La reciente muerte o no de Osama Bin Laden es en alguna forma un guión cinematográfico para desfocalizar la atención sobre la torta política que tiene la OTAN en Libia, sobre todo cuando recientemente perpetraron el crimen sobre la familia de Gadafi, que no los deja muy bien parados en el mundo árabe y en la opinión mundial y también sobre otros asuntos oscuros del imperialismo actual. Si lo madrugaron o no, si lo cazaron dormido, enfermo o meditabundo, si ya estaba muerto de hace tiempo fue cuestión entre él y ellos, analicemos:
Preguntémonos si realmente Al- Qaeda fue o es una organización terrorista árabe cuyo accionar protagónico lo representaba el hoy “celebre” difunto o fue una creación nacida en las oscuras regiones del imperialismo en combinación con quien fue el agente árabe al servicio de ellos para la “liberación” de Afganistán.
Recordemos como tomó renombre la organización “terrorista”:
¡º - El ataque a las “Torres gemelas” y su posterior derrumbamiento tipo pulverización de polvorosa comprimida, la embestida al pentágono por otra supuesta aeronave y el incompresible derribe de una avión de pasajeros el día 11 de octubre son cosas que a una mente ligeramente analítica no le entran ni a martillazos.
2º - No se puede creer que todo la inteligencia de los países desarrollados, en tantos años, no haya dado, sino hasta ahora, con el paradero del “más buscado” del mundo.
3º - Imaginemos cuánto valía tenía ese cadáver para la mediática imperialista para arrojarlo al mar y que, “para respetar las costumbres musulmanas o árabes. El marino más celebre entre lo árabes es Simbad, el de las “Mil y una noche”, bueno, él o los imperialismos son cuentistas o mejor cuenteros por naturaleza, se inventan unas…
Resumiendo, diríamos que a otro chivo con ese balido, mejor rebuznen como lo han hecho siempre, pero nosotros seamos y estemos “mosca” camaradas, no caigamos en el juego mediático del imperialismo, seguir las medias verdades o elucubrar sobre “falsos positivos” es confundirnos y por lo tanto confundir. No podríamos asegurar que nuestra versión sobre el asunto sea válida, pero en vista de los hechos, se aproxima bastante a una posibilidad cierta.
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