Lo inevitable

No estoy por saber cuándo sonará el primer disparo, ni desde dónde. Una guerra empieza o de improviso o después de una larga provocación, hasta que se escapa un primer tiro. EEUU e Israel pasean su embarcaciones en las aguas internacionales del Medio Oriente, tentando un acto provocante, más allá de los plazos de espera planteados por la letra de las sanciones de la ONU, figura esta que puede importar un bledo, como quedó demostrado cuando el ataque a Irak. Los policías del mundo se fueron hacia las aguas internacionales adyacentes al Golfo Pérsico a provocar la suerte, a correr con la tentación de inspeccionar un barco iraní, lo cual tendría su respectivo correlato del país asiático sobre los barcos en aguas del Golfo y del estrecho de Ormuz, como advirtiera un comandante de la Armada. Inmediatamente podría comenzar el ir y venir de proyectiles, como advierte Fidel Castro en uno de sus escritos. Una lluvia de guerra.

Pronosticar guerras es lo más simple que hay. Basta con saber cuáles son las objeciones al poder y quién tiene algo que ese poder necesita para seguir ejerciéndose. Sáquese no más la cuenta a partir del hecho de que se hacen guerras nomás por orgullo, y hasta por imágenes simbólica; con tanta mayor razón y predeterminación, si por necesidad. Usted recuerde cuando era niño y el más guapetón de los muchachos le pintaba a su madre sobre el suelo y acto seguido la emprendía con escupitajos o lascivos movimientos de caderas sobre “ella”. Allí empezaba una pelea, una guerra, pues, aunque un abuelo desde una ventana advirtiera que era estúpido caerse a piñas por causa de unas rayas dibujadas sobre la tierra.

O piense en el bombardeo al que fue sometida Libia luego que Muammar Khadafi llamara “perro rabioso” a Ronald Reagan, entonces presidente de los EEUU. Por supuesto, no diremos que fue por causa del insulto en cuestión que se decidió el bombardeo, ¡pero cuanto hay de eso si consideramos que la guerra contra el terrorismo que por aquellos años se iniciaba era la pantomima que se sabe es ahora (un burdo pretexto)! ¡Échele coco, por este mismo orden de ideas, barajando a la Venezuela actual, acusada de los tres argumentos históricos imperiales de la guerra: comunismo, terrorismo y narcotráfico!

La guerra que se plantea en el Medio Oriente tiene un cariz de necesidad para la preponderancia de los EEUU en el mundo. Dejémoslo claro. Nada tiene que ver con orgullo, perros africanos o gringos, imágenes o símbolos; ni en modo alguno obedece a la tan cacareada confrontación de civilizaciones, que nos pone a pensar en una sarta de gringos (y al francés Sarkozi, especialmente) yendo hacia esos lugares a prohibir la amputación de manos para los ladrones y el uso de la burka en mujeres. Nada más lejos. Cuando los EEUU se posicionan en las tierras del Medio Oriente y aguas del Golfo Pérsico, en plena Guerra Fría, por allá en 1.957 en virtud de una llamada doctrina Eisenhower y posteriormente Carter, lo hacen antes por petróleo y recursos minerales que por contener a la Unión Soviética.

El Medio Oriente estaba formado por estados “canallas” y era un territorio a disputárselo en influencia a los soviéticos, pero también contenía y contiene el “80% o más de las reservas mundiales de gas natural y petróleo, así como reservas de uranio, cobre, cobalto y otros materiales industriales cruciales.”¹ De manera que su teatro de operaciones hoy ─de guerra─ es una consecuencia de un consciente perfilamiento de los EEUU en su condición de aparato industrial extremo-dependiente de la energía, así como es una consecuencia de cálculos geoestratégicos militares.

Dígase, pues, del modo más simple posible, que los EEUU se la juegan como potencia industrial y militar con su aventura en el Medio Oriente y en aguas del Golfo Pérsico, aunque suene espectacular. Sobremanera hoy día cuando se proyectan mermadas las reservas de petróleo en el planeta y cuando otro voraz y coloso competidor surge en el panorama internacional (China). Mírelo así: los EEUU son unos de los principales productores de petróleo en el mundo, pero no se bastan así mismos para autoabastecer su necesidad, teniendo que importar. Consumen 20 millones de barriles diarios (produce 5), y se estima que en el 2.025, junto a China, consumirán el 35% de la reserva mundial.

“Vea la preocupación norteña […]: en 1970 los EEUU producían de su propia cosecha más de 10 millones de barriles diarios; hoy apenas llega a 5. Tienen reservas por el orden de los 16 mil millones, y consume anualmente 7.300 millones, es decir, dos años aproximados de subsistencia. Diariamente se tragan 19 millones de barriles y, como les dije, ¡produce 5!”²

Ellos lo sabían desde mediados del siglo pasado y antes cuando desarrollaron inusitadamente su aparato industrial, tomaron previsiones geoestratégicas; hoy se disponen a recobrar la inversión. ¿Quién se atreve, ergo, a apostar a que no habrá guerra? Ya en Irak mantienen presencia y aseguran un alto porcentaje de conquista regional, por más que se arguya que la guerra le resultó un fiasco, según el país es un desorden y no hay seguridad para óptimas extracciones de hidrocarburos. ¡Pero tal es el plan! No existe ─por principio─ un país pacificado tomado por los EEUU (Japón, quizás, a precio tan alto), dado que la doctrina de dominio no es precisamente la paz sino el estado incendiario de la zozobra. Ello faculta permanentemente a la intervención imperial y mantiene en debilidad al objeto de la sujeción. Es decir, la doctrina maquiavélica in situ y en vivo.

Una vez dejado en claro la voracidad y la extremo-dependencia energéticas de los EEUU, el otro factor a considerar es el sionismo que se ha posicionado medularmente en el aparato de poder político y económico del país, hasta el punto que empleados de la CIA, para hablar de un nivel de expresión significativo, se quejan de que se han convertido en un apéndice operativo del Mossad.³ Más allá, incluso, al echar usted un ojo a las estructuras gubernamentales de los EEUU, notará que las instancias están copadas por personalidades y funcionarios que no parecen vacilar en considerar a Israel como una suerte de “patria histórica”, hacia cuyo ara se opaca el juramento de fidelidad debido a los EEUU. Rahm Emanuel (jefe en la Casa Blanca), Hillary Clinton (Secretaria de Estado), Joseph Baiden (Vicepresidente), Robert Gates (ministro de Defensa), Timothy Geithner (ministro de finanzas), Bill Richardson (ministro de comercio), Tom Dashle (ministro de salud), entre otros, son bueyes que inclinan la balanza hacia una región imperializada por el Estado de Israel, que es como si dijéramos EEUU.

Para finalizar y para hacer más próximo el drama del Medio Oriente respecto de nosotros, acérquelo usted a América Latina y correlacione la situación en el aspecto de los recursos naturales, de la geopolítica y geoestrategia. Como allá, donde el Medio Oriente fue registrado como un haber geoestratégico, acá existe un registro de “patio trasero”, figurando Venezuela y Brasil como los fuertes en reservas de recursos naturales, geopolíticos y geoestratégicos, y Colombia o Chile como la avanzada de la bota imperial en el continente. Es claro que EEUU y compañía se disparan el último cartucho de guerra y expoliación antes de volcarse “preocupadamente” hacia América Latina. De no resultar satisfactorias las cosas por allá, en breve los tendremos en casa.

Notas:

1. Michael T. Klare: “La nueva geopolítica de la energía” [en línea]. En Indymedia Colombia. – 11 mayo 2.008. - [Pantalla 8]. - http://colombia.indymedia.org/news/2008/05/86487.php. - [Consulta: 14 Jul. 2.010].
2. Oscar J. Camero: “Breve retrato petrolero del sistema imperial de los EEUU” [en línea]. En Animal Político. – 23 Oct. 2.009. - [Pantalla 9]. - http://zoopolitico.blogspot.com/2009/10/breve-retrato-petrolero-del-sistema.html. - [Consulta: 14 Jul. 2.010].
3. Nil Nikándrov: “El Bilderberg conspira en América Latina” [en línea]. En Fondo de la Cultura Estratégica. – 3 Jun. 2.010]. - [Pantalla 5]. - http://es.fondsk.ru/article.php?id=3070&search=bilderberg. - [Consulta: 14 Jun. 2.010].

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Oscar Camero

Escritor e investigador. Estudió Literatura en la UCV. Activista de izquierda. Apasionado por la filosofía, fotografía, viajes, ciudad, salud, música llanera y la investigación documental.

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