se definen en la investigación, en el diagnóstico y en las terapias médicas, y ahí adquieren su carácter cambiable. (Ulrich Beck. 2006. P 277).

La medicina dominante en la actualidad no responde a parámetros altruistas, sobre el bien, la salud humana. Es un negocio, forma parte principal del negocio de las ciencias, desde las carreras universitarias, la profesión, los hospitales y clínicas, la empresa farmacéutica, el servicio de seguro, hasta la funeraria, forman parte de una red que vive alrededor de la enfermedad y la muerte, no de la salud. La mayoría de investigaciones y avances en medicina están en aquellas aéreas que son más rentables.

Como afirma Esko Aho (2006), un ejemplo significativo lo constituye el desarrollo en ingeniería genética y las expectativas que ha suscitado. El gran auge de desarrollo en este campo ha sido posible gracias al incremento de los beneficios económicos que este tipo de investigación ha generado en grandes corporaciones industriales. A su vez, pocos ámbitos del actual panorama de la investigación han dado lugar a tanta discusión social como la producida en torno a determinados productos y procesos de la ingeniería genética. (Citado por, Barroso, 2012).

Hoy, frente al individualismo y hedonismo, es precisamente la cirugía plástica uno de los negocios más rentable de la medicina, sin importar los riesgos, como cualquier mercancía, y dentro de la lógica de la sociedad de consumo se satisfacen todos los gustos. En este sentido, Bello Reguera (2012), acusa al divorcio de la medicina con la ética, con lo espiritual. Cuando el arte de curar ya no es un patrimonio de la comunidad y sociedad, cuando los saberes cotidiano, tradicionales son desplazados, en el momento en que el hombre no resuelve los problemas de salud en su propio entorno, con alimentación adecuada, con productos naturales, y el medico se convierte en un ser alejado, que no vive con nosotros, no conoce nada de mi persona, la medicina se hace extraña, la salud y la propia vida se cosifican:

La biología científica, al sustituir el discurso tropológico o figurativo del animismo y el espiritualismo por el lenguaje empírico –evolutivo, bioquímico o biogenético y neurológico– establece con la ética una relación paradójica. Dada la condición valorativa y normativa del discurso ético, la biología científica, descriptiva y explicativa, permanece ajena a él. Ni la teoría de la evolución, ni el descubrimiento de la estructura del ADN y del genoma humano, ni la exploración del cerebro y su estructura neurológica, ni el conocimiento de la trama ecológica de la vida humana y sus riesgos han hecho aportaciones novedosas y relevantes a la ética normativa y sus significados básicos como la bondad, la justicia, la rectitud, la responsabilidad, la solidaridad, la hospitalidad, etc., y sus contrarios.



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Pedro Rodríguez Rojas

Sociólogo e historiador (UCV). Magister en Historia Económica (UCV). Maestría en Tecnología Educativa (UNESR). Doctorado en Ciencias Económicas y Sociales. (UCV). Doctorado en Historia (UCV). Ha sido docente de Pre y Postrado en la UCLA, UNA, UPEL. Actualmente de la UNESR en la categoría de Titular. Ha sido investigador del Centro de Historia para la América Latina y el Caribe, OEA, CELARG, Congreso de la República, Centro OPEP, entre otros. Ha sido Asistente de Investigación de los Doctores Ramón J. Velásquez, Federico Brito Figueroa, Héctor Malavé Mata y D.F. Maza Zavala, entre otros. Ex-Director de Postrado de la Universidad Simón Rodríguez-.Barquisimeto. Ex Coordinador del postgrado en Gerencia Cultural. Coordinador del doctorado de educación UNESR. Coordinador de la Línea de Investigación Filosofía y Sociopolítica de la Educación del Doctorado en Ciencias de la Educación. Presidente de la Asociación Civil Museo Histórico Lisandro Alvarado 2002-2010. El Tocuyo. Miembro fundador de la comisión de recursos hídricos de El Estado Lara .Asesor de la Misión Sucre y Aldea Universitaria de Morán. Vocero asesor de consejo comunal Los tres brazos y San Pedro. Entre los reconocimientos recibidos podemos mencionar: Premio Regional (Lara) sobre la obra de Andrés Eloy Blanco (1996). Premio Estimulo al Investigador UNESR, mayor productividad Científica del Núcleo Barquisimeto desde 1997 hasta la actualidad. Investigador ONCIT PEI Nivel. C. Premio CONABA. Premio Ensayo Histórico: Federico Brito Figueroa, Aragua 2001. Premio Ensayo Antonio Arráez: 450 años de la fundación de Barquisimeto, .2002. Premio Ensayo Educativo, Universidad de Oriente, 2004, Premio Primer Concurso Historia de Barrio Adentro del Ministerio de la Cultura, 2009. Premio sobre Legado de Chávez, Maturín, (2013). Premio Literario Rafael María Baralt, Maracaibo (2014). Más de sesenta publicaciones entre libros y artículos en revistas arbitradas a nivel nacional e internacional sobre ciencias sociales y filosofía. Es articulista en varios periódicos a nivel nacional. Coordinador de la Revista de filosofía de la educación TERÊ. Entre sus libros podemos mencionar: Juan Pablo Pérez Alfonzo, La economía venezolana, La Universidad frente a la globalización y la posmodernidad, Pensar América latina, América latina en la globalización, Educación para el Siglo XXI y La Ética Socialista. Junto a Janette García Yépez ha escrito varios libros sobre la historia de El Tocuyo, a saber: Personalidades tocuyanas, La cultura tocuyana, La cañicultura en El Tocuyo, El café y los resguardos indígenas en Morán, Crónicas tocuyanas, El Rio Tocuyo, la educación secundaria en El Tocuyo, La vida cotidiana en El Tocuyo, Memoria fotográfica de El Tocuyo, La Personalidad Intima de Lisandro Alvarado y Cultura y Tradiciones Tocuyanas.

 pedrorodriguezrojas@gmail.com

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