Solidarios con el movimiento anarquista popular chileno

La resistencia como existencia y la criminalización de la protesta como lógica del poder

 La triste historia de Nuestra América, ha sido un correr y subsistir ante el poderío de quienes ostentan el monopolio del poder, que a su vez utiliza los elementos más salvajes (leyes), para reprimir y desaparecer las voces de protesta de quienes son victimas de sus proyectos, llenos de razones instrumentales, que han tenido el único objetivo de beneficiar a una determinada clase. Por supuesto que hablamos de la clase de los poderosos, de quienes acumulan, de quienes roban, de quienes matan, de quienes con sus armas someten a una innumerable mayoría que nunca logra entender esos, sus proyectos civilizatorios.

     Los ingleses arrasaron con las comunidades originarias del norte de América a su llegada al repartimiento del botín del nuevo mundo, los españoles hicieron lo propio en sus colonias americanas, y ni hablar de los portugueses en lo que hoy es conocido como Brasil. Tupac Amaru (S. XVIII), en el altiplano, fue descuartizado por el poder de la corona, luego de iniciar una revolución inca, que en lo profundo trataba de reencontrarse con su identidad de pueblo originario, proclamando el retorno al Ayllu, reclamando nuevas formas de organización, formas más justas, que rompieran con el peso asfixiante de las leyes de los Borbones impuestas desde la península ibérica.

     Los Sertones (S. XVIII), fueron aplacados por la corona portuguesa en Brasil, por organizarse como pueblo autónomo, liquidando de plano, lo que era una pequeña experiencia vinculada a la fundación de una nueva comunidad, liberada de la rigurosidad absurda de la dominación monárquica. Igual historia sucedió en lo que hoy es Colombia, con la insurrección de los comuneros (S. XVIII), quienes gritaban en sus consignas “viva el rey, abajo el mal gobierno”, producto de los vejámenes sociales que causaban las administraciones provinciales en cuanto a la aplicación de las leyes de indias.

     En Argentina, se asesinaron a todas las comunidades Mapuches. En Chile, éstas fueron desplazadas al pequeño espacio conocido como la Araucanía. A Miranda la oligarquía venezolana, bien acomodada, le dio la espalda a su proyecto de la Colombeia. En toda América, durante buena parte del siglo XX, se les dijo a los pueblos que los comunistas eran sujetos monstruosos, que comían niños, viejitas y mataban curas. En Argentina previo a la dictadura de Videla (S. XX), se conforma la “triple A”, un organismo paramilitar, encargado de cazar comunistas, quienes ya estaban organizando sus fuerzas para abolir al sistema capitalista, por lo menos esa era la utopia. En Chile, se derroca a Salvador Allende (1973), por pretender lo mismo, cuestión que pagó caro el pueblo chileno, producto de las desapariciones políticas, torturas, presos, e infinidad de violaciones a los DDHH, producto del gobierno de facto que se instaló en ese país luego del golpe militar a quien promovía esas “ideas herejes”. Pero detengámonos en este país, en ese momento histórico y sus consecuencias.

     Recuerdo que un profesor chileno me preguntaba sobre necesidad de reflexionar sobre la “lección de la elección” que lleva a la presidencia a Sebastian Piñera, un sujeto que hizo gran parte de su fortuna durante el gobierno genocida del General Pinochet. Hay quienes aseguran, que el proyecto de la dictadura militar pinochetista, de mantenerse en el poder, fue consolidado con el asenso al poder político de Piñera, debido a que está en el marco de una constitución elaborada en 1980 (en plena dictadura), por Jaime Guzmán, quien es catalogado como una de las mentes maestras de todo este montaje institucional, quien además previó la transición hacia una “democracia protegida” (1990), tomando el poder nuevamente, sin un tiro, pero siempre bajo las premisas del juego democrático; Piñera es reflejo de eso.

     Algunos chilenos aseguraban antes de la llegada al poder del testaferro de Pinochet, que no había posibilidad alguna de agudizar más las contradicciones en Chile, que ya todo estaba dicho, que no se podía ir más lejos en cuanto profundización del capitalismo, en cuanto a represión y criminalización de la protesta y la pobreza, pero muchos, precisamente esperaban lo contrario. Es lo que sucede y lo que seguirá sucediendo en este país, que se encuentra en manos de un gobierno que a costa de lo sea se propone enterrar las esperanzas de un pueblo que ha vivido con valentía la experiencia y el triunfo del “final de la historia”.

     Leyes antiterroristas, que han condenado y condenan al pueblo Mapuche, por levantar una voz de protesta ante el apabullamiento de la lógica del capital neoliberal, y que ahora caen como anillo al dedo para criminalizar las organizaciones Anarquistas de los “Okupas”, quienes recuperan espacios urbanos en abandono, para poner en funcionamiento organizaciones culturales, de expresión artística, de discusión y resistencia ante quienes quieren pisotear la dignidad de los pueblos, de los pobres (que existen en Chile por montón), de los desplazados, de los de “plaza Italia para abajo”, en fin de los que son victimas del proyecto neoliberal.

     Ya el peligro no es el comunismo, la balanza ahora se inclina hacia los “anarquistas-terroristas”, quienes están construyendo en el Chile Neoliberal, un tejido social crítico, importante que se perfila a consolidar una nueva subjetividad entre los individuos de una sociedad que no cree en sus instituciones (más del 60% de la población juvenil no vota), que vuelve a sufrir los embates del monopolio de la violencia, con los medios de comunicación en su poder, e instrumentalmente utilizados para criminalizar las organizaciones antisistémicas.

     Bonita la “tolerancia” de los pastores de la democracia. No importa cuantas voces callen, todo el mundo sabe que su proyecto ya no es viable, y eso lo demuestra la criminalización a la organización popular que deslegitima el orden del capitalismo, el cual que de nuevo apunta sus armas al pueblo.

carlos_rivas_45@hotmail.com




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Carlos Rivas

Escuela Popular de Comunicación ?Eulogio Paredes?. Vocero de la Casa del Costurero.

 carlos_rivas_45@hotmail.com

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