A través de una conversación contemporánea con el General Antonio Maceo

Esencias de Cuba

“Maceo y Che, héroes de contextos geográficos e históricos distintos, nacieron coincidentemente el 14 de junio”

Antonio Maceo y Grajales, nacido el 14 de junio de 1845 en Santiago de Cuba, hace ciento sesenta y cinco años, y caído el 7 de diciembre de 1896 en La Habana, fue el más renombrado y brillante jefe militar cubano durante las guerras por la independencia de Cuba. El gesto de rebeldía protagonizado por él y sus tropas frente al General español Arsenio Martínez Campos, cuando éste pretendía convencerle para que desistiese de la lucha, después de haber logrado un acuerdo con el gobierno insurrecto llamado Pacto del Zanjón, se conoce en la historia de Cuba como Protesta de Baraguá, ocurrido el 15 de marzo de 1878, y constituye una de las páginas más gloriosas de nuestra historia, tal como la calificara José Martí, nuestro Héroe Nacional y líder máximo de la última guerra de independencia de 1895. La frase que sintetiza aquel encuentro entre los dos jefes enemigos, y pronunciada por ambos, quedó inscripta para la posteridad: “No nos entendemos”, lo cual significaba para los cubanos que no habría pacto ni paz con España sin la independencia de Cuba.

Los combates que jalonaron la trayectoria militar del General Antonio Maceo, tuvieron su más descollante proeza en la Invasión de Oriente a Occidente, liderada conjuntamente con el más grande estratega militar cubano y General en Jefe del Ejército Mambí, el Generalísimo Máximo Gómez Báez, dominicano de nacimiento y cubano por su condición de Libertador de nuestra patria.

Si grande fue la fuerza del brazo libertario del General Maceo y de su acción revolucionaria, grande fue la fuerza de su mente y de sus ideas revolucionarias, como expresara Martí.

Si al decir de nuestro Apóstol José Martí, “el mundo es hoy una inmensa pregunta”, si la historia que hoy vivimos nos plantea la búsqueda de respuestas valederas que afirmen nuestra nacionalidad, nuestra cubanía, nuestro patriotismo y el espíritu y la conciencia revolucionaria, es natural que nos acerquemos con veneración a nuestros grandes hombres.

Si en una conversación sui géneris, preguntáramos al General Maceo sobre algunas cuestiones esenciales del pasado, presente y futuro de nuestra nación, o del mundo, él nos respondería con palabras textuales de su tiempo, aquellas que expresó en distintos momentos de su vida, y que hoy son legado necesario y válido, como si su vigencia perdurara para todos los tiempos en las conciencias de nuestros compatriotas.

Permítanme, queridos lectores, que les presente esta entrevista imaginaria, pero auténtica y legítima, y que resulta, por eso mismo, tan real, verdadera y contemporánea, como el pensamiento del General Maceo que le sirve de esencia y sustento. Este diálogo veraz que intentaré con el General, es una manera de que en su continuo batallar, más allá de su tiempo histórico concreto, lo sintamos y mantengamos vivo, como un coetáneo nuestro, a pesar de su caída en combate hace ciento catorce años, y convirtiendo en realidad lo dicho por Martí, que cuando se cae en la patria del lado del deber y en brazos de la patria agradecida, “empieza, al fin, con el morir, la vida “.

Es hora, pues, que demos paso al texto de esta entrevista cuyas preguntas están matizadas por el enfoque contemporáneo de su autor, y las respuestas tienen afincadas sus raíces en el pensamiento y las ideas expresadas por el General Antonio Maceo en diversos momentos de su vida ante los acontecimientos, los sucesos y los avatares de la vida o de la lucha en la época que le tocó vivir, pero en las cuales no pueden faltar los sueños y proyecciones hacia el futuro.

WILKIE: General Antonio, hay hombres que piensan más en sí mismos que en los intereses y destinos de su Patria. ¿Cuál es su pensamiento sobre este asunto que debe ser la raíz del patriotismo más acendrado?

GENERAL MACEO: “(…) lo que pienso forma parte de la doctrina moral de mi vida (…) Siempre estaré por la salvación de mi patria sobre el triunfo de mis individuales intereses (…) No trabajamos principalmente para nosotros ni para la presente generación, bien al contrario, muévenos sobre todo el triunfo del derecho de todas las generaciones que se sucedan en el escenario de nuestra Cuba, y no creemos nunca que por una hora de vanidad o de egoísmo se debe comprometer la felicidad de muchos siglos (…) Bueno es que sepa nuestro pueblo que no hay ambiciones entre nosotros (…) Las bastardas ambiciones nunca conducen al bien común de los pueblos, y son indignas de nuestra causa”.

WILKIE; General Antonio, ¿cuál cree Ud. que debe ser el ideal que debe guiar a los cubanos al frente de su revolución?

GENERAL MACEO: “(…) La idea de hacer de nuestro pueblo dueño de su destino, poniéndole en posesión de los medios propios de cumplir su misión como sujeto superior de la Historia, según hemos dicho ya, para cuyo fin necesita ser unido y compacto. El porvenir de Cuba le pertenece a un pueblo entero (…) Mi ideal es el bien, asociado al porvenir de nuestra patria.”

WILKIE: General, ante las dificultades y el acoso enemigo, tal como ocurrió en su tiempo y ha ocurrido en todos los tiempos, algunos parecen cansarse, les falta el espíritu rebelde de Sísifo, y hasta abandonan y traicionan sus principios en aras de un interés personal o de una vida más cómoda. ¿Cuál es su forma de pensar sobre este asunto?

GENERAL MACEO: “Me dirán algunos desatinados: ¿Por qué peleaste diez años, y por qué deseas la libertad de la Patria, si no pretendes lucro personal? Y a eso contestaré yo: Quiero tener la gloria de haber contribuido al bien e independencia de Cuba, y llevar, con orgullo, el título de buen ciudadano, que da brillo y grandeza cuando se obtiene sin mancha. (…) Estoy y estaré con la revolución por principio, por deber. (…) Nada más grande ni más honroso para un mortal que inmortalizar su nombre con la bendición de todo un pueblo. (…) Todo es preferible a llevar consigo el pesado, el vergonzoso baldón de no haber luchado sin tregua ni descanso por nuestras libertades. ¿Para qué queremos la vida sin el honor de saber morir por la patria? En cuanto a mí, amo a todas las cosas y a todos los hombres, porque miro más a la esencia que al accidente de la vida, y por eso tengo sobre el interés de raza, cualquiera que ella sea, el interés de la Humanidad, que es en resumen el bien que deseo para mi patria querida. Yo tengo la grandeza de una causa conmigo, y ésta es la del país, (…), sin que a ello me haya impulsado más móvil que el anhelo de conseguir la independencia de mi Patria, para obtener con ella la regeneración de un pueblo abyecto por la servidumbre de cuatrocientos años. Ud. sabe cuáles han sido mis esfuerzos por llegar a este fin, sin sentirme hoy con el remordimiento de mezquinas y bastardas aspiraciones. He deseado lo que puedo ser: un obrero de la libertad.”

WILKIE: General Antonio, los enemigos de adentro y de afuera trabajan por desunirnos, y aún en las filas de los propios revolucionarios, como Ud. tuvo ocasión de experimentar con amargura, a veces no está claro el papel e importancia vital de la unidad. Ud. que conoció muy bien al Genera Gómez, no pudo conocer su frase de que “la división en política, es la muerte”. ¿Cuál es su opinión y concepto de la unidad como parte de la estrategia de la lucha en Cuba, y válida para cualquier otro país?

GENERAL MACEO: “La revolución de hoy debe obedecer a un plan uniforme de acción, compacto en la forma y en los hechos, de realización simultánea y con los preparativos que requiere un movimiento que comprende la cooperación de todos. La unión (…) se impone por fuerza a nuestro patriotismo, pues sin ella serán estériles todos nuestros sacrificios y se ahogarán siempre en sangre nuestras más arriesgadas empresas”.

WILKIE: General Antonio, algunos en la historia de Cuba, en su época y luego en épocas posteriores, han incitado a la insubordinación y a la división, ya por equivocación o por espurios intereses personales, alegando razones políticas, raciales, etcétera. ¿Cuál es su convicción al respecto?

GENERAL MACEO: “En ninguna época de mi vida he servido banderas políticas de conveniencias personales, sólo me ha guiado el amor puro y sincero que profesé, en todo tiempo, a la soberanía nacional de nuestro pueblo infeliz. Cualquiera que sea el personal que dirija la obra común hacia nuestros fines, tiene, para mí, la grandeza y la sublimidad del sacrificio honrado que se imponga. (…) Siempre, como hasta ahora, estaré al lado de los intereses sagrados del pueblo todo e indivisible sobre los mezquinos de partido y nunca se manchará mi espada en guerras intestinas que harían traición a la unidad interior de mi Patria como jamás se han manchado mis ideas en cuestiones pequeñas. (…) Por patriotismo he dominado siempre lo que ambicione mi espíritu, cuando la necesidad pública ha requerido otra actitud de mi parte, no me he dejado llevar del deseo, no hay conveniencia personal para mí ante el interés general, que es el bien de la Patria.(…) La conformidad de la “obra” con “el pensamiento”: He ahí la base de mi conducta, la norma de mi pensamiento, el cumplimiento de mi pensamiento, el cumplimiento de mi deber. Jamás vacilaré porque mis actos son el resultado, el hecho vivo de mi pensamiento, y yo tengo el valor de lo que pienso, si lo que pienso forma parte de la doctrina moral de mi vida. (…) La verdad para ser estimada no escoge los labios que debe pronunciarla. Para los hombres que se estimen, cada una idea que emiten es una repetición de su palabra honrada, sin olvidar que no se permiten emitir ninguna que no haya sido pesada previamente. Por eso la inconstancia de las ideas denuncia el espíritu sin convicción y sin palabra por tanto.”

WILKIE: General, seguramente Ud. conoció de los intentos de las autoridades españolas, reiterados en varias ocasiones, del asesinato de Carlos Manuel de Céspedes, Presidente de la República de Cuba en Armas, quien lideró la primera insurrección liberadora el 10 de Octubre de 1868, y más tarde devenido Padre de la Patria; Ud., también, experimentó el intento de su asesinato en Haití, en 1879, por órdenes del General Ramón Blanco, Capitán General y Gobernador entonces de Cuba; debió conocer el intento de envenenamiento de José Martí en los Estados Unidos; y no pudo conocer hechos posteriores de esta naturaleza en nuestra historia, como fue el asesinato de Julio Antonio Mella, en México, ordenado por el dictador Gerardo Machado, y menos pudo conocer ni imaginar tanta sevicia, como han sido los más de seiscientos planes e intentos de asesinatos contra Fidel Castro, nuestro Comandante en Jefe de estos tiempos, que fueron organizados, dirigidos, financiados, promovidos, protegidos por gobiernos sucesivos de los Estados Unidos. Estos últimos fueron incluso discutidos y admitidos en sesiones al respecto del Congreso de los Estados Unidos. ¿Qué opinión le merece este proceder criminal y deshonroso?

GENERAL MACEO: Sobre “la mezquina idea del exterminio del individuo, como si con su muerte se arrancara la idea infiltrada en el corazón y en la conciencia de una sociedad; antes tendría lugar el hecho de que exterminando a los cubanos, la idea de la independencia haría insurrectos a los peninsulares. (…) Los pueblos no se conservan en paz por el asesinato de sus hijos de espíritu libre, sino en todo caso con ejemplos de moralidad.”

WILKIE: General, esta vez quisiera que me refiriera su actitud cuando llegó a conocer un proyecto de patriotas cubanos de intentar el asesinato del General español Arsenio Martínez Campos, en 1878, y las apreciaciones que hiciera al entonces Coronel cubano Flor Crombet, en carta que ocupó el ejército español y llegó a manos de aquel General.

GENERAL MACEO; “(…) El hombre que expone el pecho a las balas y que puede en el campo de batalla matar a su contrario, no apela a la traición y a la infamia asesinándole, y aquellos que quisieran proceder mal con ese señor, tendrían que pisotear mi cadáver: no quiero libertad si unida a ella va la deshonra.”

WILKIE: General, los patriotas de todas las épocas han abrigado sus sueños y aspiraciones de una patria ideal o posible, según las circunstancias; en su época Martí concebía fundar una república en que “la ley primera fuera el culto a la dignidad plena del hombre”, y que ésta se creara “con todos y para el bien de todos”. ¿Cómo Ud. concibe el fundamento de nuestra República?

GENERAL MACEO: “Pienso que no hay más salvación que la independencia absoluta de Cuba, no como fin último, sino como condición indispensable para otros fines ulteriores más conformes con el ideal de la vida moderna, que son la obra que nos toca tener siempre a la vista sin atemorizarnos de ella; antes de tomar mayor empeño para resolverla con la lealtad del ciudadano que se debe a la patria, y con la honradez y pureza de motivos del hombre que ante todo se debe a la humanidad. Fundemos la República sobre la base inconmovible de la igualdad ante la ley. Yo deseo vivamente que ningún derecho o deber, título, empleo o grado alguno exista en la República de Cuba como propiedad exclusiva de un hombre, creada especialmente para él e inaccesible por consiguiente a la totalidad de los cubanos. Una república organizada bajo sólidas bases de moralidad y justicia, es el único gobierno que garantizando todos los derechos del ciudadano, es a la vez su mejor salvaguarda con relación a sus justas y legítimas aspiraciones; porque el espíritu que lo alimenta y amamanta es todo de libertad, igualdad y fraternidad (…), que acaso utópica aún, a pesar de los siglos de expresada, llegará a ser mañana, a no dudarlo, una hermosa realidad.”

WILKIE: General Antonio, en su tiempo, desde la primera guerra de independencia de 1868, Ud. conoció la política adoptada por los Estados Unidos con respecto a Cuba, y que su primer Presidente de Cuba en armas, Carlos Manuel de Céspedes, pudo calibrar muy bien, con argumentos precisos y definitivos para la historia de Cuba. Desde entonces se hablaba de la posible intervención de los Estados Unidos en nuestras guerras, y Ud. no tuvo tiempo, la vida no le alcanzó, a ver la nefasta intervención norteamericana posterior en los asuntos de Cuba. Pero bien, ubicándonos exclusivamente en su tiempo, como Ud. percibe la posible intervención de los Estados Unidos en la guerra que libran los cubanos desde 1895?

GENERAL MACEO: “(…) Ya que leo en los periódicos que se discute si los Estados Unidos deben o no intervenir en esta guerra (…), me atrevo a significarle que, a mi modo de ver, no necesitamos de tal intervención para triunfar en un plazo mayor o menor. (…) No quisiera que nuestros vecinos tuvieran que derramar su sangre por nuestra libertad, nos bastamos solos si dentro del derecho de gentes podemos conseguir todos los elementos que necesitamos para arrojar de Cuba al derruido poder de España en América. (…) No me parece cosa de tanta importancia el reconocimiento oficial de nuestra beligerancia (…), ni tan provechosa al porvenir de Cuba la intervención norteamericana como suponen (…). Creo más bien que, en el esfuerzo de los cubanos que trabajan por la patria independencia, se encierra el secreto de nuestro definitivo triunfo, que sólo traería aparejada la felicidad del País si se alcanza sin aquella intervención. (…) Los americanos y los españoles podrán concertar los pactos que quieran, pero Cuba será libre dentro de breve tiempo y puede reírse de negociaciones que no favorezcan su emancipación. (…) De España jamás esperé nada; siempre nos ha despreciado, y sería indigno que se pensase en otra cosa. La libertad se conquista con el filo del machete, no se pide: mendigar derechos es propio de cobardes incapaces de ejercitarlos. Tampoco espero nada de los americanos; todo debemos fiarlo a nuestros esfuerzos; mejor es subir o caer sin ayuda que contraer deuda de gratitud con un vecino tan poderoso.”

WILKIE: General, Ud. se hubiera asombrado e indignado cuánto costó y ha costado esa intervención oportunista y traicionera de los Estados Unidos en los asuntos de Cuba, que se prolonga incluso, en intentos y en la existencia de una Base Naval, hasta nuestros días. Por eso le pido que precise cómo Ud. lo valoró en su momento y en fin, ¿cómo Ud. vio las intenciones de los Estados Unidos de dominio sobre Cuba y la posible o segura limitación de su plena independencia?

GENERAL MACEO: “(…) Yo soy simplemente un ciudadano que viste el traje de guerrero porque la guerra, en el último cuarto del siglo XIX en que aún no se vive según razón y derecho, necesita prestar su fuerza al Derecho y la Razón en los pueblos que como Cuba continúan bajo el régimen del inmoral y odioso derecho de conquista. (…) La Filosofía de la Historia, basada en la razón humana, autoriza la fuerza cuando el Derecho es pisoteado: y yo conforme con la Filosofía de la Historia y con la Razón, estaré siempre al lado del derecho que tiene Cuba a hacer una vida “propia y libre” sobre la imposibilidad de su unión con y bajo España. Cuba tiene muchos hijos que han renunciado a la familia y al bienestar, por conservar el honor y la Patria. Con ella pereceremos antes que ser dominados nuevamente, queremos independencia y libertad. (…) Quien intente apropiarse a Cuba, recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, si no perece en la lucha. (…) La Patria soberana y libre es mi único deseo, no tengo otra aspiración.”

WILKIE: General Maceo, Ud. que libró tantos combates durante los largos años de las guerras por dar la libertad e independencia a los cubanos, Ud. que sufrió el destierro en tierras extrañas, que tantas heridas físicas, 26 en su cuerpo, y que tuvo que soportar otras tantas espirituales, Ud. que ha visto tantos escollos puestos en el camino que ha transitado nuestro pueblo, como nosotros hemos tenido que sufrir dificultades y agresiones infinitas, ¿cuál sería su mensaje de carácter político y tal vez filosófico, que quisiera hacer llegar a todas las generaciones presentes y futuras de nuestra entrañable Cuba?

GENERAL MACEO: “La patria ante todo (…) continuar es deber; retroceder, vergüenza oprobiosa. ¡Adelante, pues; para el terruño, la gloria de sacrificarlo todo! Perseveremos y venceremos”.

WILKIE: General, conocemos que todos nuestros grandes patricios fueron latinoamericanistas y lucharon integrados con hijos de la gran patria americana y de otros muchos países del mundo, ¿podría confesarnos sus sueños una vez lograda la independencia de Cuba?

GENERAL ANTONIO: “Cuando Cuba sea independiente, solicitaré del Gobierno que se constituya, permiso para hacer la libertad de Puerto Rico, pues no me gustaría entregar la espada dejando esclava esa porción de América, pero si no coronare mis fines, entregaré el sable pidiendo a mis compañeros que hagan lo mismo.”

WILKIE: Lamento confesarle que lo que fue su noble sueño de libertar a Puerto Rico, está por alcanzar todavía, a consecuencia precisamente de aquel temor e intuición suya con respecto a la intervención de los Estados Unidos en nuestras guerras de independencia. Pero reconforta y alienta saber que su sable prometido, aunque simbólicamente ha tomado formas de ideas y acciones, y sus intenciones libertarias están presentes en todos sus compatriotas cubanos, esos compañeros a los cuales convocaba a que hicieran lo mismo hasta alcanzar la definitiva independencia de la hermana Puerto Rico. En ese camino continuamos y como Ud. llegó a decirnos: Perseveraremos y venceremos.

General: Sé que Ud. estuvo siempre consciente de que la mayor parte de las veces la vida no nos alcanza para ver convertidos en realidad todos nuestros sueños. Ud., por ser uno de los imprescindibles de nuestro pueblo, ha tenido la gloria de que sea una referencia permanente de honor de la Patria. Y que a pesar de su caída en San Pedro, La Habana, aquel trágico 7 de diciembre de 1896, junto con Panchito, el hijo del Generalísimo Máximo Gómez, sus restos fueron rescatados del enemigo y sepultados en secreto, y, por lo tanto, guardados como el mayor tesoro, hasta que fue posible enterrarlos con las honras merecidas en la Cuba libre del yugo español. Así que descanse en paz, aunque en su caso sería mejor decir que descanse en combate, y sienta la satisfacción y el orgullo de que en otra guerra de liberación de Cuba, iniciada en 1956, participó un argentino-cubano llamado Ernesto Che Guevara, quien coincidentemente nació un 14 de junio. También sepa que como un acto sublime de continuar su ejemplo y sus pasos libertarios, las tropas del Ejército Rebelde dirigidas por Ernesto Guevara y Camilo Cienfuegos, que tenían la misión encomendada por su Comandante en Jefe, Fidel Castro, de llevar la guerra hasta el occidente, rememorando su histórica invasión, salieron a cumplirla desde los Mangos de Baraguá, a sea, desde allí mismo donde Ud. protagonizó su rebelde e indómita Protesta de Baraguá. Gracias, General, por vivir y estar junto a nuestro pueblo todavía, como un soldado más, y con el ímpetu de aquel himno que un día se compusiera en su honor y con su nombre, y que Ud. renombrara como Himno Invasor, que aún nos convoca, con sus notas de marcha invencible, con la misma fuerza y patriotismo con que lo hiciera en su tiempo, y con la misma determinación con que Ud. convocara al combate a las tropas cubanas.

wilkie.delgado@sierra.scu.sld.cu


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Wilkie Delgado Correa


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