Camaradas: derrocaron a Petro

En Colombia, aunque lo crean o no lo crean, existe un Presidente constitucional y legítimo que es el doctor Juan Manuel Santos pero, igualmente, existe un súper Presidente –por encima del primero- que es el Procurador General de la Nación, señor Alejandro Ordoñez. Este se ha caracterizado por ser un archienemigo de la paz, del socialismo, de la democracia participativa, de hacerles el bien a los pobres. Es, un paramilitar vestido de civil o un sicario jurídico de la política. Alejandro Ordoñez es el demonio en persona. Viola lo que el propio Presidente Santos no se atreve a violar; es decir, cumple el papel de la política sucia pero en vez de cometer genocidios políticos sus crímenes son selectivos, van directamente contra la dirigencia y, especialmente, contra los que no profesan las doctrinas del conservadurismo o del liberalismo.

Acaba de destituir, como si fuese un Tribunal Supremo de Justicia o una Corte Suprema de Justicia, al Alcalde Gustavo Petro bajo el alegato que éste cometió irregularidades a la hora de definir el nuevo esquema del servicio de limpieza de Bogotá. No nos olvidemos que el Procurador General de Colombia, Alejandro Ordoñez, ha tratado de sabotear y darle un golpe de Estado al proceso de diálogo que se realiza en La Habana entre las FARC y el Gobierno colombiano. Ordoñez anda dolido, desesperado, encojonado  y, por consiguiente, con mal de rabia porque le han fracasado sus actos de terrorismo sicológico contra la posibilidad de firmarse un acuerdo de “paz” en Cuba. Bueno, dejemos en la “paz” del derecho burgués al Procurador General de Colombia –elegido por los pocos magistrados- y digamos algo sobre el Alcalde destituido Gustavo Petro  -elegido por más de 750 mil personas en una elección democrática-.

Gustavo Petro no es santo de mi devoción. Sin embargo, eso no me autoriza para descalificarlo y, mucho menos, negarle sus méritos personales como político. Fue militante del M-19 y pagó cárcel por ello. También fue senador de la república donde jugó un importante papel denunciando las tropelías y los crímenes de Uribe. Sin duda, en Colombia aun para un congresista y allí está la experiencia de Piedad Córdoba también destituida por Ordoñez, no ha sido fácil denunciar atrocidades cometidas por un Gobierno colombiano. El mundo político conoce de cuántas artimañas se valen los presidentes colombianos para hacer realidad sus venganzas políticas. Petro las desafió con valentía sin ponerse a pensar si lo mataban por sus denuncias. Fueron tales las denuncias de Petro contra el genocida y terrorista Alvaro Uribe que éste lo acuso de “terrorista vestido de civil”. Petro denunció, igualmente, al paramilitarismo, las chuzadas y los falsos positivos. Uribe sabe cuánto de responsabilidad tiene en sus crímenes de lesa humanidad durante su gestión en sus dos períodos presidenciales.

Petro fue candidato presidencial y perdió. En 2012 se lanzó como candidato a la Alcaldía Mayor de Bogotá, la cual ganó con más de 750 mil votos. Ahora, preguntemos: ¿lo estaba haciendo mal como para destituirlo?

Petro desprivatizó el servicio de aseo urbano, quitándole ese negocio a cuatro empresas privadas y convirtiéndolo en público. En verdad, Petro se metió con los intereses económicos de la oligarquía colombiana. Y el Procurador es un fiel servidor y guardián de esos intereses. Por eso, simplemente por eso, el Procurador le propinó un golpe de Estado a Petro, a la Constitución, a la propia democracia política burguesa y al voto popular.

Petro hizo posible la reducción de la tasa de criminalidad en Bogotá; creó los Centros de Atención Móviles a Drogodependientes (CAMAD); le dio reapertura al Hospital San Juan de Dios después de 7 años de un proceso de liquidación; redujo las tarifas del transporte  transmilenio; amplió la cobertura del mínimo vital de agua potable para los barrios más necesitados del preciado líquido en Bogotá; creó la Secretaria de la Mujer; contrató los estudios definitivos para la primera línea del Metro en Bogotá; creó la peatonalización de la Carrera Séptima; prohibió las corridas de toros como medida de protección a los animales; en fin, en tan solo un año Petro  lo ha hecho bastante bien. Sépase que la Alcaldía Mayor de Bogotá  recibió el Premio Mundial de Liderazgo Climático; Petro fue nominado como el mejor Alcalde de Iberoamérica y en Medellín se le premió como “Defensor del año” por su política protectora de animales. Por esas cosas es que el Procurador lo destituyó pero también lo inhabilitó políticamente por 15 años para evitar que se convierta en un potencial candidato presidencial con chance de ganar. El Procurador se las sabe todas.

Dice un dicho “No hay mal que por bien no venga”. No pocas veces las medidas atroces que cometen los guardianes de la oligarquía se transforman en fuentes de energía para las fuerzas de la izquierda. Eso ha comenzado a suceder en Colombia. Una multitud indignada tomó la Plaza Bolívar de Bogotá para expresar su solidaridad con Petro. Piensan convertirla en un ágora por la paz y la democracia. Eso en algo debe asustar a los oligarcas y sus guardianes. Petro le habló a la multitud y no reconocer que su discurso fue una verdadera obra o pieza de la política seria una mezquindad.

Petro le ha solicitado al mundo solidaridad por la Bogotá humana. Pues, sin que sea santo de mi devoción y sin que nada de significación o importancia tenga, vaya mi gesto solidario para Petro y para ese pueblo que reclama indignado cesen las tropelías del Procurador y que Petro siga siendo su Alcalde Mayor.



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Freddy Yépez


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