Después de Túnez, EE.UU. necesita a Mubarak para medir la ola libertaria en la región

El gobierno de Mubarak, como sabemos, goza desde hace 30 años del apoyo de Estados Unidos. No obstante, ante la ola de soberanía popular que se desató con la sorprendente rebelión espontánea de Túnez, el imperio está... estudiando la cosa.

Dicha rebelión ha contagiado a todos los pueblos de la región. Es una emninente reacción en cadena. Mubarak habló finalmente ante las cámaras, luego de varios días de contundente rebelión cívica en las calles, reprimida brutalmente por su gobierno. ¿Por qué no salió antes? Estaba esperando la línea de Washington, obviamente.

Hoy, parte del ejército lanzado a las calles por Mubarak para reprimir las manifestaciones se puso al lado del pueblo. Normalmente, sólo con esto, la situación es irreversible para Mubarak, quien tendría que demisionar (incluso escapar, como lo hizo su homólogo tunecino). A la parte del ejército que sigue a su lado, no le quedaría otra alternativa que enfrentarse a un pueblo ahora armado parcialmente con tanques. Sería una guerra civil de envergadura, muy sangrienta. Y qué es, contra toda expectativa, lo que vemos: a Mubarak anunciadondo una medida harto insuficiente, la disolución, mañana, de su gobierno... ¡Nada de demisión, señores!

Pero para no equivocarnos, vaya evidencia: treinta minutos después, habla Obama... Y cuál es su mensage: un llamado al gobierno de Egipto a no aplicar más represión violenta a las masas. No a demisionar...

¿Pero qué Presidente, a quien Washington no ofreciese garantías, se quedaría quieto, sin demisionar en una situación como ésta?

El imperio lo necesita todavía allí, quieto, mientras estudia hasta qué punto las masas son capaces de sublevarse, hasta dónde puede avanzar por sus propios medios esta rara ola de libertad cívica. Obama tiene que haberle ofrecido, bajo la mesa, para que no demisionara, apoyo a Mubarak. Le dijo, seguramente, "no te inquietes, quédate allí, di solamente que cambiaras el equipo de gobierno, nosotros te sacaremos si la cosa se pone fea; pero quédate, aún te necesitamos allí".

¿Y para qué lo quiere Washington allí? Repito: para medir la magnitud real de la ola libertaria. ¿Por qué es tan importante medirla? Muy simple: porque la misma constituye un fenómeno sui generis (que no se parece a nada que hayamos visto). Y digo "libertaria" por lo siguiente: desde su origen, esta rebelión, que sorprendió a todos en Túnez, es una rebelión auténticamente libertaria, ANARQUISTA —en el sentido más puro y socio-político del término—; es la primera que logra derrocar ¡SIN LÍDER ALGUNO! a un gobierno.

Lo que vimos en Túnez, hace apenas tres semanas, es la más legítima coordinación espontánea de un pueblo en lucha DIRECTA —sin intermediarios— por sus intereses; esto es, sin conducción estratégica impuesta por ninguna organización política, ni figura humana conductora. Es más: tan absoluta ha sido la ausencia de líderes políticos y 'estratégicos" en esta fenomenal emancipación popular, que Túnez se encuentra actualmente ante la paradójica situación de no tener cómo realizar ahora sus próximas elecciones, no habiendo desde hace muchísimo tiempo entre la población, como en la de casi cualquier otro país, partidos políticos ni asociaciones civiles de ningún tipo.

Se cae entonces la hipótesis, tenida por ley cuasi-natural revolucionaria, del "líder necesario" (por cierto premiada recientemente en nuestro país con el Premio al Pensamiento Crítico). Perdonen la digresión...

La primera en sorprenderse con lo de Túnez, ha sido La Casa Blanca: allí perdió, en dos semanas, a un gobierno 100% aliado, sin líderes políticos fastidiosos conduciendo la pérdida, y con un saldo de víctimas bajísimo para estos casos (apenas 83 muertos). Es por ello que el Departamento de Estado necesita saber urgentemente si lo de Túnez fue un accidente, o si estas rebeliones pueden repetirse y extenderse. Mañana, lo sabremos también nosotros, quienes no por ser socialistas estamos menos sorprendidos con Túnez.

En agosto pasado, estuve tocando (soy músico) por dos semanas en ese país, y les aseguro que esta liberación no era para nada predecible hace seis meses. La espontaneidad de la acción ha sorprendido al mundo entero, incluso a los propios tunecinos. La lucha no ha terminado, claro está, pero lo importante es que comenzó por knock-out. Da gusto saber que, a la par que el capitalismo va acabando en serie con tantos países, hayan otros que van pegando duro, y venciendo.

También nosotros venceremos.


xavierpad@gmail.com


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Xavier Padilla


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