El revés de las manifestaciones populares en Guatemala

Como todo lo que sube baja, en Guatemala aquella llamarada de amor sublime se esfumó. No quedaron ni señas de dignidad, de arrestos,  ni mucho menos de consecuencia. Todo se quedó en papel, en carteles, en pancartas y en fotografías. ¿Qué más se puede esperar de la clase media urbana? Solo eso, palabras y pretensiones. Por ahí algunos que aprovechando la ola agarraron hueso y andan de conferencia en conferencia pretendiendo ser candiles, pero en realidad son aprovechados. Pobre el estudiantado que deje que le den atol con el dedo. El que quiere aprender que lea, que dude, que cuestione, que investigue por sus propios medios, jamás hay que creer  en  la palabrería oficial y mucho menos en la de los arribistas.

No sé cómo se sentirán en estos momentos nuestros mayores revolucionarios de verdad,  hablo de los de la acción. Y que no digan los clasemedieros  universitarios que los dejaron solos porque en todo momento estuvieron con ellos, respaldando las marchas desde la primera, los guiaron, los arroparon, ¿qué más querían? Claro, es que los arrestos no se aprenden en salón de universidad. Los arrestos no crecen en matas en terrazas de concreto. Es que la dignidad no la da un título, una camisa de marca, un celular inteligente. No la fecunda una fotografía en un muro de red social.

Tuvieron la arrogancia para pavonearse con carteles diciendo que eran la generación del cambio, que se habían metido con la generación equivocada, con esto echando por la borda las luchas de los meros meros tatascanes de décadas pasadas, (patojos cagados abusivos) la USAC diciendo que era pueblo, cuando al pueblo lo dejó solo en el Juicio por Genocidio. Los de la Universidad Landívar anduvieron un cartel con la imagen de Irma Flaquer, ¿sabían a cabalidad lo que eso significada, el enorme grado de responsabilidad? Quienes llevaban carteles con fotografías de Jacobo Árbenz, de María Chinchilla, Otto René Castillo, ¿tenían idea de que se estaban poniendo la soga al cuello? Porque las palabras se respaldan con la acción. No cualquiera se pone una playera con la imagen de Ernesto Che Guevara, por ende no se habla solo porque se tiene boca. El que carga un cartel con la imagen de un mártir de la patria sabe muy bien a lo que se mete y lo que se le viene encima, y tiene que aguantar vara,  y tiene que demostrar de qué está hecho, chilate sobra lo que queremos es sangre roja, encendida como lava de volcán, eso es lo que necesitan los  procesos que le apuestan a un cambio real. Inteligencia, entrega y amor. Eso no viene con un sello de universidad.

Aquellas multitudes a las cuántas semanas de manifestaciones se cansaron de asolearse, de perderse parrandas los fines de semana, de ya  no tener pose para la foto y que como vieron que el cambio requería acción más severa se fueron desentendiendo porque ahí si ya no, para los pijazos que vayan otros, los letrados clasemedieros pertenecen a otro rubro, se creen héroes porque fueron a manifestar, es la hazaña de su vida.  Se hubiera ganado y mucho si en estas manifestaciones  se hubiera dado el despertar guatemalteco, real, con cimientos, con raíz, con entereza. Ahí sí. Pero esa solo la tienen los revolucionarios añejos, que los tienen bien puestos y no hacen alarde. (Conste que ellos no salen en televisión, son anónimos).

Y no tolero y no acepto que me digan “que lo que pasa  que Guatemala tiene huellas del conflicto armado y por eso el miedo” el miedo lo tenía la clase media porque el pueblo raso siempre ha luchado. Pero si les sirve de algo les diré que el miedo lo  perdieron  en esa primera marcha multitudinaria y ese sí fue un logro enorme,  ¿qué sucedió que ya no insistieron? ¿Acaso pensaron que con solo salir a manifestar vendrían los cambios? Los cambios no vienen si estamos sentaditos comiendo cereal con leche. Ahí están los revolucionarios añejos y ellos saben quienes son, yo no los tengo que mencionar por nombres, y aguas que quien es revolucionario no lo anda albocando y mucho menos haciendo alarde de sus luchas pasadas, si conocen un tacuacín así apártense del camino porque  el zoquete va infestado de podredumbre.

La CICIG está haciendo su trabajo, ¿qué haremos nosotros para respaldarla? ¿Darle las gracias en las redes sociales? Me dirán que pido mucho, que soy tajante, que en Guatemala las cosas han cambiado, que   esta juventud de ahora puede discernir  porque está mejor preparada académicamente y le apuesta a un tipo de lucha distinta. Me pueden decir misa, que no acepto las mediocridades ni los pretextos. ¿Una Huelga de Dolores extraordinaria, para qué? ¿Para ir a gritar tapas frente al palacio? ¿Y qué también se van a emborrachar en los preparativos y van a violar  alumnas de recién ingreso? Me desilusiona el nivel de propuestas que tiene la USAC  hoy en día. Mi abuelo tío Lilo tenía razón, a los patojos de ahora ya no los hacen como antes.

No sé cómo se sentirán las Chicharras de más de un verano   y los Jilgueros de pecho amarillo, pero yo les agradezco el arropo que dieron a estas marchas, la consecuencia en acción de toda su vida, a ustedes se les ha puesto a prueba una y otra vez y están ahí con su carácter de acero. Malaya se les pegara un poquito a los patojos culicagados clasemedieros urbanos que para fanfarronear los títulos universitarios  son buenos pero para rajar ocote, ¡ay dios! No les alcanzan las patas para salir corriendo, para rajar ocote está el campesino, el analfabeta, el urbano de alcantarilla y el revolucionario de siempre.

Y no se vayan a embolsar como propio el destape de las redes criminales en los partidos políticos y en el gobierno, porque ese ha sido trabajo de la CICIG, y no vayan a creer que lograron la cabeza de Roxana Baldetti con las marchas, que a ella la entregaron por estrategia para  el circo. ¿Por qué aplauden que el embajador de Estados Unidos meta sus narices en el congreso? Son incongruencias de esta clase media que con acciones como esa demuestra que por gusto ha ido a estudiar. Un forma cabal de respaldar a la CICIG es pelear por una Asamblea Nacional Constituyente. Pero es mucho pedir a una clase media urbana tan mediocre. ¿Ya vieron que los campesinos sí la respaldan?

Mi respeto y a mi reverencia a esos periodistas comprometidos que han estado al frente poniendo el pecho arriesgando la vida, alentando con su voz y con su presencia, en la contrainsurgencia en medio de la mediatización de  los mediocres. A los docentes universitarios que a pesar guían a los patojos. A los campesinos que son la flor más hermosa que puede tener un jardín y por supuesto a los pies descalzos de las alcantarillas. ¿Los clasemedieros? Los clasemedieros, (que se echen cal) que se queden con sus redes sociales, sus fotografías, sus carteles y sus conferencias. Con los de las universidades privadas no hay mucho por esperar más que conferencias y foros, (de la USAC tampoco) pero los de la USAC tienen la obligación de  responder con algo mucho más contundente que una mísera Huelga de Dolores extraordinaria. Ya ni la burla perdona. Dejen el circo para otra ocasión.

Nota: como siempre no generalizo, ahí al que le quede el guante que busque su par. Y como ya sé que me dirán  que qué hago yo por Guatemala desde el extranjero, yo les digo, ¿no es que se creen autosuficientes pues, por letrados, de qué les puede servir una empleada doméstica  como las tantas que han denigrado, en una lucha para reconstruir el país? Cuando en realidad tengan una propuesta que incluya a todos, sin discriminar y con hermandad humana pues entonces hablamos. Por el momento sigan alardeando y vivan de los recuerdos de su hazaña manifestando bajo el sol.



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Ilka Oliva Corado

Escritora y poetisa guatemalteca. Se graduó de maestra de Educación Física para luego dedicarse al arbitraje profesional de fútbol. Hizo estudios de Psicología en la Universidad de San Carlos de Guatemala, carrera interrumpida por su decisión de emigrar a Estados Unidos en 2003, travesía que realizó como indocumentada cruzando el desierto de Sonora-Arizona.
Es autora de doce libros: Historia de una indocumentada. Travesía en el desierto de Sonora-Arizona; Post Frontera; Poemario de luz de faro; En la melodía de un fonema; Niña de arrabal; Destierro; Nostalgia; Agosto; Ocre y desarraigo; Relatos; Crónicas de una inquilina y Transgredidas, publicados en Ilka Editorial.
Una nube pasajera que bajó a su ladera la bautizó como “inmigrante indocumentada con maestría en discriminación y racismo”.
Sitio web: https://cronicasdeunainquilina.com/

 cronicasdeunainquilina@gmail.com      @ilkaolivacorado

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