Edward snowden, activista de derechos humanos y su misión secreta

Italia, Francia, Portugal y España recurrieron a acciones de piratería para hacer que el avión de Evo Morales, Presidente de Bolivia, aterrizara para ser inspeccionado. Los jefes de estados latinoamericanos han expresado de manera inequívoca su indignación y condena. La vida del presidente, como también la de su comitiva y la de la tripulación de la aeronave estuvo amenazada. No recuerdo ningún otro ejemplo en la historia del mundo contemporáneo donde las cláusulas de la Convención de Viena hayan sido tratadas con semejante actitud despreciativa y desvergonzada.

No cabe ninguna duda de quien estuvo detrás de la cacería contra el Presidente latinoamericano, indígena de origen. El gobierno de Obama hizo todo lo que pudo para permanecer en las sombras, pero todo el mundo supo que quería de vuelta a un fugitivo, ex funcionario de la NSA y de la CIA, quien -- producto de su desesperación y serias razones de carácter ético-- reveló secretos. Snowden siempre trató con respeto a los activistas por los derechos humanos pero lo mantuvo ajeno a sus colegas de la CIA. Cuando el sentimiento de íntima protesta alcanzó el límite, de manera resuelta, rompió lazos con el pasado y trató de llamar la atención del público del mundo sobre el hecho de la vigilancia global y puntual a la cual están sujetas millones de personas en diferentes rincones del mundo, incluyendo a los ciudadanos del mismo Estados Unidos.

Desde el mismo comienzo, saliendo para Hong Kong y volando hacia Moscú, Snowden supo que estaba arriesgando su vida, pero se comportó como un activista por los derechos humanos, su desempeño no tuvo nada que ver con la conducta típica que se le atribuye a “un espía” o a “un traidor” según las definiciones agitadas por la propaganda norteamericana. Snowden utilizó los medios de prensa occidentales y a Wikileaks para llegar al público y condenar la invasión de la vida privada de las personas por parte de los servicios especiales norteamericanos pisoteando la libertad de expresión y la libertad para expresar las convicciones políticas. Snowden nunca pensó que los secretos a los cuales él tenía acceso constituían artículos para la venta. No ha habido razón financiera alguna que influyera en sus acciones.

Según Snowden, la gente debe saber que no es seguro utilizar las telecomunicaciones. Deben recordar que en cualquier momento los servicios especiales de Estados Unidos y sus aliados pueden sacar a la luz informaciones guardadas durante muchos años y utilizarla contra personas según sus propios intereses. Ese es el quid del asunto cuando Snowden hace la advertencia. Las amenazas directas en contra del ex funcionarios de los servicios secretos y de los países dispuestos a darle asilo político han hecho palidecer el carácter de lo que está realmente pasando. Estados Unidos está tratando de amordazar al activista por los derechos humanos y al mismo tiempo “castigar” a los gobiernos que se atrevan a asumir una postura independiente en torno al caso de Snowden sin ceder a la presión ejercida por la superpotencia.

Los gobiernos europeos involucrados en el aterrizaje forzoso del avión presidencial, se ven miserables. Observadores políticos latinoamericanos señalan que acciones similares contra el avión presidencial de Estados Unidos (Air ForceOne) o aviones presidenciales de sus aliados, habrían iniciado una guerra.

Las oficinas de exteriores de los países mencionados buscaron la manera de salir de la situación sin pasar por la vergüenza. Pero el daño ya estaba hecho. París, Roma, Lisboa y Madrid han demostrado que disfrutan no ser independientes cuando se trata de decisiones en torno a problemas internacionales. La posición de España y Portugal es particularmente vergonzosa. Han socavado por largo tiempo la posición privilegiada que tenían con los estados latinoamericanos.

“Madre Patria” es una expresión que los hispanoamericanos usan para referirse a España en respeto por la nación que descubrió el continente para el mundo. En la realidad, aquellos que gobiernan la Madre Patria, persiguen al Presidente, indígena de origen, como si 500 años en la historia del mundo no hubiesen pasado.

No es de extrañar que portales latinoamericanos en Internet a menudo señalen que la historia del avión presidencial se destaca por su tinte racista.

La prensa occidental llama a Evo Morales “indio analfabeto”, capo de la cocaína que resulta demasiado independiente y merece ser insultado y castigado. Permítanme recordar que bastó un solo período presidencial para que “el Indio” asumiera el control de los recursos petroleros y gasíferos del país. Para que Bolivia pusiera fin a la deuda permanente con Estados Unidos y la Europa Occidental e introdujera a la población indígena a la vida política activa.

Muchas veces Evo Morales ha puesto en su lugar a políticos de Estados Unidos, España y otros países por haber intentado imponer sus propias reglas de juego. El embajador de Estados Unidos, Philip S. Goldberg fue expulsado del país. Muchos operativos de la CIA, la DEA y otros servicios especiales norteamericanos han tenido que abandonar el país.

El Presidente Morales lucha contra la corrupción. No tiene yates ni quintas en Miami ni Curazao y siempre ha sido sincero con la tradición indígena de ser recatado en todos los aspectos de la vida. Muchos de sus antecesores se han involucrado en actos de corrupción cuando ocuparon la más alta posición, se han ocultado bajo la protección de emblemas oficiales. Algunos de ellos están empapados de sangre. Estados Unidos siempre rechaza las solicitudes de extradición presentadas por Bolivia. Evo Morales lo consideró como una afrenta directa, cuando el embajador español, Humberto Carnero, en Viena, Austria, trató de inspeccionar el avión presidencial durante el aterrizaje forzado en el aeropuerto de Viena.

Mientras defendían a Edward Snowden, dejando a un lado su nacionalidad y ocupación profesional en el pasado, los presidentes Morales de Bolivia, Maduro de Venezuela, Ortega de Nicaragua, Correa de Ecuador han expresado su disposición para otorgarle asilo político. Habiendo hecho una parada en Moscú, el activista por los derechos humanos Edward Snowden logra iniciar una nueva vida. Sin duda alguna, luego de una estadía en Rusia, escribirá un libro acerca de lo vivido trabajando para la CIA y la NSA, su ruptura con aquel ominoso sistema de espionaje, su audaz escape hacia lo desconocido – todas las cosas por las cuales él ha pasado en el límite de las posibilidades humanas.

Snowden contará la verdadera y completa historia.

Fuente: http://america.infobae.com/

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Nil Nikandrov

Periodista y analista político escribiendo frecuentemente en la revista rusa internet Strategic Culture Foundation.

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