En el país de Neruda y Gabriela Mistral

La derecha en el poder, o cómo ser bruto y descarado

Quedé estupefacto. Confieso que tuve que leer la noticia dos veces. No podía ser cierto lo que decía el periódico El Mercurio de Santiago de Chile. Debía ser una mentira más de las tantas a las que nos tiene acostumbrado el vocero de la oligarquía y promotor del golpe de estado contra el presidente Allende…pero no era así, otras fuentes consultadas confirmaron que era absolutamente cierto. El titular decía “Piñera pide a Kirchner cláusula democrática para ratificar el ingreso de Chile a UNASUR”

Los que usufructuaron del poder a través de una dictadura, los que pisotearon la democracia, los que cerraron el Congreso Nacional, los que quemaron la Carta Magna, los que crearon una nueva constitución que hicieron aprobar cuando no había registros electorales, los que no organizaron elecciones durante 15 años, los que gobernaron por decreto, los que asesinaron y desaparecieron parlamentarios y ministros, los que interrumpieron con sangre y fuego la continuidad de la democracia, ahora vienen a exigir a sus vecinos una cláusula democrática. Parece un chiste de mal gusto, pero no lo es.

La noticia dice que “En la diplomacia trasandina estaban al tanto de las fuertes desconfianzas de la UDI y RN ante el organismo: que es un bloque marcado por la influencia del venezolano Hugo Chávez, que puede terminar siendo un contrapeso de la OEA, y que adolece de normas de respeto a la democracia, como sí las posee este último organismo”. El propio Piñera ratificó a Kirchner estas “preocupaciones”. Es imposible concebir tanto irrespeto a la decisión soberana de los pueblos de América del Sur y tanta soberbia y prepotencia al suponer que un país o un presidente puede “influir” en otro, pero así son los trogloditas que gobiernan Chile.

Piñera dijo que la cláusula democrática debía aludir “al respeto a los DD.HH. y a la libertad de expresión.”. Se habrá visto tanta desfachatez de parte de un presidente que es apoyado por partidos que fomentaron y vieron con buenos ojos la violación más flagrante de los derechos humanos, que asesinaron periodistas, cerraron periódicos y revistas, callaron radios y establecieron la más férrea censura informativa que recuerde el país austral. Recientemente estas actuaciones fueron reivindicadas de manera un tanto más elegante por Miguel Otero, embajador de Piñera en Argentina quien fue secundado en sus declaraciones por parlamentarios de los partidos de la derecha antes de ser obligado a renunciar.

Los propios voceros de la derecha quisieron que el Secretario General de UNASUR no tuviera ninguna duda. Hernán Larraín senador del pinochetista partido UDI y Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado condicionó la adhesión de Chile a UNASUR, haciendo más explícita la posición de Piñera. La primera exigencia que expuso tiene que ver precisamente con la ya mencionada “cláusula democrática”.

Según dice el periódico La Nación de Santiago de Chile, la segunda condición “dice relación con que UNASUR sea complementaria con la OEA y los organismos existentes, ya que -a juicio de Larraín- el bloque regional no puede ser una institución más que contribuya a la burocracia”. Así mismo el senador pinochetista expuso otras dos condiciones, una referida al funcionamiento del parlamento regional y otra a la dedicación exclusiva que debería tener el secretario general de la organización.

En una muestra de extraordinario tacto político y de brillante actuación diplomática el expresidente argentino dijo referente a la cláusula democrática que “lo que abunda no daña”. Era evidente que como representante de todos los países de la región Kirchner no iba a entrar en controversias innecesarias, pero no iba a aceptar lecciones de democracia de aquellos que fueron soporte de una dictadura brutal.

Con Larraín, el Secretario General de UNASUR, fue, aún más sutil, manifestó que no creía que hubiera incompatibilidades, pero que era “un tema secundario”. A buen entendedor, pocas palabras.

Pareciera que tanto Piñera como Larraín fueron asesorados para su entrevista con Kirchner por Alfredo Moreno, Canciller de Falabella (la gran tienda por departamentos chilena) devenido en ministro de relaciones exteriores de Piñera quien en entrevista concedida el pasado 9 de mayo, al diario La Tercera de Santiago, y ante una pregunta del periodista por la situación en Cuba, declaró que “Chile espera que el Gobierno cubano "dé pasos" hacia el cumplimiento de la Carta Democrática de la Organización de Estados Americanos (OEA), que establece "los parámetros básicos" en materia de derechos humanos”. Imaginamos que entretenido en las liquidaciones de otoño de su negocio, Moreno olvidó el pequeño detalle de que Cuba fue expulsada de la OEA en 1962.

sergioro07@gmail.com


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Sergio Rodríguez Gelfenstein

Consultor y Analista Internacional, graduado en Relaciones Internacionales de la Universidad Central de Venezuela

 sergioro07@hotmail.com

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