Un silencio puede decir más que mil palabras

Ir o no ir a la Cumbre de las Américas he ahí el dilema (II)

Cumpliendo con la amorosa orden de nuestro comandante de ser irreverente en la crítica y leal en la acción, me animo a exponer que pienso que al acudir a la Cumbre de las Américas estamos desaprovechando una oportunidad única de, con nuestra inasistencia, decirle a Los Estados unidos de América y al mundo más de lo que le hemos dicho en las horas y horas acumuladas de discursos durante nuestra participación en foros internacionales.

Después de su reunión con su homólogo colombiano, nuestro comandante anunció que iremos a la Cumbre de las Américas y de esa afirmación se puede sacar una clara intensión de mantener la alianza entre los presidentes Santos y Chávez.

“Que nadie nos descarrile” esa es la promesa que hay entre los dos nuevos mejores amigos de Sudamérica; eso está bien, yo soy un fiel defensor de la amistad y los pactos entre amigos.

Definitivamente esa fuerte alianza no será rota tan fácilmente y eso es muy saludable para la unión definitiva de toda Latinoamérica.

La unión de Colombia, con lo que esta hermana nación significa para el proyecto Bolivariano, al resto de los países que abren su corazón a las alianzas progresistas es de un valor incalculable y así lo vemos y sentimos todos los que apostamos al éxito de esta lucha de siglos.

En la recién pasada Cumbre de la ALBA, realizada en Caracas se planteó la posibilidad de que los miembros de la alianza no acudieran a la cita de Cartagena en protesta por la no inclusión a Cuba, país que fue expulsado de la OEA en 1962, a pesar de ser tan americano como lo es el coloso del norte y como lo somos nosotros.

Estados Unidos fue tajante sobre la cuestión planteada: Cuba no puede asistir y punto; Estados Unidos fue claro en su respuesta: Cuba no cumple con los requisitos mínimos para sentarse en un foro intimo reservado para socios y amigos del imperio del norte.

¿Nosotros que seremos socios, amigos o ambas cosas?

¿Socios de los gobiernos americanos?, Estados unidos sigue siendo nuestro mayor socio comercial nosotros extraemos petróleo para enviarles todos los días y con eso ellos fabrican además de bombas y esas cosas, tinta y papel especial para imprimir billetes que nos mandan a cambio del oro negro.

¿Amigos de los gobiernos americanos?, no creo, muy pocos países se jactan de serlos, no voy a nombrar a ninguno pero todos sabemos la reputación de sus mas íntimos amigos y aliados.

¿Amigos del pueblo norteamericano?, no se (disculpen mi franqueza) ese es un pueblo extraño a nuestras costumbres, un pueblo indiferente al mal ajeno (y muchas veces al de ellos mismos).

Bueno el punto es que el gobierno que preside el premio nobel de la paz habló: cubanos no se vistan que no van y punto.

Una vez reafirmada la posición estadounidense, el presidente Santos de Colombia se fue a Cuba para reunirse con el comandante Chávez (y aprovechó el viaje para reunirse también con el presidente de Cuba) su planteamiento debió ser uno solo: no me echen a perder la fiesta y algunos acuerdos seguramente acompañaron esa petición; eso no se puede criticar ya que cada quien tiene derecho a defender sus intereses.

La visita de santos surtió efecto: vamos a la cumbre; bueno ¡vayamos pues!; vayamos a decir una vez más nuestros discursos de protesta y desilusión ante una política internacional que nos atropella y nos humilla cada vez más; vayamos a convalidar una vez más la hegemonía del gobierno norteamericano sobre nuestras economías y sobre nuestros principios incluyendo nuestra dignidad.

El presidente de la República Bolivariana de Venezuela es el responsable de la política exterior y tiene la potestad de tomar las decisiones en nombre del pueblo que lo eligió para que lo represente; el comandante Chávez, en su pleno derecho como jefe del ejecutivo ya tomó una decisión: Vamos a la Cumbre.

Vayamos a entregarle una nueva copia de Las Venas Abiertas de América latina de Eduardo Galeano al presidente Obama; vayamos a protestar una vez más ante los oídos sordos de la elite internacional, vayamos a que aplaudan nuestros discursos de manera cínica y a encontrarnos en un mismo espacio como iguales, por lo menos mientras dure el encuentro.

Vayamos a protestar porque la agenda de la reunión nos llegó tarde, porque no se incluyó tal o cual tema, porque no estamos de acuerdo con el tratamiento que se le da a Cuba, porque no nos gusta lo que está pasando en Guantánamo (no nos gusta el no saber que pasa ahí, pero si supiéramos entonces nos gustaría menos), vayamos pues una vez más a decir que no estamos de acuerdo con nada pero sin embargo estamos ahí.

Por mucho que digamos en la Cumbre de Las Américas, incluso si habláramos mal de la misma, o de la OEA o de la ONU; o si en pleno aprovecháramos para hacer el máximo de nuestras posibilidades: renunciar a todos esos organismos, aun así, acudir al foro es lo mismo que avalar con nuestra presencia la supremacía del orden establecido y la imposibilidad de sublevarnos a quien lo diseñó.

Latinoamérica toda sigue en su estado de inmadurez política y económica; según la forma de medir parámetros por los americanos del norte, nosotros seguimos siendo unos adolescentes subdesarrollados y como tales nos tratan: “venga a la reunión que usted no se manda, cuando crezca y sea mayor de edad usted decide, vístase y vengase. Usted no, que usted se portó mal y no puede venir, siga haciendo la tarea y cuando yo evalué y vea que aprendió entonces veremos si también puede venir”.

La política nacional o internacional requiere de estomago fuerte y cabeza y corazón de acero; a nuestro comandante, le toca la dura parte de dar la cara en esas reuniones y tomar las decisiones; vaya a usted, comandante presidente, nuestro respaldo total y nuestra confianza en su plan; si usted dice que vayamos ahí estaremos con usted, pero no se esfuerce en gastar piedras en zamuros que lo necesitamos para el magno compromiso nacional donde le daremos una paliza total y definitiva a una oligarquía que se niega a desaparecer y que ya empezó a lanzar las esporas de la maldad y una vez más se afianza en sus planes ocultos que están a la vista de todos.

Vaya en nuestro nombre a protestar una vez más ante los oídos sordos y los corazones de piedra de la oligarquía internacional.

Y si cambia de parecer y decide no ir, recuerde que aquí está un pueblo que lo apoya y lo acompaña en sus decisiones, pero por todas las cosas tenga claro que si esa agenda afecta la suya propia, es decir, la de su tratamiento médico; entonces mande a quien corresponda o no mande a nadie si eso procede pero su salud está por encima de todas las cosas en este momento.

Por cierto que en este punto es bueno resaltar lo que dijo una de las hermosas y gloriosas madres de la plaza de mayo el ser entrevistada por Ernesto Villegas en días pasados: “Usted, comandante ha superado situaciones más peligrosas que un cáncer, así que esto no debe preocuparnos…”.

Cabria añadir y repetir ahora en el 2012, sin ánimo de sublevarnos a entes que no conocemos, la frase de Bolívar ante el terrible terremoto de 1812; “si la naturaleza se opone lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca”; sabemos que en eso está usted, comandante, ayudado por nuestros hermanos cubanos, luchando contra este nuevo terremoto que nos sacude pero que afianza nuestros cimientos y nuestra fe, confiados en que con usted saldemos de este laberinto en el que nos sumieron con tanta saña durante más de 200 años.

Vayamos pues a la nueva cumbre si esa es su decisión; Una cumbre más que viene, cuantas han pasado…



PA LANTE COMANDANTE

IRREVERENCIA EN LA CRÍTICA Y LEALTAD EN LA ACCION

INDEPENDENCIA Y GRAN PATRIA SOCIALISTA

VIVIREMOS Y VENCEEMOS

oscarajimenezr@gmail.com


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Oscar Jiménez


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