Como bien sabemos, Cuba, Irán, Libia y Venezuela...

Todos sabemos que los rebeldes libios, ahora en el “poder” y llamados Consejo Nacional de Transición (CNT), son unos vendedores de sus patrias, eficientes instrumentos de conjuras extranjeras en contra de su propio pueblo y haberes naturales.

Como sabemos, son muchos los seres de tal suerte y definición en el planeta, de antes y de ahora. Como lo es cierta oposición en Venezuela, Ecuador, Bolivia y tantas otras tristes realidades que pujan como para rifar y deshacerse del lugar donde viven. Como es el poder en Colombia o en México o en Perú, semillas recrecidas de la injerencia y lo extraño, alienados seres contranacionales capaces de empaquetar a sus madres junto a las transnacionales.

Amantes del fetiche extranjero, de la sangre azul y telarañas de la era colonial, del coloniaje infinito y transcultural de la dominación. Criollos apátridas (nacidos en otros lados, pero robando en casa), prestados apéndices de otras tierras sembrados en el suelo patrio de las tristezas. Agentes de la explotación y el esclavismo, ramas y semillas estiradas de los poderes imperiales, desde antiguo, desde la colonia, desde épocas infernales de conquistas. Nacieron con la repartición de la traición en el mundo.

Todos sabemos que el petróleo es casi un cuento consumado en los EEUU, el monstruo come-petróleo, agónico dependiente de los hidrocarburos. Muere el petróleo y se tambalean sus adictos. Se desconcha la ansiedad al saberse que el “oro negro” se acaba y que, a lo más, le quedan unos 70 años de mercado estable y responsable de la demanda mundial.

Se disparan las alarmas. Se estremece el piso industrial de las potencias mundiales, costosamente concebidas para la explotación de lo que llega a su fin, cual recurso natural no renovable que es. Se rompen, en consecuencia, los parámetros políticos y civilizatorios para conseguirlo, procurándolo a cualquier precio. Se hace la guerra. Se mata, se traiciona... No hay amigos, sino seres o países portadores de lo requerido.

Medio mundo sabe que en África existe un llamado "triángulo del petróleo”, conformado por Libia, Sudán y Nigeria, donde los europeos, estadounidenses y su imperial OTAN se esfuerzan por prevalecer, por mentir, matar, guerrear, liquidar, conquistar, robar, expoliar, explotar, birlar. Lo sabemos.

Como sabemos que China, él desmesurado competidor industrial de los EEUU, monstruo también necesitado de petróleo, opera por esos lados, en África y en el mundo entero, explorando el hidrocarburo, negociando, quitándole mercados energéticos a los norteamericanos y europeos, pero utilizando otros métodos.... El intercambio, el comercio, las alianzas con más convincentes beneficios recíprocos. (Los estadounidenses entran a tu casa, comen de ti, esperan que le pagues por su visita y, si hay descuido, te quitan la casa con patio y recursos incluidos).

La guerra europea y yanqui en pos del petróleo es expresión de desesperanza, de impotencia, de imprevisión al no haber ido cambiando el esquema de consumo energético. Los años pasan y el crudo se agota..., y ellos sin solución luminosa sustitutiva de la fuente energética precaria.

Entonces, como es lógico, hay la guerra. EEUU, Europa y la OTAN realizan la toma geoestratégica de Libia. Libia es posición en y hacia el Mediterráneo; es una punta de la triada petrolera del África, mencionada arriba. Es palanca de aspiración de otros sueños de conquista, de posicionamiento imperial, de geoestrategia.

Es Irán en la mira, en la punta del ojo, para realizar la jugada completa. Para señorear el mundo. Es un guiño anunciador en pos también de Venezuela, en tiempo posterior, cuando el plan así lo decida. Venezuela, la mayor reserva, intocada por los momentos por la garra imperial, tanto más cuanto está asegurada en el llamado “patio trasero”, en su zona de influencia, en su mercado, granero.

A nadie se le esconde que los EEUU y su OTAN perfeccionan el método saqueador, afilan sus guerras preventivas, te inventan cualquier cuento para meterte la garra. EEUU, la OTAN y, ¡también!, su ONU. Tristemente. Por ahí se ve que el mundo cambia, envejecen sus instituciones o pierde su centro, instituciones que se afinan al servicio de etnocentrista causas...

De cerca se sabe, por aquí en Venezuela, que una hora le fijan para la agresión en el calendario, ordenadamente, después de que el poder imperial cumpla sus objetivos por allá en lejanas tierras orientales, cuna civilizatoria del mundo. Que el hecho de hacer vida en el “patio trasero” no apura los planes, como si fuera su granero seguro, disponible a conciencia y al antojo. Eso se sabe. El Caribe va siendo tomado y la presa atenazada. Viejos son ya los movimientos. Objetivo: Venezuela y su Faja Petrolífera del Orinoco. El Plan Colombia por oeste, Haití con un comando estratégico en el Caribe, con sus cascos azules “protegiendo” civiles del terremoto, que ya sabemos cesó hace tiempo; Holanda y su Curazao muy cerca de la costa. Ni que hablar de las flotillas de guerras y sus planes bélicos, sus operaciones Balboa. Está claro. Cuba es un sabroso pastelito bélico deseado desde hace mucho tiempo, con sabor a vieja colonia, que también, como Venezuela, ha de ser controlado.

¡Ojalá que el saberlo sirva de algo!

Nota:

Este artículo le hace justicia como fuente e inspiración a las declaraciones de la economista Ana Esther Ceceña, Investigadora Nacional, adscrita al Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México. Tomado de TeleSur: http://www.youtube.com/v/agpVwMIVJvA

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Oscar Camero

Escritor e investigador. Estudió Literatura en la UCV. Activista de izquierda. Apasionado por la filosofía, fotografía, viajes, ciudad, salud, música llanera y la investigación documental.

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