No me alegra que el Papa sea argentino

El nuevo jerarca de la Iglesia católica es el argentino Jorge Bergoglio. El primer Papa latinoamericano. ¿Motivo para celebrar? No lo creo, no lo recomiendo al menos. Tengo la misma sensación de aquellos que celebraban el triunfo de Obama en Estados Unidos porque era negro ¡Por primera vez un presidente negro en la potencia del norte! ¿Y…? ¿Dejó de ser imperialista el gobierno estadounidense? ¿Dejó de arrasar pueblos enteros, matando niños, mujeres y ancianos, el negro Obama?

Francisco I, el nuevo Papa, tiene un pasado que deja bastante que desear. “Duro con el kirchnerismo y blando con la dictadura”, lo definió alguien con suma precisión. Se lo vincula con uno de los más grandes genocidas de la dictadura argentina del 76 al 83, el almirante Emilio Masera. Bergoglio, jesuita y militante de una organización de extrema derecha peronista argentina, Guardia de Hierro, está involucrado en la “entrega”, lisa y llana, de dos sacerdotes de su misma congregación. Tras estar detenidos seis meses en los calabozos de la dictadura, estos religiosos fueron encontrados desnudos y drogados en un terreno baldío. Habían salvado sus vidas de milagro, pero no por la acción de Bergoglio precisamente, sino por el accionar de las agrupaciones de derechos humanos que ya actuaban con gran coraje y determinación. Bergoglio dice que intercedió ante Videla y Masera para que no los “desaparecieran”. Pero las propias víctimas declararon que al contrario, Bergoglio fue quien los denunció y nada hizo por su liberación.

Enemigo declarado de la Teología de la Liberación, el ahora Francisco I, con sus amigos de Guardia de Hierro, dirigieron durante la época de la dictadura la Universidad del Salvador. Siendo miembro de la dirección de la casa de altos estudios, el genocida Emilio Masera recibió el título de Doctor Honoris Causa. Años después, los papeles que testimonian los prolegómenos de la decisión de las altas autoridades de la universidad para otorgar semejante título al almirante asesino, se extraviaron. Pero Bergoglio estaba allí, aunque ahora dice que nada recuerda de ese evento.

Con el matrimonio Kirchner se enfrentó duramente, no sólo por la ley promulgada a favor del matrimonio gay, cosa que está dentro de la lógica en un jerarca de la Iglesia, sino por diferentes motivos. En un documento elaborado por lo peor del neoliberalismo argentino y presentado por Bergoglio, por ejemplo, se reclama por la autarquía del Banco Central, por eliminar las retenciones a la soja, minimizar las políticas sociales, fundir Seguridad con Defensa y reprimir el conflicto social. Una declaración de guerra contra las políticas de carácter nacional y popular que lleva adelante la Presidenta Cristina Kirchner. El documento, llamado Consenso para el Desarrollo, fue elaborado por la Universidad del Salvador, y la dirección estuvo a cargo de Roberto Dromi, ex ministro de Carlos Menem y recordado por su ortodoxia neoliberal y entreguista. Si Bergoglio hubiera sido venezolano, sin duda, hubiera sido un enemigo acérrimo de Chávez, como en Argentina lo es de Cristina.

Pero a veces se disfraza de cordero. Habla de los pobres y se resiste a los lujos y otras prebendas. Le preocupa la marginalidad, la delincuencia y la miseria; que, por supuesto, son consecuencia del gobierno nacional. Es amigo de todo un abanico de vendepatrias, corruptos y politiqueros…

¿Puedo alegrarme porque este personaje sea argentino?

¡Ojo, pelao! Prudencia en las declaraciones… Esa designación huele a azufre.

Director del Portal ALBA

Fernando.bossi.rojas@gmail.com



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Fernando Bossi

Historiador argentino. Co-Presidente de la Unión Bicentenaria de los Pueblos. Director de la Escuela de Formación Política Emancipación y del Portal ALBA alianzabolivariana.org

 fernando.bossi.rojas@gmail.com      @BossiRojas

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