El Consejo Suramericano de Defensa y las actividades subversivas del pentágono

Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

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Un nuevo escándalo ha estallado en Bolivia con relación al traslado hace ocho años de 37 misiles tierra-aire de fabricación china hacia una base militar norteamericana con el objeto de ser “desactivados”.  El Vicepresidente, Álvaro Linera, ha acusado al ex Comandante del Ejército, Marceo Antezana, quien es actualmente un senador de oposición, de traicionar los intereses de la nación.  Antezana está haciendo todo lo posible tratando de justificar sus acciones señalando el estado de deterioro de los misiles y el peligro que ellos representaban en algún momento para el personal militar más la orden directa del entonces Presidente Rodríguez para entregar los misiles a los norteamericanos.  Vale la pena recordar que en el año 2005 cuando estos hechos estaban ocurriendo, la embajada norteamericana anunció que “los misiles,  en determinadas circunstancias, podían ser utilizados para su propósito a pesar de sus defectos.”

En otras palabras, la eficiencia militar de los misiles no estaba en duda, y el cuartel general de Comando Sur del ejército norteamericano había decidido que al gobierno de Evo Morales, que había recién ganado las elecciones presidenciales, no se le podía confiar un armamento tan peligroso.  Cuando el período presidencial de Rodríguez llegaba a su fin, comenzó a ser presionado por la embajada norteamericana y los misiles fueron sacados de Bolivia en aviones de transporte de la fuerza aérea norteamericana.  En los círculos patrióticos del país el episodio se sigue considerando como el más vergonzoso y humillante en la historia de las fuerzas armadas de Bolivia.  Casi todos los países al sur del Río Grande en diferentes ocasiones han tenido que enfrentar este tipo de dictado.  Washington ha utilizado desde el año 1947 el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, TIAR como un cepo disciplinario.  El Pentágono decidió quién era el principal enemigo de América Latina, cómo se debía tratar a los “enemigos internos” del continente y qué armamento se debía utilizar además de qué clase de uniformes debían usar las fuerzas armadas nacionales, etc., etc.  

El TIAR solo comenzó a mostrar síntomas de agotamiento después de la victoria de la Revolución Cubana y el establecimiento de muy estrechos vínculos de esta y las fuerzas armadas soviéticas, como también, después de la Guerra de las Malvinas cuando Estados Unidos, de manera abierta, apoyó a Inglaterra contra Argentina.  América Latina comenzó a pensar en su propio papel para garantizar la seguridad del continente y estas tendencias se incrementaron con el advenimiento del bloque ALBA – la alternativa bolivariana para las naciones latinoamericanas.  Con frecuencia Hugo Chávez se refirió a la necesidad de fortalecer la cooperación militar entre los países latinoamericanos, vinculando esta meta con el proceso de integración de América Latina.  El líder venezolano no escondía su preocupación por el aumento de la agresión norteamericana en varias partes del mundo y de la extraordinaria crueldad con que los globalizadores del Pentágono acababan con los regímenes “inamistosos”.  Chávez estaba convencido que el Imperio más temprano que tarde aprovecharía la ventaja de su aplastante poderío militar para “restablecer el orden” en la región latinoamericana y del Caribe y llevar adelante su proyecto de Pax Americana.

El Consejo de Defensa de América del Sur fue fundado el mes de marzo del 2009 e incluye a doce países.  El Consejo declaró como su principal objetivo la consolidación de América del Sur como una zona de paz, un ámbito de estabilidad democrática y el pleno desarrollo de los pueblos que la habitan.  La emergencia de una identidad suramericana en al área de la defensa, la cual abarca todas las características regionales y nacionales, fomenta el fortalecimiento de la unidad de los países de América Latina y del Caribe y un consenso sobre la cooperación regional en el área de la defensa va a ser desarrollado.  La cuestión ya está siendo discutida en el Consejo incluyendo algunos desacuerdos que se han manifestado respecto de los presupuestos militares y de la resolución de los conflictos actuales.  Las medidas para garantizar la seguridad externa están siendo coordinadas.

Resulta simbólico que políticos suramericanos de alto perfil tales como Inácio Lula Da Silva y Hugo Chávez estén entre los originadores del Consejo.  Ellos constantemente hicieron hincapié sobre el hecho de si líderes políticos destacados no asumían el problema de la paz y la seguridad del continente esto sería hecho por otras fuerzas ajenas a América Latina.  En consecuencia, no habría garantías para que armamento de destrucción masiva, incluyendo misiles nucleares no sean estacionados aquí, en el Atlántico Sur especialmente.  Desde los mismos inicios del Consejo, se tomó la decisión de no permitir la participación de Estados Unidos ya que no tiene una relación geográfica con América del Sur.  No obstante, el Imperio con su aliado más confiable, el Reino Unido –piensa de otra manera.  Sus submarinos armados con misiles nucleares patrullan regularmente el Atlántico Sur, ignorando todos los llamados a preservar la zona desnuclearizada.  Existen evidencias que hay cabezales nucleares en las bases militares británicas en las Islas Malvinas y los medios para lanzarlos.  De manera que con pleno conocimiento del Pentágono, los términos del Tratado de Tlatelolco sobre la creación de una zona libre de armamento nuclear en América Latina y el Caribe están siendo ignorados.  El tratado fue firmado en febrero de 1967 y fue la respuesta colectiva de los países de la región a la crisis de los misiles en Cuba el año 1962.  Este aspecto de la cuestión siempre ha preocupado a Brasil ya que el 90 por ciento de su comercio se lleva a cabo a través del Atlántico.  La situación es ahora aun más complicada debido al descubrimiento de ricos yacimientos de gas y petróleo en aguas territoriales de Brasil y Venezuela y las compañías petroleras norteamericanas quieren participar en su explotación como cuestión prioritaria.

Los países miembros del Consejo insisten en que de ningún modo copiarán la organización y la estructura de la OTAN ya que el Consejo no es una “alianza militar tradicional” con el propósito de llevar adelante “operaciones” fuera de América del Sur. --  ¡Carece de funciones punitivas!  Tampoco se pretende estimular una carrera armamentista en la región, aunque el objetivo de crear una situación disuasoria se está discutiendo en serio.  Se está conversando sobre proyectos armamentistas en conferencias donde participan representantes del Consejo con el objeto de desarrollar una doctrina de defensa. Por iniciativa de Argentina, lo primero de esto será la creación del avión de entrenamiento UNASUR-1 para el año 2017 en el cual se entrenarán pilotos de las fuerzas aéreas de los países suramericanos.  Brasil estará a cargo de la supervisión de un proyecto regional de avión no tripulado.  También existen planes para formar una agencia espacial de UNASUR de manera que con el tiempo habrá una mayor independencia para la creación de sistemas satelitales de comunicaciones y aparentemente para realizar vigilancia espacial en interés de la defensa.  El espionaje generalizado que llevan a cabo las agencias de inteligencia de Estados Unidos, está ocasionando un distanciamiento en esta área del Pentágono

La creación de una Escuela Suramericana de Defensa (ESUDE) es un aspecto importante para el fortalecimiento de la confianza mutua entre los militares.  Según informaciones recientes, la escuela se instalaría en Ecuador.  El Presidente Rafael Correa ha declarado que está  preparado para hacer todo lo necesario para acelerar la implementación de este proyecto.  Expertos militares ven esta iniciativa como el deseo de borrar el legado negativo de la Escuela de las Américas de una vez por todas, escuela que fue instaurada bajo la égida del Pentágono más conocida por el macabro nombre de “Escuela de Asesinos y de Terrorismo”.  En el mes de abril pasado, bajo la presión de organizaciones de derechos humanos, un juez federal del Distrito Norte de California decidió desclasificar materiales sobre la Escuela de las Américas la cual funcionaba bajo la denominación Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad (SOA/MHINSEC, sigla en inglés).  Hasta el año 1984 la Escuela de las Américas estuvo situada en la Zona del Canal de Panamá antes de ser trasladada a Fort Benning en Estados Unidos.  El Pentágono está cuestionando la decisión del juez en la creencia que con este ejemplo, las organizaciones defensoras de los derechos humanos obtendrán confirmaciones adicionales sobre hechos archi conocidos sobre cómo graduados (casi mil por año) se han manchado con numerosos crímenes.  Cientos de miles de personas han pasado por las cámaras de tortura –violadas, humilladas, enloquecidas, asesinadas y desaparecidas en América Latina –con todos los créditos para los instructores y cuerpo docente en la Escuela de las Américas.  Como norma, los “escuadrones de la muerte” en Argentina, Bolivia, Brasil, Nicaragua, Guatemala, Honduras, El Salvador, Colombia y otros países, han sido encabezados por graduados de esta escuela.

Estados Unidos, con el objeto de neutralizar los esfuerzos del Consejo Suramericano de Defensa, está modernizando su estrategia en el Hemisferio Occidental tratando de hacerla más flexible y con un “toque humanitario”.  De ahí que los militares norteamericanos estén desempeñando un creciente rol en proyectos de “desarrollo social” en los países más atrasados de la región.  El número de bases militares norteamericanas de apoyo o auxilio está  aumentando constantemente y ya llega a setenta.  La concentración más grande de ellas puede observarse a lo largo de las fronteras de Venezuela, Ecuador y Brasil.  La estructura ramificada de bases militares en Colombia, país que está prácticamente ocupado por el Pentágono, representa una amenaza para la paz en América Latina.  Según algunos expertos, el complejo escenario para que el Pentágono provoque una guerra entre Colombia y Venezuela está listo y solo espera por la ocasión.  El ex Ministro de la Defensa del gobierno de Hugo Chávez, José Vicente Rangel, lo ha estado advirtiendo una y otra vez.

Con el objeto de socavar los planes de integración en América del Sur, Washington está fortaleciendo la estructura de la Alianza del Pacífico que incluye a Colombia, Chile, Perú y México.  Esta alianza es vista no solo como un contrapeso a los gobiernos populistas sino también como una alianza político militar a largo plazo contra el “expansionismo brasileño”.  Los esfuerzos del Pentágono por dividir al Consejo Suramericano de Defensa e introducir el conflicto entre algunos de sus miembros, ha sido un secreto a voces durante mucho tiempo.

El Imperio tiene apuro por dividir y reinar ya que los gobiernos afiliados a la Alianza del Pacífico no son tan estables como parecen.  ¿Se embarcará en realidad el gobierno de Obama en una campaña en gran escala de desestabilización en América del Sur?

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Nil Nikandrov

Periodista y analista político escribiendo frecuentemente en la revista rusa internet Strategic Culture Foundation.

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