Colombia, la OTAN y nuestra defensa estratégica

Las declaraciones del exMinistro de la Defensa del gobierno de narco-paramilitar Alvaro Uribe Vélez y hoy presidente de la República de Colombia, Juan Manuel Santos, en el sentido de su intención de firmar un acuerdo de intercambio de información de inteligencia con la Organización del Atlántico Norte, OTAN, salvo su impacto mediático en el marco de los recientes conflictos diplomáticos con el gobierno bolivariano venezolano, no modificó, en lo fundamental, el cuadro de alianzas estratégicas que los herederos del traidor General Santander mantienen actualmente con esa organización mundial y, en particular, con su columna vertebral: el gobierno imperialista de los Estados Unidos, si tomamos en cuenta que la República de Colombia mantiene vigente, desde los años 50’s del siglo XX, acuerdos militares y de inteligencia que fueron la base de la presencia del Batallón Colombia en la Guerra imperialista coreano, la participación de “asesores” militares en el conflicto social y armado interno en ese país y la presencia de un contingente colombiano de “expertos” en remoción de minas antipersonales que, bajo el mando de del contingente del Reino de España y como parte de la operación de la OTAN en Afganistán, se encuentra participando en las operaciones militares contra los pueblos de esa milenaria nación del continente asiático.

Por lo demás, es ridículo que un país que cuenta con cientos de instructores de Fuerzas E colombianas, de decenas de espías e informantes de la Agencia Central de Inteligencia American, CIA, presentes en las estructuras de mando y dirección de los órganos de inteligencia militares y policiales, con la más importante estación de la agencia antidrogas DEA, fuera del territorio de los Estados Unidos y que además, disponen en las costas, en los aires y en las fronteras de Colombia de una sofisticada red de monitorio del transporte marítimo, aéreo y terrestre colombiano, con aviones silenciosos y satélites, no comparta tales informaciones con sus aliados de la OTAN para el desarrollo de sus estudios de escenarios de conflictos bélicos en la región que pudieran afectar los intereses de un Estado integrante de la OTAN o del conjunto de miembros de esa organización guerrerista al servicio de los planes de dominación mundial del imperialismo; especialmente en ésta fase de crisis global y p♪0rdida relativa de su hegemonía mundial.

Sin embargo, precisamente por lo anteriormente expuesto, es que se hace necesario que la política de Paz Armada y respeto al Derecho Internacional que preconiza el gobierno bolivariano del camarada Nicolás Maduro Moro, continuador del gobierno del Comandante Eterno, Hugo Chávez Frías, debe reforzar las medidas de modernización e incremento de los sistemas de armas adaptadas y el incremento del pie de fuerza regular y de milicia bolivariana para disuadir la posibilidad de una agresión imperialista directa o de algunos de sus satélites de la región, lo cual no es incompatible con la declarada vocación pacifista de la Revolución Bolivariana ni contraria a nuestro compromiso de defender a Suramérica como una Zona de Paz, de cooperación e integración; política que debería ser acompañada EN LOS HECHOS, por quienes hacen de la crítica un ejercicio de su personal interés pero que niegan las incorporación de sus colectivos a las estructuras militares y de inteligencia para recibir la formación necesaria para el caso de movilización nacional en defensa de la Patria agredida.

Junto a ello, contando con la solidaridad de muchos gobiernos y pueblos de América Latina y el Caribe y de otras regiones del planeta, debemos considerar la suscripción de acuerdos militares estratégicos con potencias regionales y extra-regionales que garanticen hoy los equilibrios de fuerzas, disuasión y contención de los enemigos y la protección de nuestra inmensa riqueza petrolera; causa primera y última de la política de cerco, acoso y desestabilización que desde hace 14 años vienen desarrollando los Estados Unidos de América, contando con el apoyo encubierto o abierto de sus aliados subalterno de la República de Colombia y el Reino de Holanda.


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Yoel Pérez Marcano


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