Ebrard no es de izquierda, es del centro camachista; la izquierda es radical y socialista


1. Cualquier político puede colocarse en la posición que quiera y puede autodefinirse como desee. En México conocemos a muchos saltimbanquis que para ocupar cargos y cobrar buenos dineros saltan de la derecha a la izquierda, luego al centro y regresan a donde mejor les convenga en determinado momento. Los mejores ejemplos han sido Sodi de la Tijera, Castañeda Gutman, Aguilar Sínzer y muchos más que del PRD se pasaron al PRI, luego al PAN o, por el contrario, del PAN, al PRD y al PRI, obteniendo siempre cargos y jugosos salarios con Salinas, Zedillo, Fox y Calderón. Algunos casos pueden explicarse, incluso justificarse, porque –lo que se ve formalmente- obedecieron a cambios de línea política y no a intereses o pleitos personales: Cárdenas, López Obrador, un poco Muñoz Ledo, que salieron del partido oficial, abandonando el neoliberalismo del PRI y, lo más importante, se han mantenido en las posiciones de centro izquierda.

2. En el caso de Camacho y Ebrard no se puede decir lo mismo porque gobernaron con el neoliberalismo y, al no ser seleccionado Camacho por Salinas, pelearon con éste y buscaron alianza con López Obrador. Pero incluso no hay que ser tan sectarios al condenar a todos los que abandonan al PRI, incluso al PAN, para tomar el camino de la centro izquierda. Lo importante son las posiciones políticas que mantienen y el trabajo político que realizan o que han realizado en los últimos ocho años o 10 años. El hecho de que vengan del PRI o del PAN no es garantía de maldad ni tampoco el que vengan del PCM o de la izquierda es de honestidad. Se de más de 50 exizquierdistas que resultaron peor de oportunistas que los que vienen de la derecha: por ejemplo la exgobernadora de Zacatecas, la ex jefa de gobierno de la ciudad de México, gentes que trabajaron en el programa de Solidaridad y en Gobernación. No eran ilusos, ellos escogieron el camino con convicción.

3. Conozco a muchos militantes del PRD y otros partidos de centro y centroizquierda que incluso fueron guerrilleros, otros que militaron en el PCM, PMT, PST, PRD, MAUS, PPS, maoísmo, que resultaron ser consecuentes con la izquierda unos y oportunistas de cabo a rabo, otros. Todos ellos, como los panistas, criticaban acremente al PRI porque cada tres o seis años sólo cambiaban de cargos. Conozco gente del PAN y del PRD que desde fines de la década de los setenta –cuando se aprobó la reforma política reyesheroliana- que llevan casi 40 años brincando de una diputación a una senaduría, al consejo de representantes o a dirigencias de su partido. El pobre Fidel Velázquez, que estuvo pastoreando la CTM de 1936 como secretario de organización y desde 1940 como secretario general hasta su muerte en 1987, les va a quedar chico; sobre todo si tomamos en cuenta la reelección que impondrá entre algunas semanas la clase política.

4. La mayoría de la gente política en México suele revolverse o confundirse con eso que -a partir de la historia del socialismo y el movimiento obrero-  lamamos “socialdemocracia” (SD) e izquierda. La SD lucha por hacer reformas dentro del sistema capitalista, sólo cree en elecciones y en las batallas en congresos o parlamentos; por el contrario, ser de izquierda radical (que va a la raíz de los problemas), es luchar contra la explotación capitalista, por la igualdad económica, política, social y todos los derechos humanos. Con base en ello y mucho más, Ebrard no es de izquierda sino por su estilo de trabajo y relaciones, es de centro hacia la derecha y López Obrador -aunque siga creyendo sólo en procesos electorales y el llamado pacifismo que lo hace también socialdemócrata- su trabajo político y sus declaraciones lo colocan en la posición centro izquierda. Para completar el esquema hay que decir que el PRI es la derecha y el PAN, junto al Yunque, son la ultraderecha.

5. Obvio, no todos las personas que pertenecen a una corriente piensan y viven de la misma manera; incluso en cada corriente hay por lo menos tres sectores. Tampoco todos actúan con la misma metodología o recorren los mismos caminos; pero si no coincidieran no estarían juntos. Con método didáctico, para no confundirte más, te pediría que a) tomes un lápiz, una hoja en blanco y traces una línea horizontal colocando al extremo izquierdo la palabra trabajadores y/o socialismo y escribas a la extrema derecha la palabra capitalismo. b) esa línea la dividirías en tres partes poniendo en cada una de ellas las palabras: 1. izquierda, 2. (centro izquierda y centro derecha) y 3. Derecha. c) en la izquierda pondrías, en este orden: izquierda antielectoral, guerrilleros, EZLN y zapatistas, APPO, CNTE; en el Centro izquierda pondrías AMLO, PT. En la posición centro derecha: PRD, Ebrard; en la derecha PRI y en la ultraderecha PAN y Yunque.

6. Este sería un esquema político muy grueso, que provocará enojos y rechazos, pero tiene muchos fundamentos históricos, políticos, programáticos y de actividad frente a la burguesía y el Estado. Obviamente gobiernos, medios de información, empresarios, clero, yanquis, todos están a la derecha. El diario La Jornada y el semanario Proceso, con sus diferencias, estarían ambos en la posición centro izquierda, lo mismo que Carmen Aristegui. Los jefes de la derecha política serían Salinas y Fernández. de Cevallos más los 30 de la mafia que enlista López Obrador. Los organismos defensores de derechos humanos, las ONG y demás yo los colocaría en el centro-centro. Este tipo de esquemas que buscan conocer un panorama global, pueden llenarse de programas, declaraciones, acciones prácticas, más ramificaciones, pero observados de manera general -tomando ideología, práctica política y eso que llaman ética- bien puede salir una idea interesante.

7. La realidad es que esos esquemas no son definitivos porque la política, o eso que llamamos “politiquería”, cambia muy rápido porque partidos y personajes se mueven de acuerdo a sus intereses inmediatos; sobre todo entre los que se ubican en procesos electorales que siempre responden a negociaciones, acuerdos, transacciones, votos, cargos. Los principios políticos y éticos –de aquellos que luchaban por la transformación profunda de la política, la economía, la sociedad y de los seres humanos- han desaparecido, incluso de los discursos que hoy son “incluyentes, tolerantes”. Todos los políticos quieren ser muy pragmáticos: trabajar por puro interés personal. Espero que a pesar de la debilidad, la represión y persecución sobre las verdaderas izquierdas radicalizadas, no dejen de luchar contra la explotación, la opresión y por el socialismo. Pero también se puede luchar por cambios aparentes para que todo siga igual.

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Pedro Echeverría V


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